Estaba con Dinah y Mani, en un chiringuito, tomando un batido.
-¿Cómo van las cosas con Lauren, Mila? -preguntó Dinah. Me removí incómoda en el asiento.-
-El único deseo que siento... -paré suspirando.-
-Por Lauren. -añadió Mani.-
-Es que no puedo dejar de pensar en ella, no me la puedo sacar de la cabeza. No me la puedo sacar de aquí... -puse la mano en mi pecho. -Ninguna de las dos estamos bien.
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Narra Lauren
A lo lejos, vi a Camila y las chicas tomando algo.
Me iba acercar, cuando me tocaron el hombro. Me giré, y era Halsey.
-¡Muy bien! ¿Qué tal tú de la borrachera? -reímos.-
-Bastante mejor. -dije sonriendo.-
-¡Por cierto! ¿Ella es tu famosa tormenta? -nos giramos, y vimos como Camila nos miraba.-
-Hoy no tengo inyectada el suero de la verdad. Así que te vas a quedar con la duda... -volvimos a reir.-
-¡Anda! ¡Preséntame a tu novia!
-No es mi novia. ¡Ey! Hace mucho que no me pegaba ese nivel de borrachera, y no lo voy a volver hacer... -la apunté con el dedo.-
-Te quería decir, que esta noche, hay una pequeña fiesta que va hacer una amiga, y te quería invitar. ¿Qué dices?
-Acepto tu invitación.
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Me estaba preparando en mi habitación.
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De pronto, tocaron la puerta.
-¡Adelante! -entró Sinu.-
-¡Vaya! ¡Que hermosa estás, mi niña!
-Gracias. -besó mi mejilla mientras nos abrazábamos.-
Me gustaba mucho que Sinu y Alejandro, al igual que Mercedes, sean tan atentos y cariñosos conmigo.
-Voy a ir a una fiesta no muy lejos de aquí. -ella asintió.-
-Ten mucho cuidado. -asentí.-
-No me esperes despierta. Estaré bien. -bese su mejilla antes de irme.-
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Estaba en la fiesta tomando algo, con las amigas de Halsey.
Fruncí el ceño, al ver como a lo lejos, una chica se parecía a Camila. No. No se parecía. Era ella.
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La garganta se me quedó totalmente seca, al ver lo hermosa que estaba.
-Joder... Tú novia está... -asentí mordiendo mi labio.-
-Espera... Ya te he dicho, que no es mi novia. -ella solo rió.-
De pronto, un chico bastante atractivo se acercó a ella. No entendía, porque todavía no tenía todas las personas de esta fiesta, a sus pies.
Al parecer, le pidió un baile, al cual, ella acepto.
Cerré mis ojos, mientras quitaba la mirada.
-¡Lauren! -me giré observando a Dinah. -¡Que sorpresa verte aquí!-
-¡Dinah! No sabía que vendrías. -nos abrazamos. -Mani conocía a la chica que organizó la fiesta, y nos invitó a Camila y a mi. -su mirada se dirigió a donde estaba la mía. -Vaya... Mila está bailando con un bombonazo.
-Si, es un chico bastante atractivo. -dije suspirando.-
-Lauren... -la miré. -Para Camila tampoco es fácil...-
-Lo sé, Dinah. Para ninguna lo es. Voy a por una copa.
Camila estaba en la pequeña barra pidiendo algo de tomar.
-Al parecer, está yendo muy bien tu noche. -ella se giró viéndome sorprendida.-
-Lauren... ¿Qué haces aquí?
-Me han invitado. -ella solo asintió. Señalé con la cabeza el chico que la esperaba en el sillón sentado. -¿Todo bien con el?
-Si. Se llama Alessandro Dellisola. -ahora fui yo la que asintió. -Está siendo bastante lindo, conmigo.
Segundos después, se alejó de mi, para irse a su lado.
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Salí de la casa, dirigiéndome a la playa. Me quité los zapatos, y caminé hasta llegar a la orilla del mar.
Y sin más, como si de algo sobrehumano fuese, también estaba allí Camila. Miraba tan serenamente el mar, mientras que los tacones los tenía a un lado, sobre la arena.
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-No puedo olvidarte... Lo he tratado, y lo sigo tratando, pero no puedo. -dije confesando lo que mi alma siente. -He intentado sacarte de mi mente, pero no puedo. ¿Qué me hiciste?
-No sé... Pero creo que a pesar de todo, a pesar de todo lo que ha pasado en este tiempo, a surgido algo muy fuerte entre tu y yo.
-Eso que surgió, y que sigue surgiendo cada día más en mi... ¿Tú lo sientes?
-Si... Si, Lauren... -asintió lentamente...-
Acorté la poca distancia entre nosotras, cogiendo mis dos manos su rostro, uniendo nuestros labios. Sus manos arroparon mi cintura pegándome más a ella.
Suspiramos, sintiendo los labios de ambas. Esto es el mismo paraíso. Mi lengua pidió permiso para entrelazarse con la suya, y que hermosa bienvenida. El beso se intensifico, a la vez, que mis manos acariciaban sus mejillas.
