Prólogo

851 31 5
                                    

El Imperio Otomano se ha estado posicionando como una de las grandes potencias del mundo en distintos aspectos y nadie podría estar mas orgulloso de eso que su gobernante, el sultán Daud, quien se había esforzado mucho por eso desde que sucedió a su padre, el sultán Kasim.

Y pronto llegaría una nueva alegria a la vida de Daud, pues Fatma, una de sus concubinas, estaba embarazada de un hijo suyo. El sultán le rezaba todos los días a Alá para que el bebé naciera sano y por sobretodo, que fuera varón.

Pasó el tiempo y había llegado ya el día del nacimiento del nuevo príncipe, el sultán se encontraba en sus aposentos caminando de un lado al otro con nerviosismo esperando a que le dieran noticias de Fatma y de su hijo.

De pronto alguien toca a la puerta de sus aposentos, así que Daud la abre y ve a una de las criadas que estaba ayudando en el parto.

-¿Cómo se encuentran?- preguntó Daud a la criada

-ambos están bien su majestad- respondió la criada -tanto la señorita Fatma como el niño-

-¿Es un varón?-

-así es, si quiere puede ir a verlos-

Entonces el sultán salió de sus aposentos y se dirigió a la habitación en donde se encontraba Fatma, quien estaba sentada en la cama con el niño en brazos.

-su majestad- dice Fatma -gracias a Alá tuve a un varón saludable-

El sultán Daud se acerco para cargar al pequeño príncipe en sus brazos.

-mi pequeño príncipe- dice el sultán dándole un beso en la frente a su hijo y luego le susurra -Alá es el mas grande, Alá es el mas grande, Alá es el mas grande. De pie para el reso, de pie para el reso, de pie para la salvación, de pie para la salvación. Tu nombre es Mohamed Umar, tu nombre es Mohamed Umar, tu nombre es Mohamed Umar- dicho esto, devuelve al niño a su madre

-mi pequeño Mohamed-

-¿Sabes por que le puse ese nombre?-

-no su majestad-

-porque tiene un gran significado y es "Alabado constructor". Alá mediante, en el futuro será lo que si nombre significa-

-amén su majestad, amén-

El tiempo pasaba y el príncipe creció. Se le había dado una muy buena educación en todos los ámbitos desde pequeño y sus mentores comenzaban a ver en Mohamed grandes habilidades que le habrían de servir cuando fuese el sultán del Imperio Otomano.

Durante ese tiempo, Daud había tenido mas descendencia, tanto con Fatma como con otras concubinas, pero eran todas mujeres y quería tener otro varón por si Mohamed muriese joven para que ocupara su puesto. Pero al final, se resigno a que Mohamed fuera su único varón.

 Pero al final, se resigno a que Mohamed fuera su único varón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasión Turca [PT#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora