Never let me go

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Emma se levantó temprano, era una radiante mañana de sábado que aprovechó para ir a correr y ordenar su mente. Cuando regreso su hija y su novia compartían el desayuno, no las quiso interrumpir todavía. Se fue silenciosa a su habitación, se dio un baño, se puso unos jeans y una camiseta blanca ajustada a su cuerpo.

Necesitaba sentirse cómoda, se amarró el cabello en un moño, mirándose al espejo pensativa con el corazón latiéndole enardecido. Tras respirar y exhalar varias veces frente al espejo salió descalza de su cuarto como salía pasearse en su casa, se sentó sobre las gradas donde le gustaba conversar con su hija y la llamó.

Regina sabía que tendrían una conversación muy íntima de madre e hija, por lo que decidió irse a cortar manzanas al patio trasero. No quería estar tan cerca ni tan lejos, por si había gritos o la situación se ponía tensa.

— Hacía tiempo que no hacíamos esto — dijo triste Hope.

— Acércate, quiero peinarte — dijo con dulzura Emma, su hija se acercó y empezó a pasar con delicadeza un cepillo en los cabellos rubios de Hope — te he extrañado mi niña.

— Y yo a ti mamá. Te quiero y no me gusta pelear contigo — Emma cerró los ojos y sacó todo el aire que tenía en sus pulmones, conmovida por esas palabras de su hija que desde hace mucho no escuchaba.

— Hoppy, tengo algo que decirte — expresó con valentía.

— Yo también, mamá — interrumpió la joven — Regina tiene razón, tú eres una madre genial y en esta nueva etapa de mi vida necesito de tus consejos, de tu confianza — Emma le acarició el rostro con los ojos llorosos. Hope se quedó en silencio unos segundos, tragó saliva y susurró temerosa — mamá, yo tuve relaciones sexuales con mi novio.

Emma ya lo sabía, pero escucharlo de su hija fue estremecedor, intentaba decir algo, pero no le salían las palabras. No estaba preparada para escuchar eso en ese momento, tenía otros planes para la conversación. Hope se lanzó a abrazarla, al verla en ese estado. Ella correspondió el abrazo, lo necesitaba desde hace mucho tiempo, ese abrazo sincero, de confianza de su hija le dio más seguridad.

— Está bien... mi amor... — titubeó — ese momento tenía que llegar, aunque me hubiera gustado saberlo antes para apoyarte como se debe — murmuró triste — aquí tienes a tu madre para aconsejarte en tu nueva etapa, pero necesito tener una conversación también con ese jovencito — soltó recta.

Emma a pesar de mostrar rectitud por dentro estaba aún más nerviosa, no sabía que pensar, no sabía si estaba actuando de la manera correcta. Se pregunta si una madre debía actuar así. Hope estaba dándole confianza de nuevo, debía a hacer lo mismo, si comprendía a su hija, quizá ella también la podía entender.

— Gracias por comprender mami, prometo tratar de recuperar la relación que teníamos — le acarició las manos a su madre — ahora, dime ¿que me ibas a decir tú? — expresó contenta.

Emma tragó saliva, se compuso el cabello y miró a los ojos a su hija.

— Hope, yo estoy saliendo con alguien —Se detuvo al ver la expresión de su hija. Hope cambio su semblante, ahora estaba seria y con la mirada baja, pero Emma sentía que debía seguir —, estoy enamorada, mi niña he encontrado a mi tercer amor, el que te cura las heridas del pasado, el que llega sin que tú lo quieras, el que sientes que es para siempre, Hoppy yo amo a...

— ¡No lo digas, mamá! no por favor... — gritó exasperada.

— Hope, creí... que... íbamos a tratar de... — titubeaba confusa la madre.

— No quiero saberlo en este momento, es demasiado para digerir que ya ames a alguien que no es mi padre — Emma se pasó las manos en el rostro afectada por la cantaleta de siempre de su hija — Me conformo con saber que estas saliendo con alguien, que por fin lo dijiste — exclamó triste.

SEÑORA SWAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora