Y hasta este momento, eso es lo que ha pasado.
Pienso en cada segundo, minuto y momento lo sucedido. Lo reproduzco en mi cabeza. Esto es raro. Doy gracias a Dios que me acuerdo de todo: sé en que casa estoy.
Cojo mi móvil, que esta enchufado a un enchufe; batería al 100%. Vaya, gracias Tomlinson.
Son las seis y media de la tarde. ¿pero cuanto he dormido? Juraría que me acoste a las cuatro. Me remuevo el pelo; seguro que parezco una bruja.
Mis bambas estan en un lado de la cama, igual que todas mis cosas.
Distingo una puerta blanca, debe de ser el lavabo. Me levanto. Poco a poco. Camino hacía aquella puerta. La abro. Mierda, menudos pelos.
Busco entre los cajones algún cepillo, o algo que me pueda servir cómo este: gomina, champús, pasta de dientes, cepillos de dientes... No, quiero un cepillo para el pelo, no para los dientes.
La puerta del dormitorio se abre sonoramente. Cierro los armarios de golpe, e intento cerrar la puerta del baño. Pero se me es imposible: Louis es más veloz y tiene más fuerza.
-¿Qué hacías?-pregunta Louis friamente.
-Buscaba un peine, necesito peinarme estos pelos de loca que tengo.
Mantengo mi compostura. Para chulo él, chula yo.
-Estas genial-su cara no emite sentimiento alguno. Sonrío irónica.-Ahora, necesitamos hablar.
-Yo no me muevo de aquí-me siento en el váter.-hasta que me traigas un peine.
El chico rueda los ojos cansado. Me lo imagino, menudo numerito debo de estar montando. Además en esta casa ajena. Sale de la pequeña habitación, seguido de salir de su habitación. He ganado. Salgo yo también, para sentarme en la cama.
-Toma el puto peine.-me da un cepillo rosa.
Sonrió agradecida. Y comienzo a cepillar el pelo. Aparto las rastas haciendome una coleta y me peino a partir de la coronilla, que es donde no me llegan las rastas. No quiero que se me deshagan o que pase alguna barbaridad.
-¿Ya has acabado?-pregunta Louis.
Hago ver que me lo pienso. El me mira. Yo le miro. No. Claro que no he acabado. Me gusta joderle. Niego con la cabeza y continuo peinandome.
El chico, suspira, apoya los pies en mis piernas y coloca sus manos detrás de su cabeza. Se lo que piensa: para chula ella, chulo yo.
-Nadie es más chulo que yo.-respondo.
Él me mira confundido. Pero enseguída entiende y sonríe pervertidamente. Quita los pies de encima mío, se sienta inclinado hacia mi. Apoya sus codos en las rodillas, y su cabeza en sus manos. Me mira fijamente. Noto su respiracion cada vez mas cerca. Trago saliva sonoramente, esto es incómodo. Y cuando creo que no se va ha acercar más... me sorprende. Sus labio inferior-más salido que el otro-roza mi labio inferior.
Es un pequeño roce: nada comparado con un roce de los de verdad. Me refiero, a que dudo mucho que el se de cuenta que su labio toca el mío.
Mis piernas me tiemblan ligeramente. La respiración se me para. Esto es demasiado. Sonríe de oreja a oreja y seguído de esto se separa bruscamente.
Hemos pasado de estar nuestros labios rozandose a estar a un metro de separación.
-Yo también puedo ser chulo.-coge el peine y lo tira a un rincón.-Ahora, he dicho que hemos de hablar.
Lo miro con una cara de asco. No me importa que no me haya besado. Tampoco me hubiera dejado. Simplemente, me molesta. Nadie es más chulo que yo. Nadie.
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Angels to fly ❁ L.T
Fanfic¿Y si tuvieras un ángel que te cuidara y te protegiese sin que tu lo supieras? ¿Y una adicción a las drogas y el alcohol? ¿Y un pasado oscuro que no quieres recordar que te trajo a esto?