Capitulo Final 3/4. Con un pie sobre Xadia

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Los ojos de la pelinegra comenzaron a acostumbrarse a la poca luz a los pocos minutos de abrirse, sólo para encontrarse con el rostro afligido de su hermano, mirándola con una expresión inexplicable en su ceño. Claudia reconoció esa expresión al instante: era de aquellas muecas que dicen “Lo siento” a gritos.

-¿Soren? ¿Qué ocurre? ¿Por qué tienes esa…?

Quiso incorporarse, pero su intención había sido prevista por el chico. Claudia se vio sometida  a la fuerza de gruesas cadena de acero, haciendo que le sea imposible moverse. Sus manos estaban cubiertas por unos gruesos grilletes que llegaban hasta su muñeca y hacían que el usarlas se hiciera una tarea dolorosa. Sus pies estaban encadenados al suelo, con cadenas incluso más duras que las del resto de su cuerpo. En resumen: estaba enfundada en cadenas por su propio hermano. Esperen, ¿su hermano le había…?

-¿qué pasa? ¿Acaso tú…?-el rostro de su hermano respondió todas sus dudas.

-Lo siento, Clods, pero es por tu propio bien, y por el bien de toda Xadia. No dejaré que mates al Mago Perdido-comenzó a retroceder lentamente, haciendo que los nervios de su hermana aumenten, y que comience a moverse más fuerte contra las cadenas que la aprisionaban-. Claudia, lo siento mucho de verdad, pero estoy haciendo lo correcto…

Dicho esto se dio media vuelta y comenzó a caminar ignorando (o tratando de ignorar) los desesperados gritos de su hermana, rogando que la libere. Sus gritos se escucharon hasta que el rubio cerró la puerta del sótano con llave. Suspiró, conteniéndose de volver a abrirla, y se retiró en silencio.

“ojalá me perdones, hermanita”.

***

-Tenemos que tener cuidado-comentó Rayla mientras bebía de su vaso plástico y observaba hacia todos lados-, al menos hasta que Runaan llegue.

-No voy esperar, Rayla, tenemos que actuar. Claudia y Soren están desaparecidos, mi papá aún no llega y Viren…

En el momento en que Callum pronunció su nombre, el Mago Oscuro se hizo presente en el lugar luego de que un fuerte estruendo que sacudió todo el gimnasio. Una estrepitosa carcajada estremeció a todos los presentes.

Aquel hombre tan elegante que todos veían caminando con excelente porte por los pasillos de aquella institución, había perdido toda su elegancia y humanidad que ya antes carecía en su alma. La piel de carbón, los ojos negros y esas largas y siniestras marcas moradas por su piel… lo hacían verse ilusorio.

Callum había caído al suelo gracias al sorpresivo terremoto, y cuando se logró levantar, unos perversos ojos negros se posaron en él. A paso lento, esa cosa –Callum no creía que ese hombre podría seguir teniendo algo de humano- comenzó a acercarse al joven, mientras él se sostenía de una mesa para conservar el equilibrio. Estaban en clara desventaja.

Antes de llegar hasta el chico, la platinada se metió entre él y Callum, evitado que continuase. Aquel monstruo detuvo su caminata y observó por escasos segundos a la elfo, que no se movió ni un centímetro. Otra risotada se escapó de la garganta de Viren, segundos antes de sentir una fuerte patada contra su costado. El mago oscuro voló por los aires hasta caer contra la puesta del gimnasio.

El pánico se apoderó de los estudiantes, quienes comenzaran a gritar desesperados y a intentar escapar, pero con un ademán Viren cerró todas las puertas. Ahora todos eran presas de un miedo horrible.

-¿Creyeron que podrían huir de mí?-gritó mientras se incorporaba-. Soy el dueño de este mundo, y pronto el de muchos más, póstrense ante mi o sufrirán las consecuencias de mi poder.

La hoja de una espada se posó en el cuello de Viren, presionando levemente, haciendo que detenga sus gritos. Un grito general se oyó en toda la sala al ver al portador de la espada.

-¿Por qué no cierras la boca, Viren, y nos muestras cuales son las “consecuencias de tu poder”?-Runaan parecía irreconocible.  Aquellos cuernos, la piel morada y esa ropa…

-Con gusto, animal-espetó  el hombre.

En ese mismo instante una fuerte sacudida volvió a invadir el lugar. La gran entrada se vio destruida por una horrible criatura. Medía cerca de veinte metros, su color anaranjado resaltaba contra sus grandes fauces sobresalientes de su boca, y sus pequeños ojos negros carecían de otro color. Por su forma podría asemejarse a un lagarto gigante y gordo.

Los estudiantes nuevamente comenzaron a correr hacia todos lados. Rayla no perdió un segundo más, tomó a Callum de brazo y murmuró:

-Voy a distraerlo, tú ayúdalos a ocultarse-le dio un casto beso que dejó sorprendido al chico-. Te amo.

Esas palabras, tan bruscamente escupidas, dejaron aún más atónito a Callum, que no tuvo mejor idea que quedársela contemplando por varios segundos. Hubiera continuado así de no ser porque una voz familiarmente conocida habló a sus espaldas.

-¿Necesitas ayuda, niño?

Callum volteó apresuradamente. El rubio lo contemplaba sin expresión alguna. Tenía puesta una armadura y un espada apoyada de forma casual en su hombro. El joven se puso en posición defensiva, dibujando en el aire el símbolo de “Fullminis”,  que destellaba en luces azules, ansioso por ser lanzado. Soren torció la boca y se le quedó mirando fijamente.

Se hizo silencio entre los adolescentes, los gritos alejados de los demás alumnos eran lo único que rompía la tensión en el ambiente.

-¿Por qué querría tu ayuda? ¡Intentaste matarme! En repetidas ocasiones. Dame una razón para aceptar tu ayuda.

El rubio titubeó por unos segundos, luego respondió:

-Por ella-La respuesta lo desconcertó aún más-. Puedo protegerla, lo he hecho desde que me confesó que era un elfo. Ambos sabemos que no puedes salvarla tú, digo, vamos, tienes tus propios asuntos-señaló al lagarto gigante a la distancia-. Además… no puedes vencer a mi padre solo.

Callum sostenía su posición firme, pero por dentro estaba temblando.  Todo estaba cuadrando en su cabeza, y a la vez no. La razón por la que Soren trataba así a Rayla… aunque no era excusa para hacerle lo que le hizo. Por otra parte, tenía razón, no podían solos, necesitaban ayuda. 

El rubio esperaba una respuesta por parte del castaño cuando los ojos de este se transformaron en los de una bestia. El verde se intensificó y en su expresión solo había una poderosa sed de venganza. Rápido, el adolescente disparó el relámpago en dirección a Soren, quien sólo tuvo una fracción de segundo para reacciona y moverse. El chico abrió los ojos en grande, había entendido y estaba listo para voltearse  y huir cuando notó el extraño olor a quemado que había detrás de él. Volteó lentamente, alerta de los movimientos del muchacho a sus espaldas, para quedarse atónito con lo que yacía a metros de él.

Compañeros de clase (Rayllum)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora