A la mañana siguiente, bajé a desayunar. Allí se encontraba mi madre.
-¡Buenos días, hija! -dijo mi madre.-
-Buenos días, Sinu. ¿Por qué tan levantada desde temprano? -pregunté, mientras me servía un poco de jugo de naranja.-
-Camila, Dinah y yo, vamos a ir a ver vestidos de novia. -dijo sonriendo.-
-Yo tengo que ir a comprar un par de cosas. -dije bebiendo un sorbo de jugo.-
-¿Qué te parece, si nos reunimos las cuatro, para desayunar después? -asentí.-
-Está bien. Te llamo cuando termine. -besé su mejilla, y me fui.-
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Estaba en el centro comercial, después de hablar con Sinu para desayunar.
Tomé el ascensor, y paró en la segunda planta. Sonreí viendo que eran Camila y Dinah.
-¡Lau! -dijo Dinah.
-¡Hola, Dinah! -sonreí viendo como entraban.-
De pronto, Dinah salió rápidamente, antes de que las puertas se cerraran.
-Chicas, ¡nos vemos ahora!
Camila y yo, fruncimos el ceño viendo como salía del ascensor, dejándonos solas.
Camila miró su teléfono, recibiendo un mensaje.
-Di vio unos tacones, que le enamoraron y fue a comprarlos. -sonreímos.-
-Entonces la vemos arriba, junto con Sinu. -asintió sonriendo.-
De pronto, en la tercera planta, se paró el ascensor.
Toqué el botón de la planta 4, pero no funcionó.
-¿No funciona? -preguntó Camila.
-Al parecer, no. Voy a tocar la campana. -sonó una voz de una mujer de recepción, diciendo que teníamos que esperar quince minutos, mientras lo solucionan.-
Miré mi teléfono, contestando a varios mensajes. Todavía nos quedaban varios minutos antes de que arreglaran el fallo.
-Di, y mamá están esperándonos. Les he dicho, que vayan desayunando. -asentí.-
-Está bien. ¿Cómo ha ido tu mañana? Me dijo Sinu, que iban a buscar el vestido de boda. -ella asintió sonriendo.-
-Si... Pero de momento, no hay ninguno que me convence. Y al parecer, a Di y a mamá tampoco. -rio.-
-Ya verás, que encontrarás el indicado.
-Estoy segura. -sonrió. -¿Cómo van las cosas con Naomi, Lau? -preguntó mientras dejaba su bolsa en el suelo.-
-Van bien. Disfrutamos los momentos que pasamos juntas, y eso es lo importante.
-Sin duda es así.
-Camila, hay algo que quería preguntarte. -pasé la mano por mi cuello. -Se que no es el momento, pero...
-Dime, Lauren. -asintió sonriendo.-
Tomé valor, y le pregunté. Necesitaba saberlo.
-Cuando me fui... ¿Fuiste a ese aeropuerto? -ella me vio sorprendida.-
-¿Cómo lo supiste?
-Entonces, ¿es verdad? -ella suspiró asintiendo.-
-Si. Fui a ese aeropuerto. Pero eso ya pasó, Lauren. Fue mejor así, y lo sabes.
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-No. -negué. -Por que si hubiese sido lo mejor, no hubiera sentido como si me quitaran las ganas de vivir.-
De pronto, ella me miró con ira. Haciendo que de pronto, me empujara.
-¡Ya pasó, Lauren! -levantó la voz volviéndome a empujar. Cogí sus dos brazos. -¡Ya no somos esas adolecentes, Lauren! ¡No lo somos! -me gritó. -¡Esas par de idiotas ya no existen! ¿A ti qué te importa si te fui a buscar o no? ¡En este momento, no hay nada que pueda unirnos! ¿Entiendes?
Me lancé a sus labios, haciendo que se unieran con los míos. Ella golpeaba mi pecho intentando separarse, pero no la dejé.
De pronto, su espalda chocó con la puerta del ascensor.
Me separé lentamente, con nuestras respiraciones agitadas.
Pensé que me pegaría. Pero no... Teníamos otros planes.
Volvimos acortar nuestra poca distancia, esta vez, saboreando nuestros labios.
