Do you wanna...?

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La primera semana había transcurrido normal, siempre con los acercamientos de las que se creían más populares, pero nada más grande que simples ofensas.

No hice ningún amigo, todos me parecían falsos, hipócritas e imbéciles, utilizaba mi tiempo libre en leer "Demian" y a realizar una que otra tarea escolar.

Por las tardes salía a recorrer el bosque, caminaba hasta que oscurecía por entre los árboles sin sentir miedo a perderme, pues lo conocía demasiado bien.

Mi hermana seguía sin salir de la habitación, así que dediqué algunos días a limpiar un poco mi casa, quité un poco de polvo de las ventanas, y me esmeré más en la cocina, recogí los platos, acomodé todo en su lugar, y reajusté las botellas de vino. Algo que no hice fue quitar las sábanas que cubrían los muebles, odiaba esos muebles como para tener que verlos todo el rato.

También me encerraba en el cuarto de música y ponía el tocadiscos, escuchar música clásica es de lo más relajante.

Pero todo es paz y tranquilidad hasta que vienen a molestar a tu puerta, ¿no?

En el momento en que comenzó la otra semana, las cosas cambiaron un poco.

Era martes por la mañana cuando la protagonista del grupo de delgadez caminaba de nuevo hacia mí, y en un movimiento brusco terminó empujándome contra una mesa del salón, en mi boca se formuló la palabra "estúpida" y al parecer ella la escuchó.

-¿Qué dijiste? -su rostro expresaba mucho asombro, como si le acabaran de decir algo que nunca esperó oír, y era eso, nunca esperó oír
esa palabra de mí, o simplemente de cualquiera que ella intentara molestar.

-¡ES-TÚ-PI-DA! -dije dividiéndolo en sílabas- y ahora también sorda -solté con un toque burlón en mi rostro.

-¡Estás loca! -y eufóricamente trató de acercarse a mi, todos los estudiantes guardaron silencio y cuando al fin pensó que descargaría esa furia, entró el profesor de Filosofía, interrumpiendo la que pudo haber sido la mejor pelea del salón.

En medio de la clase recibí un pedazo de papel escrito:

"MIRA IMBÉCIL, VIENES A LA AZOTEA CUANDO ESTA CLASE ACABE...VAMOS A CONTINUAR ESTO.
SI FALTAS ESTÁS MUERTA"

Sabía exactamente de quien era esa nota.

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Justamente cuando debería comenzar el segundo turno, venía bajando las escaleras y un gran alboroto hizo que me moviese hasta el patio de la escuela.

Todos los estudiantes estaban revueltos, pero lo que más me extrañó fue el hecho de que algunos estaban gritando. Los miré con cierta extrañeza por sus comportamientos y me acerqué aun más a la multitud para lograr averiguar el porqué de esas actitudes. Cuando pude entrar en el centro del círculo que habían formado, mis ojos se abrieron como platos y empecé a sudar frío. Mi cuerpo no reaccionaba y la de los otros chicos tampoco, instintivamente me llevé la mano a la boca para ahogar un grito.

La chica que me había citado en la azotea estaba ahí.

Estaba en el suelo.

Estaba empapada en un charco de sangre hermosamente roja.

Y estaba muerta.

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