CAPÍTULO XXIII

155 9 0
                                    

Murad Paşha no paraba de pensar en la concubina con la que se topó en los pasillos del palacio, tanto así que le empezó a escribirle una poesía, la cual empezaba así:

"Tu cabello es rojo como el fuego, tu mirada es verde como las esmeraldas y tu piel es blanca como la porcelana"

Esas características eran las que más le habían llamado la atención de esa muchacha y quizo saber más de ella, así que sobornó a un eunuco del Harén para que le diera información acerca de la rusa. Murad sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo al fijarse en una de las concubinas de su Sultán y amigo, pero quiso correr el riesgo de todos modos.

Ivanna terminó aceptando su destino como una de las tantas concubinas del Sultán Mohamed Umar "El Grande" y se propuso aprender todo lo que podía, incluyendo el idioma y tal fue su elocuencia que Feriha Kalfa decidió cambiarle el nombre a Gevherhan y esto a la muchacha le pareció bien.

-Gevherhan- dice un eunuco llamando la atención de la chica, mientras esta se encontraba en uno de los patios del palacio acompañada de otras concubinas y estas eran vigiladas por Feriha Kalfa en todo momento

-¿Qué es lo que quieres?- pregunta Gevherhan cuando ya está al lado del eunuco

-alguien te envió esto- le entrega una carta

-¿Quién?- recibe la carta

-de Murad Paşha-

-¿Quién es Murad Paşha?-

-¿No sabes quién es?-

-no-

-es uno de los visires del Sultán-

-¿Y cómo es el paşha físicamente?-

-es de cabello y barba oscuro y tiene ojos claros-

Gevherhan se quedó pensando un momento sobre la descripción del paşha, era la misma del hombre con el que se había topado cuando intentó escapar.

-¿Hay otro visir con esas características?- pregunta Gevherhan, quería asegurarse de que no lo estuviera confundiendo con alguien más

-no, solo él ¿Por qué lo preguntas?-

-por nada-

-muchachas, ya debemos volver al Harén- dice Feriha Kalfa

-será mejor que escondas esa carta- dice el eunuco

-está bien- dice Gevherhan mientras escondia la carta en su escote y se va con las demás concubinas de regreso al Harén

Cuando la noche llegó y todos se encontraban dormidos, Gevherhan sacó la carta de su escote, encendió una vela y comenzó a leer:

"Tu cabello es rojo como el fuego, tu mirada es verde como las esmeraldas y tu piel es blanca como la porcelana.

No sé con certeza como es que me llegaste a cautivar tanto con solo haberte visto una sola vez. Aquel día, cuando te llevaron de regreso al lugar del que huias, me empecé a sentir miserable y me voy a sentir más miserable todavía cuando llegue tu momento de estár con el soberano del mundo, pero ¿Quién soy yo para reprochar eso? Soy solo un hombre a servicio del Sultán y también un demente al tener sentimientos románticos hacia una de sus concubinas y al arriesgar mi propia vida por tener esos sentimientos"

Pasión Turca [PT#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora