Un mal comienzo

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La joven azabache se encontraba caminando apaciblemente hacia su refugio más querido, un lugar cálido y confortable que le entregaba a ella las mañanas más tranquilas y agradables para comenzar el día.

Afortunadamente, la estación del año en la que se encontraba era su favorita porque entre muchas cosas, creía que contrastaba con la calidez del lugar.
La época: Otoño.

Su refugio como ella le llamaba no era conocido para nadie más que para ella; únicamente sus dos mejores amigos, Armin y Eren, eran los únicos en saber de sus escapadas por la mañana. 

Sabían de qué lugar se trataba o al menos se daban una idea pero no eran capaces de responder en qué lugar se hallaba o por lo menos qué nombre tenía si es que les hubieran cuestionado al respecto y no era como si quisieran averiguarlo porque desde que tenían recuerdos de cuando la joven empezó con aquella rutina, ella puso en claro que no planeaba decirlo. Era como su... Pequeño secreto, algo muy íntimo de ella.

Todo comenzó precisamente una tarde de otoño en la que se hallaba pérdida, camino a la preparatoria. Era el primer día de clases de su primer curso. 

Un comienzo con el pie izquierdo y un mal día le jugó la suerte porque se levantó con retraso, su teléfono se encontraba muerto y no tenía tiempo como para cargarlo y marcar a Eren y Armin que creyeron que se había adelantado. Vaya suerte.

Corría a toda velocidad que no se dio cuenta que no recordaba el camino a la escuela hasta que se topó con calles que en su vida había visto

Armin era el único que sabía el camino, a final de cuentas era el chico que había crecido en esa ciudad. Pero como Mikasa siempre había sido una chica muy enérgica y fuerte no la subestimaron al creer que pudo haberse aprendido el camino de memoria y probado suerte al adelantarse ya que no era una de esas chicas que esperaban que hicieran todo por ellas, no. Ella era diferente, siempre demostró una gran seguridad y una avidez excepcional, incluso ella era la que hacía por los demás, algo que a Eren le molestaba bastante. Odiaba ser llamado su "princeso" y Mikasa su "caballera".

Así que no era de esperar que cuando los chicos tomaban el metro se estuvieran imaginando a su amiga llegar a la escuela en ese preciso instante.
Sin embargo, lo que no tenían contemplado es que la joven se hallaba perdida entre calles nuevas a su vista, con mucha gente transitando y chocando contra ella constantemente o evadiéndola cuando ésta les preguntaba dónde quedaba el colegio Shina. 

Quizás eran los nervios que le hacían hablar rápido ya que las personas no entendían y la tomaban como loca o tal vez era que esa gente era muy grosera porque ninguno pudo o quiso ayudarle.

Estaba a punto de perder los estribos por la presión de saber cuánto  tiempo  le quedaba para llegar justo a tiempo hasta que una idea le llegó a la cabeza antes de que los nervios la vencieran... 

El metro.

Tenía que llegar al metro, costara lo que costara.
Sería estúpido que las personas de ahí no supieran cómo llegar al metro así que tras un largo suspiro para tranquilizar los nervios, se relajó e interrumpió el pasó a la primera persona que se cruzó por su lado. Más tranquila y serena pudo articular bien la pregunta.
El hombre de negocios que le contestó le dio esperanzas al hacerle notar que no quedaba lejos de donde se hallaban. Agradecida, tomó el rumbo hacia allá.

Ya en el metro empezó a recordar más o menos las calles que tenía que cruzar para llegar al colegio, ya al salir de él subterráneo.
Pero de nuevo la suerte volvió a tirar las cartas menos favorables porque bajó en la estación Shina como era de suponer si el colegio tenía el mismo nombre y no en la siguiente estación, de nombre Rose, que era la que más cerca quedaba de su destino y de la cual era la ruta que tomaron para ir el día de bienvenida. 

Café Paysans (Rivamika fanfic)Where stories live. Discover now