05.

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Creo que después de todo lo que había sucedido con Calum y sus amigos, era preferible aquello a que Michael empezará a hacerlo, me dolería más ese hecho que cualquier otro...

Normalmente cuando llegaba de la escuela a casa después de un largo día de burlas, llegaba a casa y me tiraba en mi cama. No a dormir, nisiquiera a pensar, llegaba a llorar y era un martirio después de todo.

Mi madre lo entendía, incluso mi padre, había tenido la dicha de contar con aquellos padres bondadosos que la vida me había otorgado. Sólo había un pequeñísimo problemita, ellos no sabían que en el instituto me lo decían sí no que ellos pensaban que yo misma me lo decía y normalmente me contradecían con ello...

—Mi amor, no eres gorda ¿entendido?.— Sip, estaba llorando en los brazos de mi madre mientras ella acariciaba mi cabello.

—Como digas madre.— Me senté correctamente y limpie algunas lágrimas.

—Por cierto, hay un chico de cabello rosa está abajo.— ¿Otro color? Increíble Michael Clifford.

Ella salió seguida de mi, entre al baño que estaba enfrente de mi habitación, me mire en el espejo y odie el maldito reflejo, tantas veces había intentado romper aquel espejo por mostrarme como realmente soy; Una maldita masa amorfa andante, Fea, gorda y fetosa. ¿Qué culpa tenía el espejo después de todo? El solo es sincero y te muestra tal cual eres, sin tapujos.

Eche un poco de agua en mi cara tratando de borrar aquella cara de Zombie que tenía en la cara sín mucho éxito.

Baje las escaleras a paso de tortuga enyesada y sí ahí estaba el con el cabello rosa, estaba sentado en el gran sillón con unas galletas oreo en sus manos, mientras veía los Simpson el la televisión. Me senté a su lado, esperando, sabía que no le pondría atención a mi persona de no ser por que se terminarán sus galletas o por que hubiera comerciales en la televisión.

No me hizo caso, hasta que le quedaba una galleta -La cual le quite por que me había hartado de la situación- Pero el cazo que me hico fue solo para reclamarme.

—¡Dame mi galleta!.— podía asegurar que era la escena más graciosa que mi a ojos alguna vez presenciaron, Michael pataleaba mientras trataba de quitarme aquella galleta.

—No seas llorón, Clifford. Tienes 17.— El se cruzo de brazos y me comí la galleta. Justo en tu estómago, Gordon.

—Es un milagro que me digas Gordon.— sonreí sin mostrar mis dientes, seguro mi boca estaba negra por la galleta.

—Tal vez no lo dije, pero quien sabe lo haya pensado.— reí, una pequeña carcajada también salió de sus labios. Empece a tocar sus cabellos color rosa bebe, Este chico es todo un caso.

—¿Te gusta?

—Insisto en que algun dia te quedaras calvo.

—¿Y a quien le importa? Es mi cabello yo vere que hacer con el, Si quiero tener mi cerebro oxigenado lleno de pintura, Lo tendre.— Rei aun mas, un caso total.

Era increíble como Michael podía cambiar mi estado de ánimo en pocos minutos ¿hace cuanto estábamos aquí? ¿15 minutos? ¿Y ahora? Estoy qué caigo de felicidad.

—Tierra llamando a Juno, Juno ¿Me escuchas?

—¡Idiota! ¿Qué pasa?.— Me había asustado un poco por que había estado pensando unos minutos.

—¿Quieres ir conmigo al Cine?

—Claro, ¿Por qué no?.— obviamente quería ir...

‹‹Sentí algo en mi interior, se sentía bien...››

Fat» Clifford❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora