capítulo 73.

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Llevo ya un buen rato sim moverme del sitio. Mis rodillas ya comienzan a arder por estar tanto tiempo apoyadas en el suelo, mis ojos pican, pero no por eso paro de llorar.
Es increíble como una persona puede hacerte cambiar en poco tiempo, y sobre todo, hacerte ser como el lado opuesto.
Yo antes era una persona egoísta, caprichosa, sin ganas de vivir la vida. Y bueno, egoísta y caprichosa lo sigo siendo, pero juro que daría todo lo poco que tengo con tal de tener a Louis a mi lado.

Me mentalizo que debo de salir de aquí, por mi bien y porque estoy en una casa ajena. Ajá, ajena, podría haber sido mi casa pero ya no hay marcha atrás.
Me seco las lágrimas mojando la camiseta y me levanto para irme.
La foto. Solo un estúpido marco con una imagen impresa en un papel me hacen volver a derrmbarme.
Mis rodillas vuelven a hacer contacto con el suelo y las palmas de las manos con los ojos. Joder, nunca supe que dependería tanto de una persona.
Pienso los momentos vividos con él. La verdad, es que soy muy masoquista pensando en eso.
Mis manos se cierran un poco arañandome alrededor de los ojos. Pero el dolor del pecho sigue siendo mayor.

Después de media hora, mi llanto se va apagando lentamente. Ahora ya no estoy en el suelo, sino en el sofá. Sentada con la mirada en el suelo buscando pequeños dibujitos en la madera. Parezco mucho más creativa cuando estoy deprimida.

La puerta se abre y se cierra segundos después. No se ha escuchado mucho, pero el silencio que habita en la casa, hace que se escuche todo. Mi mente se queda en blanco en ese instante. No quiero que me vean llorar. Antes de que pueda siquiera reaccionar, unas manos se ponen en mis hombros.

–Fui gilipollas al creer que podía vivir sin ti.

Esa voz.

Me doy la vuelta de golpe y me quedo cara a cara con él. Sus ojos están rojos, ha llorado; sus finos labios tienen pequeñas marcas de sus dientes; y su cara está roja.
Niego con la cabeza sin entender nada. ¿Es un sueño? ¿No tendría que ir de camino a casa de su tío?

–Escuchame pequeña, tenemos que hablar.–me acaricia la mejilla.

Niego con una sonrisa cínica, si se cree que por ser dulce voy a caer a sus pies, lo tiene claro.
Él no sabe lo que he sufrido. Notaba mi pecho romperse por momentos cada vez que respiraba, y ahora me viene así diciéndome que hablemos.

Me mira con pena de arriba abajo, de seguro tengo un aspecto ridículo. Alarga los brazos y después de sonreír de lado, me acerca a él estrechándome en sus brazos.
Las lágrimas vuelven a salir de mis ojos sin miedo, derrumbandome encima de él, de la persona por la que lloro.
Sus cálidas manos frotan mis brazos. Su respiración choca contra mi oreja.

–Puedes mandarme a la mierda, porque sé que me lo merezco.

–Lo haría si pudiese.

Me rindo. Mis brazos abrazan su cintura y la apega más a mi cuerpo. Necesito su calor y saber que todo, que nosotros estamos bien.

–Te quiero, pequeña.

–Y yo a ti, pequeño.

El ríe silenciosamente y eso me hace reír a mi con lágrimas en los ojos.

Ninguno dice ningúna palabra ni emite ningún sonido; solo nos abrazamos.
El chico me da un beso en la mejilla y se separa de mi emtrelazando nuestras manos

–¿Entonces... Estamos bien?

Me encojo de hombros.

–Sabes que nos hacemos daño mutuamente.

–A mi me hace más daño estar alejado de ti.

En question de segundos, me encuentro abrazandole y llorando en sus brazos. Sé que tiene razón, el de alguna manera siempre me salva, por mucho daño que haga.

–De verdad si te cambié–dice para cortar la incomodidad–antes no eras tan llorica.

–¡Cállate!

Mi puño se estrella en su brazo de broma, y antes de que lo pueda apartar, su mano rodea mi muñeca y con un tirón me acerca a él.
Sus labios chocan con los míos y gimo por el impacto.
Ambas bocas se mueven sincronizadas, encajan a la perfección. Su lengua entra en mi cabidad y recorre el paladar. Es un beso bastante apasionado y salvaje, pero al menos para mi, parece el más dulce de todos: es el beso de la reconciliación. ¿Por qué hemos vuelto, no? Me separo a falta de aire y le miro a los ojos, esta pregunta puede salvarme la vida o simplemente destrozarla.

–¿E...eso es que hemos vuelto?

–Solo si vives conmigo.

Miro al suelo y me muerdo el labio, haciéndome la interesante, es obvio que es un si. Me lanzo a sus brazos rodeando su cintura con mis piernas.
Ha sido demasiado fácil, pero me gusta.

–Pero cocinaras tú.

–Eso ya lo veremos–susurra en mis labios y acto seguido me da un pico–primero quiero enseñarte esto, y lo que surja...

Me río por su perversión, pero le sigo el rollo, de todas formas, yo también lo quiero hacer.

Me abraza por la cintura y me da un beso en la clavícula. Los dos estamos sudados por el esfuerzo. Me giro y pongo la pierna por encima de su cadera.

–Ahora que no estamos enfadados, quiero decirte que te quiero.

Louis sonríe y sus mejillas se tiñen de rojo.
Sus labios hacen contacto con mi oreja y susurra una cosa, algo que no logro entender, no tiene sentido:

Hace demasiado frío para que los ángeles vuelen.

Heeey!  Solo quería hacer más emocionante el final y tardar en subirlo lmao. No. Final de curso aka estudiar. Pronto subiré el epílogo lo prometo.
Y sí, han vuelto muy facilmente pero cutie cutie.

Mrs.Hemmimgs x.

Angels to fly ❁ L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora