Era mi segunda semana en mi nuevo trabajo. Lejos de casa, intentaba mezclarme con la gente del lugar.
Mi supervisor, había tomado el papel de protector durante mi estadía, organizó una cena en su casa donde su joven novia regresaba de unos días en Córdoba.
Desde el primer día había estado mirándome, comiéndome con los ojos. Expectante de cómo me quedaba cada ropa que llevaba.
Lo había descubierto hace unos pocos días hablando de mis piernas y mis pechos con su mejor amigo.
La verdad que no sabía si ir a su casa ya que me habían comentado que su joven novia era muy celosa.
Sabía las apetencias de él por sus protegidas ya que ella había sido una hace algunos meses.
Decidí ir. Como hacía mucho calor, me coloque un vestido negro, un body, y unas bucaneras con un taco aguja.
Si iba a ir, debía ser impactante, porque entre nosotras, si hay que concurrir a un lugar donde no estamos seguras de ir, debemos impactar. Eso nos da seguridad.
En la cena, todos fueron cordiales. Él no dejaba de mirarme, cada vez que se acercaba con un trago rosaba mis piernas.
Me buscaba con la mirada. Mientras que su joven novia no me quitaba sus ojos de encima. Reflejando en su rostro enojo.
Los chiste eróticos cada vez subían más el calor de mi cuerpo.
Luego alguien dijo, es hora de tragos y baile. Era una combinación letal para desplegar todo mi erotismo.
Los daiquiris, circulaban de un lado a otro. Cerveza, Vodka, no sé qué más tomé.
Mi cuerpo se movía, muy sensual. Mis manos me tocaban como un amante clandestino en la oscuridad.
Sabía que él me miraba, me excitaba. Sus ojos penetrantes encendían mi lujuria. Pero debía disimular delante del resto de la gente. Además porque estaba su novia.
Los demás comenzaron a retirarse.
Yo como estaba lejos de mi casa debía esperar un taxi. Sin embargo, él se ofreció a llevarme a mi departamento.
Todos se habían ido, solo quedábamos el, su novia y yo.
Ella comenzó a decirme que había visto como me miraba su pareja. Pero le había comentado que era lesbiana.
Más lejos de la realidad, inventar que era lesbiana solo para salir de un problema con su novia.
Yo quede sin palabras. Mi Supervisor me miraba rogando que aseverara dicho comentario. Solo pude decir si y no, soy bisexual.
Comenzó a decirme que quería tener una experiencia sexual con una mujer. Estaba muy caliente con mi persona. En otras palabras me pedía que la cogiera. Quedé atónita.
Y ahora, que hacía. Manifestaba mi verdadera sexualidad o solo seguía el juego. Solo atiné a decir que si quería coger conmigo debía hacer que su pareja participara.
Ella lo miro y se acercó a mí con una mirada desafiante como que había descubierto la verdad. Antes que pudiera decir algo tomé su cabeza y me dirigí a sus labios. Primero bese el labio inferior luego introduje mi legua en su boca. Ella me saco de encima, pero luego se abalanzo hacia mí.
Solo pensaba lo voy a matar, estoy haciendo esto solo para salvar su relación. Sin embargo, no era desagradable.
Comencé a desnudar su pecho derecho corriendo su remera. Mis labios tocaban muy suavemente el pezón, con mi mano iba desabrochando su pollera. Sabía lo que tenía que hacer, debía realizarle lo que a mí me gustaba que me hagan.
Él solo miraba como un pervertido, solo emanaba una sonrisa de su cara. Aún no participaba.
Me levante de la silla y la lleve al sillón, termine de sacarle la pollera y la remera. No sé por qué arranque su bombacha.
Ella exclamó un grito, cada vez más encendida, era una presa salvaje y yo su depredador.
Mis dedos se ubicaron en su vulva buscando su clítoris, con suaves movimientos endurecía el pequeño órgano. Por momentos sus movimientos en mis brazos eran espasmos, de su garganta salían muchos gemidos, era muy ruidosa. Pensé yo también seré tan ruidosa. Sus gritos molestaban mis oídos.
Intentando callarlos volví a meter mi lengua en su boca y mis dedos en su
vagina. Los movía de arriba abajo, suavemente luego más rápido. La verdad quería que terminara. Esperaba su orgasmo. Parecía que nunca llegaba, me di cuenta que lo estaba disfrutando.
Bajé con mi lengua hacia su vulvas separe sus labios y comencé a realizar unos movimientos circulares con mi lengua alrededor de su clítoris y el orificio de la vagina que hacía rato estaba muy mojada. Nunca había puesto mi boca en un órgano genital femenino, pero me encantó.
Los movimientos involuntarios de su cuerpo hacían que mi lengua se introdujera cada vez más en su introito.
Empecé a sentir que me mojaba. Estaba totalmente excitada. Como podía ser, me gustaba lo que estaba haciendo con ella.
La giré poniéndola boca abajo y me dirigí a sus duros glúteos, ese hermoso musculo que resaltaba de ella. Pensé desgraciada tiene mejor culo que el mío.
Ahora era todo mío, mordí sus glúteos suavemente, no me atreví a introducir mis dedos en su ano. Los coloque nuevamente en su vagina. Estaba mojada, caliente, profunda. Mis dedos se introducían cada vez más, su cuerpo se arqueaba hacia mí.
Nuevamente gritos y gemidos. Retumbaban en mis oídos, sentía que me quemaba.
La sensación era indescriptible necesitaba sentir el placer que ella estaba sintiendo.
Volví a pedirle que se girara y me abalancé nuevamente a sus senos. Estimulaba con mi boca haciéndole s cálidos con mi lengua.
Masajeé sus colocando el pulgar en la punta del pezón, y luego haciendo círculos en la areola. Succioné con la boca de leve a más fuerte, apreté con mis labios y después soplé muy despacio. La succión provocó su primer orgasmo.
Una sensación electrizante recorrió mi cuerpo hice unos movimientos espasmódicos como los que hacia mi joven víctima, generando fricción entre las dos.
Seguí recorriendo su cuerpo con mi lengua. Hasta detenerme en su pubis.
Con una mano tomaba un pecho y con la boca estimulaba su caliente genital femenino.
De repente sentí que me tomaban de la cintura, levantaban mi vestido y bajaban mis bragas. Mi supervisor se había unido a la escena. Como una lanza introdujo su miembro en mi vagina.
Estaba tan concentrada en su novia que me había olvidado que también iba a participar.
Los movimientos bruscos hacían que mi cara se introdujera cada vez más en su vulva.
Los gritos y jadeos no paraban. El también jadeaba enloquecido.
Por un momento deje de hacer lo que estaba haciendo para gritar. El placer que sentía era inmenso, muy difícil de expresar.
Saque mi boca e introduje mis dedos moviéndolos para adentro y afuera, cada vez más adentro. Con la otra tomé la mano de ella y lo lleve a mi clítoris para que me lo estimulara. Los cálidos dedos de la mujer hacían que mis genitales explotaran. Comencé a mover más mi cuerpo. Mi mano quería introducirse en el húmedo canal, creo que tocaba su cérvix con mis dedos una y otra vez.
Todo paso tan rápido para mi gusto. Sentí su orgasmo en mis dedos. Las contracciones de su musculo genital femenino estrangulaban mis dedos, generaban un estímulo electrizante sobre todo mi cuerpo
Un líquido fluyó por mi vagina mientras mi instructor se recostaba en mi espalda.
Aletargada por el esfuerzo y la intensa pasión compartida nos acostamos los tres juntos a esperar la mañana.
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REGÁLAME UNA NOCHE
RomanceLas intrépidas y eróticas historias de una mujer que ha experimentado sus más lujuriosas fantasías. Su erotismo te llevará al éxtasis del placer. Los relatos están basados en hechos reales. Los nombres y lugares han cambiado para respetar la privaci...