17.

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Joaquín.

Abrí mis ojos poco a poco, intentando acoplarlos a la luz de la habitación, éstos se abrieron completo  encontrándome con un Emilio preocupado.

- ¿Te sientes mejor? - habló mientras miraba mi rostro y yo sólo evite su mirada.

- S-Si Emi, estoy... Bien. - trague fuerte, tenía miedo de que me preguntara algo más.

- Mientras estabas así balbuceaste algunas cosas, no entendí bien, pero mencionaste el nombre de mi papá, ¿Que tiene que ver mi él en ello? - me miró atento y tomó mi hombro, me quedé en silencio.

- Si no quieres, no me cuentes, no hay problema. - bajo su mirada.

- N-no es eso, Emi, es algo complicado de explicar, y... Y no me gustaría que ésto cambiara tu opinión sobre mí. - volví mi vista hasta él, tomé su mano. - Todo a su tiempo ¿Si? Yo buscaré la forma adecuada de decírtelo. - tomé su barbilla he hice que me mirara. - confía en mí.

Me regaló una sonrisa y se puso de pie.
- Necesitas comer algo, ahora vuelvo. - dió la media vuelta y bajo las escaleras hasta la planta baja, unos segundos después entró Reni.

- ¿Todo en orden hermanito? - dijo mostrando curiosidad. - debes cuidar lo que dices, Emilio ya sospecha algo-hablo Ren con tono preocupado.
-Lo pude notar Reni, pero ya veré cómo explicarle, no quiero que se entere que el alma de su hermano anda por aquí merodeando.- finalicé para ponerme de pie y así caminar hasta la planta baja, mis amigos voltearon a verme, sonreí y me diriji a  la cocina, Emi me entregó un trozo de pizza y me senté en el comedor.

La noche avanzaba, estábamos viendo una película el sueño me invadía y todos decidimos dormir en la sala, así apagamos la TV y poco a poco caímos en los brazos de Morfeo.

3:30 AM

Mi respiración incremento, me desperté y bebí un poco de agua, caí rendido de nuevo.

4:35 AM

Una vez más, la sensación de respiración cerca de mi oído estaba presente, sentía que alguien se encontraba recostado a mi lado, abrí los ojos de golpe, no había nadie pero yo juraba que algo estaba ahí, algo andaba mal.

5:30 AM

La presión en el pecho, no podía respirar, me sentía mareado, estaba inmóvil, mis intentos por levantarme y abrir los ojos eran nulos, comence a jadear, mis quejidos a consecuencia de la falta de aire subían su tono, una mano tomó mi cuello impidiendo aún más el paso del aire.

«-¡Suéltame, maldita sea!-
- no cumpliste con lo que pedí.- gritó en mi oído un Eduardo molesto.
- Ma-Mañana lo entrego, lo prometo.- las lágrimas amenazaban con salir.
- No prometas cosas si no las puedes cumplir, Joaquín, lo pasaré ésta vez, sólo ésta vez. »

- Joaco, Joaco tranquilo, estás bien, todo está bien. - Diego tomo mis manos, logrando sacarme de aquellos pensamientos, me sentía mal, tomo mis mejillas y solté las lágrimas retenidas.

- Yo sólo quiero ayudarlo Diego - dije entre sollozos, me abrazó fuerte y sin darme cuenta me quedé dormido entre sus brazos.

(...)

A la mañana siguiente desperté, miré el reloj y eran las 10:30 AM, los demás estaban dormidos, quise levantarme, pero me percate de que unos brazos sostenían mi cintura, era Diego, había dormido conmigo, me había protegido la noche anterior.
No me moví, no quise molestarlo, pero notó que yo ya estaba despierto y abrió sus ojos lentamente.

- Buenos días, Joaco. - soltó un bostezo y volvió a acostarse.

- Buenos días Diego. - sonreí e inmediatamente me levanté, tenía que buscar a Romina antes de que Emilio se levantara y comenzara a llenarme de preguntas.

Subí a mí habitación y busqué el libro que días antes había encontrado en la biblioteca escolar, no lo abrí, simplemente lo tomé y lo traje a casa.

Estaba por salir, una silueta se dibujó cerca del marco de la puerta, camino hasta quedar frente a mí, Eduardo me miraba, su mirada es gris, fría, intimidante, no dije nada, solo mostré el libro e intenté cruzar la puerta, la cual se cerró de golpe frente a mí.

« -Bien, Joaco, entregaras el primer objeto, pero tengo que decir que estarás cerca de uno de los tres faltantes, búscalo bien, lo dejaré cerca.
Y, algo más, ten más cuidado con lo que dices, te dije hace unos días que Emilio no puede enterarse de ésto, no aún ¿Entiendes? - Finalizó, asentí con la cabeza, él me fulminó con la mirada y sonrió para luego partir. »

Sigilosamente baje las escaleras, tomé las llaves y con mucho cuidado abrí la puerta, estaba por salir cuando de pronto en un descuido tire la lámpara que está junto a la misma, Maldición lo que faltaba. Salí rápidamente y cerré la puerta detrás de mí, a mí suerte, Romina estaba saliendo, al parecer tendría una función de teatro hoy por la tarde.

- Hola Romi - saludé amablemente mientras cruzaba la calle.
- Hola Joaco ¿Y Mailo? - devolvió la sonrisa.
- Está en casa, dormido, yo solo venía a entregarte ésto, en un costado está escrito un "Osorio Marcos" por eso supuse que sería tuyo. - estaba nervioso, no iba a negarlo, pero la sonrisa que se dibujó en el rostro de Romina me indicó que todo estaba bien, ella tomó el libro entre sus manos y lo presionó en su pecho, sus ojos se cristalizaron y me miró susurrando un "gracias" para después subir a su auto y seguir su camino.

Emilio.

La madrugada se hizo presente, juraba que eran las 5 AM, desperté gracias a algunos quejidos, algo dentro de mi me decía que Joaquín no estaba bien, necesitaba de mi.
Me desperté, no me levanté, abrí los ojos, entre la obscuridad sólo logré descifrar que uno de ellos era Joaquín y juraría que el chico que tiene entre sus brazos a Joaquín es Diego y algo en mi no pudo evitar sentir una furia inmensa, no quería asustarlos así que no dije nada, pero yo tendría que contener las ganas de levantarme y arrebatar a Joaquín de aquellos brazos que no eran los míos, sólo para recordarle que yo estaría para apoyarle, pero mi silencio solo ocasionó una ola de celos inmensa y que ambos se quedarán dormidos, uno abrazado del otro, no quise ver así que me dormí, intentando olvidar aquellas escenas, no quería sentir celos, no ahora.

Joaquín se veía mal, se ve afectado y quiero saber qué sucede.

(...)

La mañana llego y escuché algunos pasos detrás mío, ví a Joaquín subir las escaleras, me levanté tras él y con cuidado subí hasta donde él estaba, me coloqué cerca de la puerta y pude verle con un rostro de miedo, yo no veía nada fuera de lo normal, así que decidí quedarme.
Escuché que hablaba con alguien más, no sabía quién era.
De pronto, la puerta se cerró, no pude evitar brincar del susto y bajé las escaleras rápidamente, volví a recostarme, analizando lo que había sucedido, me quedé pensando
¿Qué demonios acaba de pasar?

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Ahora sí, les prometo actualizar seguido.

Niño Bien  | En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora