Capítulo 8

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Shawn

Pasaron tantas cosas, desde los fuertes y sonoros pasos de los alumnos que iban de un lado a otro, hasta el suave y casi inaudible choque del marco de la ventana con unas piedras que volaban. Pedía a gritos poder ver a aquel chico que habían llevado a la enfermería; me habían encontrado cerca de la puerta, viendo desesperada y asustada aquel brillo que salía por la venta y escuchaba los gritos de la chica dentro.

-¿Se encuentra bien señorita?-La enfermera me sacó de mis pensamientos llevándome de nuevo a realidad, notando como el cuarto tomaba aquel color oscuro y sin vida-¿Señorita Shawn?

-Perdón-Respondí seca.

-¿Se encuentra bien?-Repitió mientras sacaba del bolsillo de su blusa un termómetro de vidrio-¿Puede alzar su brazo por favor?

Iba a contestar, pero la mano de aquella mujer llegó a mi brazo y lo levantó, colocó el objeto en mi axila y me hizo apretar la misma por un rato mientras ella checaba a cada rato mis signos vitales, hacía anotaciones en su libreta y solo volteaba a ver mis ojos cada quince segundos o ante cualquier movimiento que hiciera por incomodidad a la posición en la que estaba.

-¿Cómo se encuentra señorita?-Preguntó por tercera vez la enfermera mientras sacaba el termómetro y lo veía, guarda este en una cajita de humo, truena los dedos haciendo desaparecer el mismo, sacando una expresión de sorpresa por mi parte-¿Te sorprende esto cariño?

Asentí despacio tomando aire.

-Pronto podrás hacer esto-Dijo con una sonrisa acomodando su cabello tras su oreja-Eres Metageno y no sabes de eso...Enserio que les enseñan más lento que antes

Me sonrojé por unos segundos, lo que me había dicho quizá y era cierto, pero no llevaba ni dos días en este sitio y lo que me había pasado fue gracias a aquel muchacho que se encontraba en la enfermería luego de haber pasado la "Prueba"; necesitaba respuestas, me carcomía saber de él, la razón que detonó mi interés fue aquel piqueteo que sentí al momento de chocar miradas y rozar las yemas de mis dedos contra él, la forma en que pronunció mi nombre, como si el metal rasgara la carne y en vez de sangre que corriera, más bien era una sinfonía que salía desde aquel cuerpo, su mirada tan penetrante y asesina que a kilómetros pudiste haber muerto de solo sentir aquella mera presencia, necesitaba decir su nombre, llamarlo, pedirle a lamentos y llantos el que pronunciara otra vez mi nombre y así me libre de todas mis dudas.

-¿Entonces?-La enfermera por segunda vez en estos momentos había logrado sacarme de mis pensamientos, no pude decir nada más que dedicarle mi más tonta y vergonzosa de mis miradas, apenada por no haberle prestado atención otra vez.

-¿Perdón?

La señorita suspiró poniendo los ojos en blanco, entonces solo puso una cajita con moño rosa en la mesita de noche, se levantó con aquel además de fastidio y arrogancia que te ganabas luego de haber desesperado a alguien; al final me dejó sola en el cuarto, escuchaba los latidos de mi corazón, el suave y pausado pasar de mi respiración a cada segundo que me encontraba sentada, volteé a la mesa dando con aquella cajita que había depositado la enfermera, con curiosidad tomé la misma notando que el moño era uno parecido al que traje en mi dedo al principio de las pruebas para mantenerme con calma.

Al tocar el pequeño moñito sentí aquella dulce fragancia de néctar y arándanos llenar el cuarto, con una leve sonrisa pude dar con el origen de todo, el aura que emanaba de esta había sido hecho por Anthony, se notaba por la falta de cuidado que pone un "Guerrero" al hacer cosas fuera de su elemento común que eran las peleas y armas, aquella pequeña esfera creada empezaba a flotar cual burbuja dando paso al aroma penetrante y así fundiendo todo en algo demasiado relajante y creando una nueva atmósfera.

-Hey...-Aquella voz me sacó de ese mundo, giré la cabeza para encontrarme con aquel muchacho algo despeinado y despreocupado, en sus brazos las marcas de la batalla en el pasillo y con esa sonrisa que siempre cargaba-¿Cómo te encuentras?

-Bien-Respondí dejando la cajita en la mesa mientras dejaba fluir todo el aroma de la mera burbuja-¿Cuándo aprendiste a crear burbujas de aura aromática?-Pregunté acomodando mi espalda en la pared para así verle mejor.

Él solo sonrió negando para así señalar la pequeña cajita.

-Le pedí el favor a un alquímico-Respondió quitando el objeto de mis manos para así darle vueltas y asomar en sus labios una pequeña sonrisa-¿Cuándo saldrás?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, no sabía cómo responder y eso era algo que se notaba tanto en mi rostro como en mis palabras, Anthony solo pudo tomar mi mano con mucha lentitud y delinear mis nudillos, aquella zona por donde pasaban las yemas de sus dedos provocaban en mí cierto escalofrío sobre mi cuerpo.

-Espero que pronto-Respondo alejando mi mano por la sensación, pude ver el cambio en su rostro, suspiro agotada por fin con las manos bajo las sábanas viendo sus ojos.

Anthony sonrió levemente para así abrir su mano y ponerla frente a mis ojos, la suave risa del muchacho logró relajarme mientras negaba y solo respiraba, al final él pudo levantarse de la camilla y unir nuestras miradas una última vez.

-Que descanses Shawn-Susurró aquello caminando fuera.

Cuando salió del cuarto solo pude dejar salir todo el aire de mis pulmones y cerrar los ojos...por unos segundos, pude sentir su presencia...La de aquel individuo.

-Estás ligada...A mí

Aquella voz...

He aquí, cuando la paz terminó...No solo en mi vida...Sino también en este sitio.

-Sirve como la carnada...Por favor...Hija mía

La ProclamaciónWhere stories live. Discover now