— Juno pato Ryman, ¡Arriba!.— Una almohada y el escándalo de Michael me hicieron separarme del hermoso Evan Peters de mi sueño.
— ¿Pato? Podías haberme despertado con más cariño, Maldito Gordon.- tape mi cara con la almohada, reteniendo mis ganas de ahorcar a Michael por levántame a esa hora de la mañana.
— No me digas Gord... — no deje que terminará su oración puesto que le había tirado la almohada que anteriormente tenía en mi cara y lo golpee de igual manera en la cara.
— No tienes derecho a nada cuando me levantas de esa manera, tonto. — estire mi cuerpo en la misma cama y saque mis pies de la misma, sintiendo así la frialdad del ambiente. Michael portaba unos pantalones deportivos y tenis de igual forma.
— Bonito pijama, Niña.
No entendía muy bien el argumento de Michael, hasta que un recuerdo llego a mi como ráfaga de luz. El día anterior había escogido el pijama más infantil que había en mi closet.
La vergüenza se apoderó de mi, y más por el hecho de que el pijama era un short algo cortó, y mis malditas piernas voluptuosas siempre estaban ahí. No encontrando más remedio, me volví a meter entre las sábanas y me tape hasta la nariz, Michael sólo estaba ahí, sonriendo, Maldito Gordon.
— Arriba, vamos, hoy vamos al parque a correr. — Dijo y quito nuevamente la sábana, pero yo se la quite nuevamente.
— No quiero, adiós.
— Nada de adiós, ¡Arriba!. — en un abrir y cerrar de ojos la anatomía de Michael estaba arriba de la mía, mientras el saltaba en la cama, aplastandome.
— ¡Michael Gordon Clifford! Tienes 3 segundos para bajarte de arriba de mi.— El reía, por un momento pensé que me estaba ignorando ya que hacia ruidos para que mis gritos no se escucharán.
—Pato Ryman está de mal humor.
—Uno...
—Uh, el pato está contando ¿Que pasará después?.- Reí, inconscientemente.
—Dos...
— ¡Me voy a morir de miedo!
—Tres...— Empece a empujarlo, presa de la desesperación, puesto que estaba bloqueando mi cuerpo de alguna posibilidad al moverme.
— Cuack, Cuack.
— ¡Mama! ¡Dile a Michael que se baje d....!— Sentí la gran mano de Michael tapando mi boca, en ese momento nos estábamos comportando de lo más infantil posible.
— Eww, me has lambido y has dejado tus gérmenes.— Sus expresiones eran tan graciosas, no podía seguir así, sí no, mi vejiga seguro sacaría todo su contenido.
— Michael, Tengo que orinar, ¡Mierda!
— Eww, anda, Sucia. — Por fin se bajó de arriba de mi y corrí hacia el baño, descalza, ignorando mi pijama y la vergüenza que tuve al principio.
Vacíar mi vejiga era mucho más importante en ese momento.
Cerré la puerta del baño y hice lo que una persona con necesidad hace ahí adentro.
— Juno, eres una manguera de agua.- Reí, Michael estaba del otro lado de aquella puerta color crema, seguramente burlándose de mi problema. Y no lo dudaba, su tono de voz al pronunciar aquello era del todo burlativo.
— Déjame en paz, Gordon.
— No soy Gordon, no me digas Gordon.
— Tu acta de nacimiento dice claramente que te llamas Michael Gordon, Déjame en paz, tengo que concentrarme.
— ¿En orinar?
— ¡Michael, Basta!. — Me estaba riendo, no podía controlarlo.
— Está bien, Está bien, Te espero abajo.
Baje una vez había terminado con mi aseo personal y había cambiado mi vestimenta. Michael está sentado en el desayunador concentrado con sus cereales y entablando una interesante platica con mi madre.
— No he pensado en las consecuencias, pero me han dicho que sí sigo así, pronto estaré calvo, pero es que es como una parte de mi, me gusta lo loco y pintar mi cabello se ha vuelto parte de mi locura...
— Quedarás Calvo, te lo aseguro. — Me senté a su lado y tome su plato de cereales.- Buenos días mama, ¿Tenemos algo que hacer hoy?
— Nada cariño, ve con Michael a correr, anda. — Mi madre estaba limpiando la cocina con su trapillo, ignorando mi cara de -No. quiero. ir.-
— Mama, ¿le contaste a Michael sobre el pato? — No necesité respuesta, ellos dos rieron, malditos.
— Vamonos. — fui arrastrada por la anatomía de Michael hacia el exterior de mi casa. El frío golpeó mi cuerpo en cuanto salimos, era sábado y las personas de mi vecindario también estaban corriendo por las calles de aquel día helado.-No te preocupes, cuando empieces a correr lo único que vas a tener va a ser calor.
— No te rías sobre lo del pato, porfavor.
— Cuak, Cuak?.— No pude evitar soltar una risa, me estaba provocando y mucho.
— Cuak.
— Anda camina, no tengo tu tiempo. — Sentí un golpe, no cualquier golpe... Michael me había dado una nalgada. — Fue sin querer, Cuak. —
y el volvió a reír. Tonto.‹‹Disfruto mucho pasar tiempo a tu lado. Demasiado diría yo. ››

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Fat» Clifford❀
Fiksi Penggemar"Soy gorda e imperfecta, eso es todo..." Se prohíbe el robo total o parcial de esta historia, publicarla en otro foro o página, así como utilizar las situaciones de la misma para "inspirarte" De lo contrario, me veré forzada a utilizar el protocolo...