Odio

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El timbre sonó y el profesor dio órdenes de retirarse.

-A excepción de usted.

Mikasa esperó a que todos se hubieran ido y después Levi le dio de mala gana los materiales de limpieza.

-A mover ese trasero.

La joven creyó que se retiraría pero para su mala suerte el tipo se sentó nuevamente en el escritorio y empezó a escribir y ojear una serie de papeles. A decir verdad, su presencia le incomodaba bastante ¿Cómo podía Eren admirarlo tanto? No se igualaba en nada al Dr. Erwin.

Mikasa se preguntaba todo eso mientras lo veía de una forma despectiva. Levi miró por el rabillo del ojo a la joven al notar que dejaba de moverse. Entonces se dirigió hacia ella muy molesto.

-¡Ey! ¿Ordené que dejaras de mover el trasero? Deja de verme de esa forma a menos que quieras otro castigo.

Con que ha dejado de llamarme de usted... Debe estar bastante molesto. Mikasa continuó con sus lavores.

Fueron los minutos más largos de su vida. Cuando hubo terminado dejó la escoba y los demás objetos para dirigirse a su superior.

-Terminé ¿Puedo retirarme?

Levi, sin contestar ni dirigirle alguna mirada fue al encuentro del piso. Se agachó y barrió el suelo con un dedo.

Ay... No puede ser. Pensó Mikasa.

Levi, observó con una mirada sombría y tras quitarse el resto de polvo de su dedo con el pulgar, exclamó:

-Así de sucio debe estar tu trasero como para dejar mugre en el suelo...

-Oiga, hice todo lo que pude. Está claro que por mucho barrer y agua que le ponga jamás quedará totalmente limpio.

-Explícame entonces porqué mi casa no tiene ni un gramo de polvo.

Levi se acercó a ella y con su voz ronca y profunda le dijo:

-Vuelve a limpiar o te jamás volverás a pisar este salón de clases ni ningún piso de este colegio.

No es como si a Mikasa le preocupara tanto tirar la escoba y largarse de una vez por todas a la siguiente clase que lo más seguro es que acabara de comenzar y adeudar esa jodida materia pero sabía que el instituto Rose era muy severo en cuanto a reglas por parte de los profesores y que si ellos así lo decidían, podían expulsarte. No quería ser expulsada de esa prestigiosa escuela así que hizo lo que el profesor le ordenó y trató de hacerlo lo mejor que pudo...

El profesor Levi seguía leyendo y escribiendo. Cuando hubo terminado sus apuntes, abrío el folder que contenía la lista de todos sus alumnos por materia: Historia universal III, historia de Erdia VI, historia de la literatura inglesa I... Lanzó una ojeada a la lista de alumnos ordenada por apellidos y con el primero que se topó fue con Ackermann.

¿Ackermann? 

Le sorprendió mucho toparse con ese apellido ya que sólo tenía conocimientos de que su familia era la única que poseía el susodicho en la ciudad a menos que... Hubieran más con él o... Descartó una idea que le llegó a la cabeza y mejor se centró en el nombre que poseía el apellido.

Mmm... ¿Ackermann Mi-kasa? Curioso... Alemán-asiático. 

El hombre le dirigió una mirada severa a la joven al notar desde al inicio de la clase que la chica poseía unos rasgos asiáticos que resaltaban con su cabello negro y liso como la noche...

-Usted, nombre y apellido.

-¿Umm?... Mikasa Ackermann.

Levi quedó pensativo por unos momentos cuando la joven interrumpió.

-He acabado.

-Puedes irte.

-¿No va a revisar?

-En un momento y si veo que no limpiaste bien juro que iré a tu salón de clases y te sacaré por las orejas.

Mikasa le lanzó una última mirada asesina y a regañadientes se fue pero trató de no pisar completamente el suelo y se fue a puntillas, algo que notó Levi perfectamente.

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Mikasa tomó sus clases sin que ese odio sorpresivo se dispersara y aún más porque sus compañeros de clase no dejaban de observarla o murmurar cosas sobre ella.

Tuvo suerte de que a la segunda clase el profesor había faltado pero por otro lado se usó el descanso en esa hora así que en el descanso se repuso la clase y la chica no pudo comer nada. Tenía hambre.

Al finalizar las clases fue a su casillero y tomó la baguette y el libro. Después se fue a una banca a comer y leer. Petra tuvo el cariño de envolver su baguette en un mantelito anaranjado y decorado con corazones rosas, mantelito que ñpertenecía a una colección de manteles que amaba Kuchel y que sólo usaba para eventos especiales. Ella sabía que a Mikasa le gustaba así que le prestaba muchos de ellos. Le recordó mucho a ella. La joven hubiera deseado que estuviera ahí para consolarla con su bella voz y sus interesantes historias.

De repente, sus pensamientos se vieron interrumpidos nuevamente por ese odio tan intenso que sólo emanaba al ver a aquel hombrecito. El profesor Levi caminaba hacia la salida, cruzándose a la vista de Mikasa. Pudo notar aquella intensa mirada y volteó a verla. Planeaba decirle que dejara de mirarlo así o de verdad la llevaría con el directivo pero se vio interrumpido al notar algo familiar que resaltaba entre sus manos: Un mantelito anaranjada con corazones rosados que envolvía un... ¿Baguette? y después un libro, el mismo libro que estaba leyendo desde hacía tiempo.

-Tsk

Mikasa creyó por un instante que le reclamaría pero, en cambio, su profesor se dirigió a la salida y se fue.

Vaya sujeto ¿Qué se cree?


Café Paysans (Rivamika fanfic)Where stories live. Discover now