Without You

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— ¡Emma, lo sabe! ella lo sabe, te dijo que le quistaste a su amiga — hablaba nerviosa caminando de un lado a otro en la sala.

— Claro que no, la conozco, si lo supiera lo hubiera dicho directamente, ella está celosa nada más porque soy tu "amiga" — hizo comillas resentida — y si lo sabe está bien, es mejor para nosotras, creo...

La rubia se quedó en el suelo con sus manos entrelazadas tapando su boca y su nariz mientras respiraba agitada mirando al vacío. Regina se quedó observándola, definitivamente Hope le hacía mucho daño a Emma. Solo con verla se notaba vulnerable de nuevo. Intentaba comprender ese sentimiento de madre, ese amor incondicional que siempre afirmaba sentir por Hope. Aunque la morena seguía pensando que ella no merecía tanto amor de Emma.

Se sentó junto a ella y la arropó en un sincero abrazo. La rubia se acurrucó en el pecho de su joven novia y se quedaron un rato sin decir nada. Una vez más quería que la señora Swan se diera cuenta que no estaba sola, estaría ahí para apoyarla en cualquier decisión que tomara.

— Es absurdo lo que dice bebé, ¿cómo le voy a quitar mi amor? Si ella fue la que me dejó, fue ella quien me quitó su amor, envenenada por ese miserable que tiene de padre, como lo odio — se lamentaba la rubia en los brazos de su novia.

— Mami, creo que tienes que hablar seriamente con ella, al menos por aclarar esos detalles.

— Espero que mamá esté apoyando como nos dijo, yo quería lanzarme a abrazarla y decirle cuanto la amo, que su madre siempre estará para ella...

— Mami, tu corazón es tan lindo, por eso te amo — Regina le dio un beso en la cabeza sin comprender la devoción de Emma por su hija después de lo que le hizo.

Regina logró calmar los ánimos de la rubia haciéndole una deliciosa cena, sabía que podía consolar a su novia por el estómago. Ella se sentía tan especial con un simple "cociné para ti".

Esa noche Emma se durmió rápido, triste, agotada, sin embargo la morena no podía conciliar el sueño. Se quedó observándola en su estado más apacible, absorta por la belleza de su novia, pensando en querer verse como ella cuando tuviese su edad. Le dio un tierno beso en los labios, los veía rosados, delgados, tan besables. Recordó que se les avecinaban momentos difíciles como pareja, observó fijamente a su señora y aunque sabía que no le escuchaba le habló.

— Mami, confío en que serás fuerte, no tengas miedo mi amor, no quiero perderte, te amo demasiado, señora Swan — con los ojos brillantes se pegó a ella aspirando su delicioso aroma tratando de dormirse.

Al día siguiente por la mañana, Hope desayunaba con su abuela en el jardín de la casa de los padres de Emma. Ninguna de las dos decía nada mientras comían, la mujer mayor estaba un poco molesta por lo que la nieta había hecho, abandonar a su madre. Mary estaba ansiosa por hablar con su nieta, pero recordaba las palabras de su hija, que encarecidamente le pedía que fuera prudente con lo que iba a salir de su boca.

— Hoppy, cariño entonces ya ¿hablaste con tu madre? — preguntó retraída.

— Algo así, no pudimos hablar bien, ella... — se quedó pensativa — estaba con Regina — Mary carraspeó, no esperaba escuchar eso.

— Ah sí, Regina ¿Y eso que tiene? ¿No era tu amiguita, cariño?

— No lo sé abuela — jugaba con su comida — cuando llegué estaban hablando del restaurante que quiere poner Regina, no escuché bien de que se trata, pero mamá la está ayudando a ella a y mi me cancela mis tarjetas, siento que mamá me cambió por ella...

— ¡Hoppy, no digas tonterías! tu madre jamás te cambiaria, los hijos no son reemplazables — era su momento para empezar a hablarle del tema a su nieta — es solo que Reginita ha apoyado a Emma en sus momentos más difíciles... se han vuelto... buenas amigas.

SEÑORA SWAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora