Un lobo en ropa de mujer

◆Trato◆

La campana que anunciaba el final de las clases, sonó estrepitosamente, siendo acompañado por los murmullos de los jóvenes que empezaban a abandonar las aulas y salían del recinto, rumbo a sus hogares. Aomine cuidaba que ninguna pelea se llevara a cabo o que alguno se dejara llevar por cualquier persona extraña. Teniendo mayor consideración con aquellos a quien Imayoshi le había dejado a cuidar.

Cuando los ojos azules divisaron el cabello castaño, inmediatamente se centró en él. Caminaba con Kuroko y ni siquiera volteó a verle cuando pasó frente a él. Parpadeó un par de veces y estuvo a punto de acercárseles, mas la fría mirada del oji-azul lo hizo temblar y permanecer en su sitio.

-...Ugh...—Hizo una mueca y suspiró pesadamente cuando los perdió de vista.

-...¿Ya cansado, oficial? —Preguntó el chico del lunar, a su lado, con una gran sonrisa.

-...Oh, Himuro...—Quitó su gorro de policía y peinó sus cabellos un poco—...No es cansancio, bueno, sí estoy cansado, pero no suspiré por eso.

-...¿Puedo saber porqué? —Ladeó el rostro levemente. Aomine miró a todos lados y luego se inclinó un poco, hacia él.

-...Creo que me gusta un chico de aquí...—Murmuró lo más bajo que pudo, no queriendo que otros estudiantes los escucharan—...Y mucho, mucho.

-...Sabes que está mal ¿Verdad? —Enarcó la única ceja que el moreno podía ver.

-...Lo sé...—Volvió a suspirar—...Pero, una aventura es más divertida si huele a peligro ¿No? —Sonrió ladino, haciéndo reír al pelinegro—...No sé que hacer. Quiero ir enserio con él.

-...¿Porqué?

-...¿Cómo que "porqué"? —Le miró con incredulidad—...Es un chico lindo y dulce. Me sorprende que no tenga novia...o novio...—Hizo una mueca al decir aquello—...Claro, no soy quien para hablar de ello, es la primera vez que me atrae un chico...y menor que yo.

-...Bueno, si yo estuviera en su lugar, le haría saber que estoy interesado y que voy enserio. Que no es un juego o una broma...—Sonrió, colocándose a su lado—...Claro, depende bastante del chico ¿Quién es?

-...Tal vez ni lo conozcas...—Rascó su mejilla con pena, sin mirarlo.

-...Si no me dices quien es, no lo sabremos...—Rió levemente—...¿En qué año está?

-...Primero...—Contestó inmediatamente con una sonrisa boba. Himuro parpadeó un par de veces y rió por lo bajo.

-...¿Alto?

-...No mucho...—Volvió a colocarse la gorra—...Me llega al pecho, mas o menos...—Señaló el área en su cuerpo. El pelinegro estaba comenzando a hacerse un perfil mental del chico.

-...¿Cómo es su cabello?

-...Es corto, suave, lacio, de color tan castaño como una avellana...—El pelinegro sintió celos del joven que el oficial tan apasionadamente le describía.

Él quería un hombre así.

Sacudió su cabeza un par de veces ¿En qué estaba pensando? A él le gustaban las chicas y así iba a ser para siempre.

-...Castaño, no muy alto, de primer año...—Murmuró bajito, pensando con los ojos cerrados—...¿Sus ojos?

-...Grandes, hermosos, brillantes, llenos de vida e inocencia, de un color avellana oscurecido tan bonito...—El oji-gris podía jurar que veía corazones alrededor del peli-azul.

De verdad que sentía envidia de ese chico.

-...Emmmm...Emmmm...—Frunció el ceño levemente, tratando de hacerse una imagen mental, pero con aquella descripción no llegaba a ningún lado. Estaba a punto de darse por vencido, cuando el peli-fresa salió del edificio. Sonrió victorioso—...¡Seijuuro! —Le hizo unas ceñas para que se acercara.