Era una noche especial, celebraba un año más. Mis dos amigos Federico y Pablo me acompañaban. Decidimos enloquecernos en el boliche, bailar, tomar, divertirnos un rato.
Bailaba como solo sé realizarlo, moviendo mi cuerpo al compás de la música, mordiendo mis labios, entregando sensualidad.
Él estaba en la barra. Me miraba pero no se acercaba, dos hombres me escoltaban.
Uno de mis amigos vio su presa y como un depredador se fue tras de ella.
Federico se quedó a mi lado hasta que decidió ir a buscar unos tragos.
En ese momento él se acercó a mí. Me regalo un trago dulce y picante, cada sorbo quemaba mi lengua. Comencé a bailar cada vez más, usaba mis manos para darme calor. El rosaba mi cuerpo. Mi mente se nublo, no sé si por el trago pero todo daba vueltas y me encendía aún más.
Fue cuando me tomo de la cintura llevando mi cuerpo hacia él, tomo mi rostro y me dio un beso rudo, húmedo, muy caliente. Que encendía mis venas. Los besos hacían que mis órganos se estremecieran.
Me jalo y me llevo hacia el baño de hombres. Entramos besándonos. Sus manos volaban en mi cuerpo. Yo también volaba era como si no estuviera ahí. Estaba viendo lo que pasaba desde lejos. No tenía control sobre mí y menos sobre la situación. Quería su cuerpo ya. Me apoyo en el lavamanos y Tomo mi pecho izquierdo sacándolo por el escote de mi remera y lo succiono, lamio y beso con su lengua hacia movimientos circulares en mi pezón, con la otra mano desabrochaba el cierre de mi pantalón de cuero y metía su mano hasta alcanzar mi vulva. Generaba movimientos de fricción una y otra vez.
Yo no me quede atrás e introduje mis manos en su pantalón, abriendo su cierre.
Me giró separo mis piernas y bajó mi pantalón junto con mis bragas.
Se apoyó nuevamente a mi cuerpo, sentí su duro miembro en mi desnudo trasero. Le entregue un preservativo que traía en el bolsillo del pantalón.
Terminó de bajar su pantalón, se colocó el preservativo e introdujo rápidamente su miembro en mí. Su movimiento de estoque hizo que golpeara mi cabeza contra el espejo.
Una y otra vez, salía y entraba en forma desenfrenada.
Yo estaba a punto de estallar era algo surreal, mi cabeza me dolía, sentía mareo, mi mente estaba muy confundida. De golpe sentí su grito de placer. Había acabado. En ese momento me di cuenta que estaba pasando. El trago, el desgraciado me había drogado.
Que idiota no tenía necesidad de drogarme, yo también quería su cuerpo.
Mientras se limpiaba yo acomode mi ropa. Él se acercó para besarme nuevamente. Antes de que sus labios tocaran los míos interpuse mis dedos tocándolos. Me acerque a su oreja y le susurre "Gracias", como pude me fui del lugar.
En la pista todo se movía. Mis piernas temblaban, estaba a punto de caerme cuando Federico me sostuvo, preguntándome que me pasaba. Solo reía, estaba fuera de mí. Nunca había probado drogas pero esta sensación no era nada agradable. Me gustaba tener el control de la situación y este estado no me lo daba.
Federico me tomo en sus brazos y me saco del boliche.
Pablo se dio cuenta de lo que pasaba y se retiró con nosotros.
Llegamos a mi departamento. Los dos se mostraron muy atentos preocupados por mi condición.
Creo que dije un montón de tonterías, demasiadas tonterías, los amaba tanto a los dos.
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REGÁLAME UNA NOCHE
RomanceLas intrépidas y eróticas historias de una mujer que ha experimentado sus más lujuriosas fantasías. Su erotismo te llevará al éxtasis del placer. Los relatos están basados en hechos reales. Los nombres y lugares han cambiado para respetar la privaci...