000; La vida de Izuku

9.9K 727 145
                                    

¡HIJA DE PUTA TRÁEME MÁS CERVEZA!—Escuchaba el pequeño peliverde desde un rincón. Él ya estaba acostumbrado, no era la primera vez que su padre le gritaba cosas obscenas a su madre y la golpeaba, aunque la quería defender no podía, ya qué podía golpearle a él y la mujer no le permitiría hacerlo y eso provocaba que la golpeara más, aunque eso iba a cambiar, su padre la golpeó tanto que simplemente no despertó, estuvo dos días acostada en el suelo hasta que se la llevó para nunca volverla a ver, el peliverde no sabía lo que estaba pasando, solo tenía 4 años, pero cuando regresó el hombre le había dicho:


¡Si se te ocurre actuar como esa perra de tu madre, te desecharé igual que a ella! — Musitó aquel hombre. 


 Las lágrimas empezaban a caer por las mejillas del pequeño, gracias a eso recibió una bofetada con más  gritos que le ordenaban que se callara, logrando así que se tapara la boca intentando no emitir ningún sonido. En ese momento se dio cuenta de que su madre no iba a volver y esos pocos momentos felices que su madre le brindaba ya no los iba a tener.


A la edad de siete años su padre ya no le dejaba ir a la escuela, ya que aunque lo amenazaba con que si le decía a alguien o actuaba diferente, este lo encontraría y lo haría sufrir más de lo usual, el pequeño no se arriesgaría así, no era tan tonto ¿ó tal vez sí? Ahora el peliverde sólo se dignaba a obedecer, independientemente de que se tratase, así su padre no le pegaba.


Un día su padre le enseñó un tipo de listas con unas reglas, reglas que todo los días tenía que leerlas arrodillado y en voz alta, si se rompía algunas de estas sería castigado. las reglas eran: Uno, hacer todo lo que se le ordena. Dos;No hablar a menos se le ordene. Tres, cuando él llegase todo estaría limpio y ordenado, sin excepciones; Cuatro, comer lo que él le da. Cinco, siempre estar arrodillado; Seis, jamas negarse a una orden. Siete, dejarse tocar en dónde sea y cuando sea, y sólo colaborar. Ocho, siempre tener en su mano una "felicidad"—Así le llama a su bebida—. Nueve, Si desobedece a una orden, tendrá un castigo. Diez, jamas, pero jamas, salir de puerta principal.

El peliverde a pesar de cumplir todas estas al pie de la letra este siempre lo castigaba por placer propio, de alguna forma satisfacerse, y como no se podía quejar, el mayor continuaba gustoso. No cabía duda que estaba viviendo un infierno, pero él no hacía nada, estaba acostumbrado.


———


­

Hola a todas las personas que está leyendo esto.

Esta parte de la historia es como una breve explicación de lo que está pasando.

A mí en lo personal no me gusta fastidiar tanto para no distraer al lector pero va haber unas pequeñas advertencias de las escenas de violencia para esas personas que son sensibles.

Cualquier consejo me gustaría que me lo hicieran saber, si les gusta no se olviden de votar   

Una oportunidad para VIVIR (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora