Capítulo7. El trabajo.

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Esa mañana, Callum llegó antes que todos. Había decidido ir con Harrow en su auto por esa vez. Y Harrow no se opuso, más bien se alegró de poder compartir un poco más con su hijastro, pero en cuanto vio la expresión fría y silenciosa de Callum prefirió no insistir en una conversación y en su lugar prendió el auto y avanzaron hacia la Avenida principal.

Mientras manejaba, Harrow observaba a su hijastro de reojo de vez en cuando. El chico no parecía notarlo, estaba centrado en el cuaderno de dibujos, garabateando una figura incomprensible a los ojos de su padre.

Desde que Callum era un niño, su relación no había sido muy buena. Jamás se habían peleado y Harrow jamás había osado a levantar una mano para golpearlo, pero no habían tenido una buena comunicación.

El niño siempre se escondía detrás de su madre e cuanto Harrow se aproximaba a él, y Harrow no había hecho nada para remediarlo. Ahora sabía que ese había sido su error. Creía que ante la reciente perdida de su padre biológico, Callum necesitaba espacio, y Harrow le cedió más de lo que necesitaba. Ahora, nueve años después de la muerte de Sarai, Callum y Harrow apenas se cruzaban palabras. El muchacho actuaba frío y formal ante el adulto, Harrow, amable y comprensivo.

Harrow todavía recordaba el momento en el que se lo obsequió.

El niño jugaba alegremente con su madre en la habitación real cuando Harrow se hizo presente en ella. Traía algo detrás de su espalda y sonreía. El niño se escondió detrás de las piernas de su madre, tímido o quizás atemorizado. El hombre avanzó un poco más, Sarai acarició el cabello del niño, tratando de calmarlo. Callum se alejó un poco más.

Harrow se arrodilló ante el niño y le mostró lo que traía detrás de él. Un cuaderno marrón con arabescos dorados surcando su tapa de cuero oscuro. Callum salió de su escondite, atraído por el singular objeto. Lo tomó en manos, lo contempló por unos segundos y sonrió, abrazando el cuaderno alegremente.

Harrow sonrió al ver que le había gustado y...

-¡Papá!-Callum gritó aterrado desde el asiento del acompañante, aferrándose desde el espaldar y abriendo los ojos en grande.

Harrow observó sobresaltado y notó que ya habían llegado a la intersección en la que debían doblar para llegar al Instituto, y que el semáforo estaba en rojo mientras que una anciana cruzaba la senda peatonal. La mujer miró aterrada al auto mientras que Harrow apretaba el freno con todas sus fuerzas. Callum tiró del freno de mano y el auto pegó un fuerte respingo antes de frenarse completamente.

-¡Animales!-gritó la anciana agitando su bastón en el aire para después continuar caminando hasta la vereda murmurando algo como-: Ya no se puede caminar tranquila en las calles...

Callum y Harrow estaban paralizados, Callum abrazando a su asiento, Harrow con las uñas clavadas sobre el volante. Ambos se miraron y Callum frunció el ceño y la boca.

-Ya sé, ya sé: debí estar más atento. Pero...

-Continuemos, ya estamos llegando tarde-lo interrumpió el muchacho mientras regresaba a su postura normal en el asiento.

Harrow suspiró y aceleró hacia la izquierda. Minutos después el Instituto Dragón estaba frente a ellos, sobre sus pulidas escaleras de mármol algunos de los estudiantes yacían sentados. Algunos de a siete, otros, solos. Pero sólo una atrajo la atención de Callum. Rayla estaba allí, sola, con su teléfono y una capucha turquesa. Harrow notó la sonrisa de Callum al verla y él también sonrió.

-Oh, conque ella es la chica-dijo y Callum se sonrojó.

-No...-intentó mentir, pero Harrow volvió a sonreír.

Compañeros de clase (Rayllum)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora