15▪Cariño

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Portugal

Sus ojos se abrieron con incredulidad, su boca cayó con tanta fuerza que su mandíbula dolió. Era un sueño hecho realidad. Giró su cabeza para ver a su acompañante, esperaba que se riera de él y le dijera que había bebido agua de mar y que todo eran simples alucinaciones. Pero no, España estaba tan o más sorprendido que él.

Colón no mentía.

El lugar estaba lleno de riquezas... Aunque tal vez no hablaban del mismo tipo de riquezas.

Portugal frotó sus ojos con más insistencia cuando, lo que supuso que eran guerreros, los llevaron a ellos y a sus acompañantes frente a una gran estructura de piedra, que se erguía orgullosa hasta el cielo, adornada con colores brillantes, estatuas extrañas y oro, mucho oro brillante y valioso.

Era hermoso.

La gente del lugar comenzaba a aglomerarse a su al rededor; los miraban con curiosidad, asombro y, de cierta manera, con miedo. Era extraño, ellos eran los que se veían raro, no lo entendía. Pero era bastante adorable la forma en que habrían sus bocas expectante.

-Oye Portugal...- La voz de Imperio Español lo sacó de sus pensamientos.

Miró al otro imperio con desgano y esperó a que continuara.

-Cuando salga el jefe, dejame hablar a mi, no arruinéis esto, si todo sale bien, regresaremos a casa con cientos de toneladas de oro y joyas-

Tambores sonaron con fuerza, interrumpiendo la conversación de los europeos. Los nativos se arrodillaron y los guerreros adoptaron una posición firme y seria; el jefe había llegado.

De la enorme construcción bajaban dos personas, con la cabeza en alto y una postura que obviamente reflejaba superioridad; sus cuerpos estaban cubiertos con miles de decoraciones brillantes y valiosas, Portugal podía jurar que las sandalias del más alto eran de oro sólido.

La mujer era un poco más pequeña, portaba una sonrisa amable y estaba vestida con un vestido blanco simple pero adornado con jade, oro y demás piedras valiosas. Portugal fingió no escuchar el silbido alagado que salió de la boca de su acompañante.

-Ustedes deben ser los reyes aquí, es un placer conocerlos, yo soy Imperio Español y él es mi amigo Portugal...-

Ambos europeos se inclinaría respetuosamente mientras su traductor pasaba su mensaje a maya, y la chica, la cual no se molestó en aprender su nombre, traducía de maya a lo que supuso que era la lengua nativa.

El jefe levantó una ceja con incredulidad, observando atentamente a los extranjeros antes de girar hacia su gente y gritarles algunas cosas, no sabía lo que decía pero se notaba inspirado.

Acto seguido, todos comenzaron a arrodillarse, incluidos los reyes.

-¿Que coj-? ¿Chico que ocurre?!-

El joven traductor se acercó a la misma dama y le susurró algunas palabras en maya, a lo que ella le respondió con simpleza, sin despegar su rostro de todos los presentes arrodillados.

-Mi señor... Ellos, creen que somos sus dioses...-

España se giró a Portugal y lo miró con una sonrisa. Portugal solo pudo sentir asco de aquella expresión.

[...]

Los días encerrado en aquella exótica habitación comenzaban a hacerse eternos para Portugal. Al principio había sido entretenido, pero después de una semana en el lugar, comenzaba a desesperarse.

No entendía por qué España podía salir a cortejar a la joven princesa pero el no podía ni siquiera dar un recorrido por la ciudad.

Lessons ||One-Shots|| [México]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora