Un fuerte bufido se escuchó de su parte. Estaba seguro de que lo había dejado allí. Levantó sus sábanas con esperanza de que estuviera ahí, pero nada. Miró las almohadas sin encontrar nada. Llevó sus manos a su pelo y tiró levemente de el.Suspiró algo pesado e intento calmarse. Se sentó en su cama apartando todo lo que había tirado ahí y observó su habitación. No entendía porque ese collar no estaba en su habitación. Buscó por todos lados y no lo encontraba.
Pronto sería el cumpleaños de Yang, para ser exactos en cuatro días y si no lo encontraba, no tendría regalo para ella.
- Estoy seguro que lo dejé ahí...
Miró su reloj que se encontraba en su mesa de noche y se percató de la hora, eran las doce de la noche. Lo que significaba que faltaban tres días para su cumpleaños.
Se tiró de espalda a su cama y llevó sus manos a la cara.
- Si no lo encuentro tendré que comprar otro- susurró para si mismo y sintió su móvil vibrar en el bolsillo trasero de su pantalón.
Con un poco de pesadez se reincorporó y tomó su móvil leyendo el mensaje y rápido escribió una respuesta.
No dudó ni un segundo en levantarse completamente de su cama. Se dirigió a su cómoda tomó una camisa y se la colocó enzima, se adentró en su armario y buscó un abrigo color negro. Se dirigió hacia sus zapatos y se puso sus botas preferidas; timberlands.
Se acercó a el espejo que tenía en su cuarto y se miró de pies a cabeza, fue hacia su mesa de noche y se puso un poco de perfume masculino.
Ahora que estaba listo, se encaminó hacia donde debía ir.
[...]
Sus ojos viajaban de un lado a otro analizando cada estrofa y párrafo que leía. Apreciaba la delicia de leer en un lugar donde se encontrara ella sola, sin nadie interrumpiendo su zona de confort.
Se acomodó un poco sobre su cama y enderezó su espalda apoyada en el cabecero de esta. Tomó un poco de sus sábanas y las pasó por sus pies y piernas.
Suspiró bajo al sentir el frío atravesar las medias que tenía puestas en sus pies,haciendo que cada uno de sus dedos empezaran a ponerse fríos. Sus manos ya estaban un poco congeladas y se le hacía difícil tomar el libro con buen agarre.
Recordó que el otoño estaba echándose a un lado para darle paso al invierno y con el su cumpleaños.
Bajó el libro apoyándolo en su panza. Vagó su mistada por la habitación hasta detenerse en su mesa de noche, tomó el móvil encima de este y escribió un mensaje.
¿Puedes venir?
Echó su cabeza hacia atrás volviéndola a apoyar de la cabecera, sus días se habían convertido mucho más pesados, tenía demasiados exámenes y trabajos. El estrés había aumentado y el frío no ayudaba.
Yang tuvo que dejar sus clases y talleres de dibujo debido a su falta de tiempo. Claro que ella podría estar ahora mismo estudiando y adelantando su cosas de la escuela, pero Yang nunca había sido de esos estudiantes que se vuelven locos hasta estudiar tarde en la noche. Ella prefería tomarse todo q su tiempo y dedicarse tiempo a ella también.
Sus padres tampoco la presionaban, después de todo YangMi tenía buenas calificaciones.
Su móvil vibró dando señal que le habían enviado un mensaje como respuesta.
Lo tomó en sus manos y leyó.
Kookie🐰
Voy de camino
Y Yang no pudo evitar sentirse mejor.
Enseguida se levantó de la cama y fue a su armario, tomó un abrigo color vino, una bufanda blanca y sus botas negras.
Buscó en su cómoda unas medias y guantes.Se los colocó todo y se miró al espejo. No soportaba el frío que hacía, escuchó un sonido proveniente de su móvil, lo que significaba que la llamaban.
Se acercó y lo tomó en manos.
- Ya llegué-
- Bajo ahora-
- ¿Saldrás por la ventana?- su voz sonaba preocupada-
- Si, solo necesito la escalera, está en el patio de la casa
- La busco ahora
Colgó la llamada y se asomó por su ventana, observando a un JungKook con una escalera en manos.
Kookie posicionó la escalera bajo la ventana de su habitación, a Yang no le parecía una tarea difícil, pues lo habían hecho demasiadas veces, solo que ahora no lo hacían seguido.
- ¿Estás segura?-
- Claro- afirmó mientras se acercaba a la escalera y ponía un pie tras otro pie, logrando bajar todos los escalones con facilidad.
Cuando sus pies tocaron el piso se dio la vuelta encontrándose con JungKook, este sin dudarlo la abrazó por la cintura y recargó su mentón en el hombro de la chica.
Yang le correspondió el abrazo y cuando se separaron esta se pudo dar cuenta de algo. JungKook solo llevaba un abrigo para el frío, la castaña lo miró raro y este con una cara de confusión, al mismo tiempo que YangMi maldecía al frío.
- ¡Joder que frío!- pronunció mientras veía el humo salir de su boca- ¿no tienes frío?
- No-
- Lo que sea-
- Vamos- tomó la mano de Yang y emprendieron su camino.
[...]
Eran las 2:34 de la mañana y Yang y JungKook se encontraban en la plaza, a esa hora aquel lugar seguía despierto como si fuera de día.
Las personas iban de un lado a otro, los músicos tocaban una canción suave y las personas dejaban su propina en los sombreros de estos.
JungKook se encontraba recargado en las piernas de Yang, admirando el sonido de aquellos simples instrumentos. La música para el castaño lo era todo, expresaba sentimientos a través de ella. Sus oídos captaban todas las ondas haciéndolo cerrar sus ojos mientras sentía las pequeñas caricias que Yang le hacía en su pelo.
La chica sonrío al verlo en tal estado, que JungKook fuera feliz a su lado era lo suficiente para apartar todo sentimiento malo y cosas negativas.
De un momento a otro la música cambió a una más lenta. JungKook se paró y extendió una mano a Yang.
- ¿Me haría el honor de bailar esta pieza conmigo?-
- Solo contigo- afirmó y tomó la mano de el castaño.
JungKook posicionó su mano derecha en la cintura de Yang, haciendo que esta pusiera su mano izquierda en el hombro de este y sus manos sobrantes se entrelazaran.
Yang recostó su cabeza en el hombro de JungKook y este hacía que ambos cuerpos bailaran al compás de la música.
Todo perfecto...
✨

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E A S T S I D E-Jjk-
Novela Juvenil❝Dicen que el amor que crece desde la infancia es el verdadero, que no importa que pase, el destino lo unirá una y otra vez... Dos niños enamorados, solían tomarse de la mano, eso era suficiente para decir que se amaban. Luego crecieron y empezaron...