Capítulo 4

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Cecile

Estaba en el Capitolio esperando las nuevas órdenes del Mayor, mis dedos no dejaban de tamborilear en la mesa; había una nueva alerta, hablaban de alguna amenaza mayor a la que se enfrentaba toda la Sociedad; pocas veces se creía que algo así pudiera suceder y enserio que nuestras reacciones de sorpresa al enterarnos de todo esto no fueron satisfactorias para nuestros líderes.

-¿Lista Cecile?-Preguntó uno de los muchachos que se encontraban caminando por los pasillos, su armadura plateada demostraba el nivel de guardián en que se encontraba.

Negué en silencio mientras encendía mis manos, el pequeño fuego blanco y negro bailaba en silencio sobre mi piel sin dejar de aumentar de poco en poco, suspiré notando el leve temblor de mis extremidades; la ansiedad y los nervios por pensar en esto me atacaban de golpe.

-El Mayor acaba de hablar con los líderes de la Torre-Añadió de la nada, al parecer lo dejé hablando solo de muchas cosas-...Creo que mandarán algunos alumnos, pero siento que solo nos estorbarán

Cerré los ojos escuchando lo poco que decía el muchacho, en verdad no podía estar al cien por ciento en este lugar, mis alas inconscientemente salieron enfriando todo el sitio, se extendieron y de golpe salí volando del lugar.

Con cada movimiento que mis alas hacían, un sonido muy bajo y suave denotaba, el romper del aire y las voces algo sorprendidas de los nuevos guardianes inundaban el sitio de mármol lujoso; por mi mente pasaban muchas cosas, la forma en que la alerta había llegado de golpe, los problemas dentro del Capitolio, la pequeña "rebelión" que se trataba controlar dentro de toda la ciudad, mis problemas familiares y para colmo las suposiciones de lo que podría ser aquella amenaza que tanto preocupa al Mayor.

Cuando por fin salí de aquel sitio enorme de mármol bien tallado pude aspirar aire puro y fresco, la ciudad se abría de golpe, solo dividida por una bruma que nos escondía de ellos; todo el sitio estaba habitada por "Ascendidos", nuestra raza se mantenía al margen de las reglas puestas por cada líder antiguo, Pero esas reglas no eran tan bien aceptadas por todos los habitantes, varios de ellos solo pedían ser libres para habitar el mundo humano, el mundo mortal, el mundo de los "seres no sobrenaturales"...Entre ellos yo soy una de esos que prefiere ir a ese "mundo desconocido", en verdad preferiría mil veces estar allá que en esta horrorosa sociedad, esta zona despreciable y amenazante...

-¿Sigues pensando en voz alta Cecile?-Preguntó una voz femenina detrás de mí, de golpe mis alas se apagaron y caí al suelo de pie, volteé observando a la chica pálida saludarme-Sabes que si te escucha así alguno de los guardianes te llevará con el Mayor

Negué sorprendida por no saber cómo Izzy me había alcanzado, según yo nadie me había seguido, pero ella siempre lograba sorprenderme con sus poderes algo extraños pero útiles, entonces negué viendo sus ojos claros, me acerqué a ella y tomé sus manos suspirando.

-Enserio, debo ponerte una campana mujer, solo lograrás sacarme un susto más veces-Susurré observando sus lindos ojos, ella sonrió inocente desviando su mirada.

-Perdón-Respondió alegre apretando mi agarre-¿Pero por qué dejaste hablando solo a Alias?

Mis mejillas tomaron un leve sonrojo negando mientras bajaba mi mirada hacia el suelo, suspiré sintiendo de nuevo mi cuerpo temblar sin control alguno, la ansiedad regresaba de golpe a mi cuerpo, negué escondiendo mi rostro en el pecho de la chica comenzando a sentir mis lágrimas caer despacio por mis mejillas.

-¿Acaso te asusta lo que sucede, pequeña?-Preguntó la pelinegra acariciando mi cabello suspirando

Cerré mis ojos con fuerza asintiendo, me acerqué a su frente y entonces le transmití todo lo que sentía, las imágenes y sensaciones se prolongaban conforme lloraba, lo único que sentí fueron sus brazos tomarme fuerte y rodear mi cuerpo.

La ProclamaciónWhere stories live. Discover now