capítulo 45.

919 61 14
                                    

Me acerco lentamente a David hasta posar un suave beso en su mejilla. El pone sus manos en mi cintura y me acerca a él.

-¿Cómo es que estás aquí?

Me encojo de hombros. Y me separo mateniendo distancias.

-Lea, me han dicho que te avise de que todo esta en orden, y que te puedes ir después de rellenar unos papeles.

Me tiende tres papeles grapados, me siento en una silla y me llevo los papeles a las piernas. Paso las hojas ojeandolas sin mucho interés.

Al final de todo, pongo mi nombre y mi apellido, la fecha de nacimiento, el número de teléfono y firmo.

Le lanzo y me levanto. Me quito la bata quedando en ropa interior delante de todos, y me pongo el vestido, sin importarme a penas que me miren. Me vuelvo a sentar y me quito los patucos de plástico y me vuelvo a poner las Vans.

Dejo la bata hecha un boño en la cama y me despido con un adiós.

-Lea espera.-me giro.-¿Quieres salir mañana por la noche?

-Claro, en el papel ese pone mi número.

Y me voy. Salgo a paso acelerado. Y cuando por fin cruzo la puerta del hospital me siento libre.

Me giro para mirar atrás con una pequeña esperanza de tener a Louis detrás de mí, pero no hay nada.

Mierda, no sé donde estoy.

Comienzo a caminar hacia la derecha, buscando algún sitio conocido, pero nada. Las calles están casi vacías, pero comienzan a haber movimientos ya que a las cinco de la mañana la gente ya va al trabajo.

Me acerco a un chico de no más de treinta años y le pregunto donde queda la calle en la cual vivo. Tras indicarme las calles las cuales he de ir, le agradezco y me voy.

***

Tardo media hora en llegar. Abro la puerta despacio. Me doy cuenta que Agustín hace tiempo que no pasa por casa.

Me saco toda la ropa y me acuesto en ropa interior. Al menos me da tiempo a dormir por cuatro o cinco horas.

No tardo casi nada en conciliar el sueño, al final me ha entrado y todo.

El sonido del ladrido de un perro en la calle me despierta. Abro los ojos y miro el móvil. Las once en punto. ¡Mierda!

Me destapo y me levanto deprisa. Como llegue tarde suspendemos. Me despojo de mi ropa poniéndome ropa interior nueva. Me pongo unos shorts tejanos rotos y una camiseta marrón enseñando un hombro y llega el cuello un poco antes del codo y muy ancha-tanto que se me ve también el sujetador-adornada con el nombre de Nirvana en azul marino.

Me pongo unas bambas anchas, bajas y desgastadas negra. De estas que al dar un paso se caen.

Me recojo las rastas en un moño alto. Miro el reloj: las once y diez. Vale, voy bien.

Me miro en el espejo. Unas ligeras ojeras adornan el contorno de mis ojos. Agarro unos polvos y un brocha y me las tapo lo mejor que puedo. Me pinto la raya de arriba y me difumino un poco hasta la mitad la raya de abajo. Me lavo por encima los dientes y agarro un chicle de menta poniéndomelo en la boca.

Salgo de casa colgandome la riñonera en el hombro y comienzo a correr hacia el instituto.

Miro el reloj de la iglesia, joder, llego tarde y veinticinco. Me saco las bambas cuando me paro enfrente del semáforo. Cuando el color pasa de ser rojo a verde, mis piernas se mueven más deprisa que nunca. La campana suena indicando que ya son y media.

Cruzo una calle y por fin me encuentro la puerta principal con Louis esperando impaciente. Cuando me ve llegar se acerca corriendo hacia mi.

-¡Joder Lea! Mira que dije que no llegarás tarde.

Tomo una calada de aire para regular la respiración.

-En teoría me dijiste que ni antes ni después. Así que...

Una sonría tímida se asoma en la cara de Louis. Le devuelvo la sonrisa apartando la mirada de sus labios.

-Me estaba preguntando que si querías hacer algo esta noche, ya sabes...-se rasca la nuca.

-He quedado con David.

Sus ojos se oscurecen y baja la mirada.

-Lo sé, con él puedes quedar otro día, lo mío es importante...

-¿Cómo el qué?

-Una cita.

-Ya tengo una "cita" con David. Ponte en a cola Tomlinson, todos quieren este cuerpo.

Louis rueda los ojos y entra dentro al ver que la directora nos llama.

Entramos en una sala y Louis entrega el trabajo. Comienza a explicar lo que hemos aprendido con el trabajo.

Parece como una entrevista de trabajo, de vida o muerte. Mi mente se queda en blanco, mi cuerpo se paraliza y la sudor comienza a aparecer.

-Lea, te toca.-me susurra.

Niego con la cabeza. No puedo. Me he quedado en blanco.

-Lea va, tu puedes. Conmigo te lo sabías todo.

-No puedo...-niego intentando retener las lágrimas.

-Señorita Hush...

-No... no puedo.-le interrumpo saliendo de ahí corriendo.

Cierro la puerta y salgo corriendo. La bamba sale de mi pie y se cae en medio del pasillo, pero el miedo de tirar para atrás, de estar mas cerca de ahí se apodera de mi. Dejo el zapato ahí detrás y salgo al patio, con las campanadas de fondo. Pareciendo la cenicienta, solo que en vez de un zapatito de cristal es un bamba, y en vez de las doce de la noches son las doce del medio día.

LEER VOTAR Y COMENTAR(sobre todo)

Angels to fly ❁ L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora