capítulo 9. descubriendo sentimientos.

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Las siguientes semanas fueron bastantes extrañas para Rayla y  Callum. Se distanciaron, creyendo que eso arreglaría las cosas. Pero no fue así. Cada vez que se cruzaban ambos corazones latían acelerados, pero simplemente los ignoraban y dejaban caer la mirada al suelo.

Rayla seguía enojada con Callum, pero ya no tanto como días anteriores, aunque pidió que la cambiaran de lugar. Con Soren. Sabía que estaba mal, las miradas de todos se lo decían, incluso  Runaan le advirtió que no estaba bien jugar con los sentimientos de la gente, “en especial cuando tienen tan poco cerebro” había dicho, intentando calmar el ambiente.

Pero Soren no se sentía ilusionado, sino enfadado. Se sentía como un paño de lágrimas para Rayla, una especie de “reemplazo” para el niño mago. No, él no era reemplazo de nadie, menos de Callum. Ese “niñato” le había hecho la vida imposible desde que había llegado a ella y el no podía más que hacer lo mismo. Sabía que él quería a Rayla, y mucho, y sentía a metros los celos que Callum desprendía cuando los veía juntos. A pesar de estar con su hermana 24/7, Callum no le quitaba la vista de encima a Rayla, y ella a él tampoco. Ambos parecían querer correr hacia el otro, besarse y huir a donde nadie los encontrara, pero simplemente no podían. Soren lo sabía, sabía mucho de Rayla, más que Runaan, incluso. Y sabía cómo usar su conocimiento.

Mientras tanto Callum sentía un enorme vacío en su interior, como si su corazón hubiese dejado de latir en cuanto se había peleado con Rayla. Había pasado mucho tiempo con Claudia, pero no sentía con ella lo que sentía con la platinada. Si, Claudia era hermosa, buena, gentil y muy lista, pero él quería a Rayla. Más que a cualquiera en el universo.

-Eh... ¿Callum? ¿está todo bien?-preguntó Claudia, que desde hacía casi diez minutos estaba hablando de química y esperaba que el muchacho resolviese la ecuación.

-Eh... ¿disculpa?-Claudia frunció el seño en señal de reproche y finalmente Callum pareció prestar atención-. Lo siento, estaba distraído-se apresuró a decir.

-Sí, ya lo veo-espetó la chica, mirando hacia donde Callum miraba anteriormente. Observó al ojiverde, inquisitiva, pidiendo una explicación. Callum suspiró.

-Sí, estaba pensando en ella-completó él con resignación-. Es que no puedo creer que ya haya terminado, que por una estúpida pelea nuestra amistad se haya esfumado para siempre.


Claudia dudó un segundo antes de responder. Un sentimiento de culpa creció en la muchacha, ¿cómo había sido capaz de desear separar a dos personas que se amaban? ¿cómo era capaz de hacer eso sólo para ayudar a su hermano?

-Algunas personas entran a nuestras vidas para mostrarnos que hay más allá de lo que conocemos; como sentimientos-Callum la miró, Claudia tenía los ojos vidriosos y la voz entrecortada-. Y luego, simplemente, así como llegaron, se van.

El silencio se apoderó del momento, sólo los murmullos de otros alumnos en la lejanía y leves sollozos  Claudia irrumpían el ambiente tenso que se había formado en el salón. Sólo estaban ellos.

-Claudia, yo...-El chico fue interrumpido.

-Ve con ella, yo te ayudaré con Soren, pero dile todo lo que sientes antes de que sea muy tarde-musitó la chica con una pequeña sonrisa en los labios.

Callum sintió como una enorme sonrisa se formaba en su rostro. Saltó de su asiento y abrazó fuertemente a Claudia, quien lo correspondió con la misma fuerza.

-Gracias, de verdad muchas gracias, Claudia.

-No hay de qué-respondió mientras se separaban-. Ahora, a trabajar, ¿cuándo se lo dirás?

La mirada de Callum viajó unos segundos por el salón, hasta que dio con algo que llamó su atención. Un folleto colorido con formas reconocibles como mascaras, plumas y trajes. La leyenda decía: “Gran fiesta de disfraces, el 21 de septiembre, ¡No te la pierdas!”. Sonrió ampliamente ante su idea.

Compañeros de clase (Rayllum)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora