El profesor de historia de Mikasa, Levi Ackermann se levantó con algo de esfuerzo y mientras le tendía la mano a la joven, la cual estaba tendida a sus pies, comenzó a murmurar para sí mismo al mismo tiempo que miraba hacia donde el carro se había fugado.
-Maldito imbécil ¿Cómo se le ocurre escapar así de repente? ¿Y si yo no hubiera estado aquí para detenerlo? ¿Hubiera escapado después de atropellar a una mujer?
Mikasa se levantó con dolor; todo su cuerpo le dolía. Desde su hombro hasta más abajo de la espalda. Cuando se hubo levantado, la chica empezó a recordar los hechos tal como ocurrieron y pensó que lo mejor sería agradecerle por el heroíco acto ya que la situación lo ameritaba.
-Maldito cobarde, tiene bolas para frenar y dar la vuelta así de repente pero no para dar la cara de mierda.
-Este...
-¡¿Qué?!
La joven se molestó. ¿De verdad tenía que hacerle sentir ese odio que tanto le profesaba con el simple hecho de verlo? Mucho disgusto tenía por tener que darle las gracias y no era como si él le estuviera poniendo las cosas fáciles.
-Yo... Quería...
-¿Te preguntas por qué te salvé? Sencillo: Pensaba en cruzar cuando vi a ese auto a punto de impactar contra ti, todo sucedió jodidamente rápido que ni tiempo tuve para notar quién era el que tenía tan mala suerte hasta que vi tu cara pegada con el suelo de mierda. No empieces a sentirte especial que yo no me quedaría con los brazos cruzados viendo cómo, por culpa de inútil, las tripas de alguien estallan.
Vaya... ¿Hasta en esta situación no deja de ser tan gilipollas?
Mikasa suspiró.
-No, no me preguntaba eso. Yo sólo... Quería darle las gracias. Gracias por no querer ver mis tripas estallar.
-Ni que lo digas, sería repulsivo.
Unos murmullos empezaron a escucharse desde la entrada de la escuela y tanto Levi como Mikasa voltearon la mirada para encontrarse con una bola de estudiantes ahí reunidos que lucían más sorprendidos que ellos.
-Oi ¡Ustedes! ¿Qué no tienen algo mejor que hacer? ¡Muevan ese trasero o yo tendré que moverlo a patadas por ustedes!
Todos los presentes quedaron aterrados y tras afirmar en respuesta de su orden, empezaron a dispersarse pero entre todo el movimiento salió al encuentro el director del colegio, el Dr. Dot Pixis y a su lado se encontraba nada más y nada menos que Erwin Smith.
-¡Profesor Erwin! - Mikasa estaba más que sorprendida. Su profesor favorito se encontraba ahí lo cual le extrañó un poco, a decir verdad.
-¿Mikasa? -Las cejas de aquel hombre rubio se alzaron intrigantes y después el Dr. Pixis tomó la palabra.
-Nos encontrábamos en el patio tomando un pequeño paseo cuando escuchamos el alboroto. De no ser porque los estudiantes vinieron corriendo a nuestro encuentro para contarnos lo sucedido, no estaríamos ni enterados.
¿Todo bien?-Sí, Dr. El problema se dió porque un idiota frenó de golpe y la señorita Ackermann se encontraba a unos pasos cerca pero afortunadamente estuve lo bastante cerca como para empujarla.
-Me alegra oír eso, no podría esperar más de usted, profesor. Agradezco bastante su hazaña de haberse preocupado por el estado y salud de una de nuestras alumnas.
-No es nada, director. Hice lo que cualquiera debió haber hecho.
-Y dime, jovencita ¿Te encuentras bien?
-Sí... No pasó nada.
Levi había notado cómo la joven tomaba su hombro con quejidos desde hacía rato.
-Tsk, no mientas. Es obvio que después del impacto contra el suelo y luego de haber soportado mi peso, te lastimaste.
-¿Y cómo sabe eso?
Mikasa trató de no sonar tan molesta y más enfrente del director y el Dr. Smith pero claramente no le fue muy fácil.
-¿Qué cómo lo sé? ¡No dejas de tocar ese hombro!
Ejem... Digo...Levi aclaró su garganta dándose cuenta de su error pero es que la joven tenía la habilidad de sacarlo de formalidades. Afortunadamente, Erwin encubrió la situación al hablar:
-Mikasa ¿Segura que estás bien? Un golpe contra el suelo no es cualquier cosa, eso sin tomar en cuenta la impresión que debes seguir teniendo.
Erwin tenía ese algo que hacía sentir segura a Mikasa. Incluso, ella llegó a sentirlo como un segundo padre, algo que ni el Dr. Jaeger, el hombre que la había adoptado, le había hecho sentir.
-Bueno... Me siento un poco mareada.
-Lo mejor sería que fueras tú y el profesor Levi a la enfermería. Más vale prevenir cualquier lesión. -Intervino el Dr. Dot.
-Agradezco su preocupación director, pero yo me encuentro bien. -Respondió Levi ante tal observación.
-Usted también se notaba lastimado.
- Le hizo ver una Mikasa algo pícara.Tsk, cállate.
-Bueno, como lo prefieran. Pero deberían apurarse en ir antes de que otra cosa pueda suceder. A veces uno se desvanece después de tales impactos. Los acompañaría pero hay algunos asuntos que debo sostener con el Dr. Erwin.
-De hecho, yo también requiero hablar, con ustedes dos, si no les importa que me sume a la conversación.- Dijo un Levi algo serio.
-Sí, a mí también me gustaría hablar con el profesor Levi, si no le molesta, Dr. Pixis.- Respondió Erwin.
-Vale, vale. Jajaja, entonces ¿Qué les parece un buen vaso de whisky en mi despacho? No estaría mal ¿Eh? Oh, pero eso me hace pensar ¿Quién podría acompañar a la joven Ackermann a la enfermería?
-No se preocupe señor. Estoy en condiciones para ir sola.
-Me parece que no lo está Ackermann. -Se dirigió un Levi molesto.- De hecho pensaba en nuestra charla luego de haber llevado a la señorita Ackermann a la enfermería.
-Es muy amable de su parte Levi y pues bueno, creo que nos iremos adelantando. Lo esperamos en unos minutos.- Después se dirigió a Mikasa.- Estamos a sus órdenes, señorita.
-Gracias, señor.
Y con esas palabras el Dr. Pixis se dio vuelta y comenzó a avanzar. Erwin, por su parte, se acercó a Mikasa y le dijo:
-¿Estarás bien?-Sí, señor.
-Bien, entonces me retiro.
Erwin, en un lapso muy corto de tiempo le dirigió una discreta mirada, profunda e intrigante a Levi, como si estuvieran hablando únicamente con los ojos y con miedo a hacerlo con voz alta.
Levi le respondió de igual manera y tras esto avanzaron, cada quién por su parte.A pesar de la discreción que trataron de entablar, Mikasa pudo notar ese sentimiento de intriga entre los dos.
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Café Paysans (Rivamika fanfic)
RandomEl otoño parecía llegar trayendo sus vientos más cálidos, sin embargo, llegó con un odio inesperado que parece ir creciendo dentro de la chica con el pelo más negro que el ébano o... eso parece. "¿Se pueden amar dos cosas tan intensamente al mismo t...