Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

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Sarah guardó rápidamente su collar favorito en uno de los bolsillo de su vestido. Toda su semana había sido tensa, pero al menos tenía la oportunidad de pasar la noche como una adolescente normal porque Evan le mostraría lo que era un club nocturno. Aunque no sentía la normalidad en vestirse y arreglarse dentro del baño de una gasolinera. 

Había salido a hurtadillas del complejo con su bolsa de deporte colgada en el hombro, sólo tenía que asegurarse de volver en menos de tres horas, antes que su padre se levantara correr una vueltas.

Sarah se tragó sus nervios y reanudó su tarea anterior.

El vestido que eligió era simple a primera vista, pero tenía mangas y escote transparente. No era suyo, claramente y se sentía culpable por hurgar en la ropa limpia de su tía Natasha pero era una elección perfecta. Las sandalias negras de tacón resaltaban el largo de sus piernas. Su cabello rubio peinado hacia atrás, el maquillaje oscuro y los labios rojos. De su gargantilla colgaba una estrella que caía sobre su espalda.

—¿Hiciste todo eso en el baño? —preguntó Evan, divertido. Él mantuvo su estilo con los jeans y sudadera oscuras, ocultando su cabello rubio—. ¿Lista?

Evan le abrió la puerta, Sarah sonrió agradecida y  se sentó, dejando su bolso a sus pies, mientras Evan ingresaba al auto de un salto.

—Eso suena horrible —mencionó Sarah ante el fuerte sonido del motor.

—Oye, respeta al viejo. No sabes cuántas veces este auto me ha salvado —se defendió y sonrió petulante—... ¿Amber?

Sarah rió, negando con la cabeza. Evan había estado tratando de adivinar su segundo nombre por varios días.

—Vamos, ¿Al menos tienes segundo nombre? —ella se encogió de hombros divertida—. No entiendo por qué no me confías eso, es sólo un nombre.

—No todos los que me conocen saben mi segundo nombre, eso mantiene una distancia saludable.

Evan se dio por el momento se dio por vencido y no volvió a cuestionarla.

Al llegar al lugar, se pudo ver una larga cola del club. Evan no parecía importale aquel detalle. El guardia los saludó con un asentimiento y los dejó pasar.

—¿Cómo hiciste eso?, había mucha gente esperando.

—Es el poder de tu belleza —afirmó, haciendo que Sarah entrecerrara los ojos y él soltó una carcajada—. Bueno, vengo aquí siempre.

Dentro del lugar, Sarah se sintió abrumada de inmediato, pero de alguna buena manera, por más loco que sonara. Había mucha gente y la música era ensordecedora. Evan la llevó a una sala exclusiva dentro del club y de paso le presentó a algunos amigos

[5] SURVIVOR » Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora