Capítulo 3. Ella.

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Aviso: se suponía que este capitulo seria el dos, pero me llegó la inspiración del tema anterior, así que acá está.

***

Luego de su letargo, Callum simplemente se levantó como si no le doliera nada e intentó avanzar, pero Rayla lo detuvo.

-Callum... ¿todo está bien?-preguntó la chica desde atrás. Callum la miró de reojo y trató de sonreír, pero parecía más una mueca.

-Sí, fue sólo un pequeño apretón, me han pasado cosas peores- "Te hicieron cosas peores, querrás decir" pensó. Meneó su cabeza levemente para apartar esos pensamientos-. Bueno... nos vemos, Rayla-hizo un pequeño ademán para darle un beso en la mejilla, pero al instante levantó su mano e hizo una seña con ella. Se alejó subiendo las escaleras de dos en dos.

Rayla quedó allí, parada en medio del pasillo con su mano alzada al aire y su rostro cargado de preocupación que aun no se esfumaba. Cuando regresó a la realidad sacudió la cabeza y miro en la dirección por la cuál Callum se hacia ido. Había algo en él que le gustaba, no sabía si era el echo de que se sentía cómoda a su lado (cosa que nunca le pasaba, ni siquiera con Soren) o porque simplemente era él. No lo sabía, ni tampoco le importaba mucho, solo sabía que le agradaba, punto.

A pesar de haberlo intentado, no había podido gesticular una oración completa sin tartamudear. ¿Por qué simplemente no podía hablar con normalidad como lo hacía con sus demás amigos? ¿por qué no simplemente no podía actuar como la chica normal que era?

En realidad, Rayla no era muy "normal" que digamos.

Había nacido con una extraña compostura física: unos raros ojos morados, cuatro dedos en lugar de cinco, peculiares marcas moradas debajo de sus ojos, orejas puntiagudas y unos extraños cuernos morados en su cabeza. Los doctores no podían explicarlo, nunca habían visto algo parecido. Decidieron hacerle una cirugía para quitarle los cuernos y le añadieron unos dedos robóticos. Pero, por desgracia, los cuernos estaban volviendo a crecer poco a poco con el pasar de los años. Rayla usaba maquillaje para cubrir las marcas en su rostro y el pelo suelto (incluso en los entrenamientos de su equipo) para disimular sus orejas. Nunca usaba tacones o algún calzado que dejara a la vista sus pies. Eso también implicaba: nada de piscina para ella. De hecho, eso no le molestaba para nada, es más, le encantaba esa restricción. Odiaba el agua desde pequeña, le daba náuseas, la mareaba y todo eso.

Hubo momentos en los cuales Rayla no se sentía 100% humana. Incluso los médicos habían sugerido la posibilidad de que ella fuera una "nueva especie de humanos". Eso la hirió profundamente. Ella no se consideraba un monstruo, mucho menos una nueva especie. Pese a su "condición", Rayla nunca tuvo problemas para hacer amigos o relacionarse con gente normal. La verdad, ella pensaba que esa condición la hacia diferente a los demás, tal vez hasta mejor. Por eso era que siempre se había mostrado segura de si misma y nunca había retrocedido cuando habían intentado burlarse de ella o de lastimarla.

Afortunadamente, su compostura física parecía ser un tanto más desarrollada que cualquier otra. Era más rápida y fuerte que el reto de las chicas y chicos, una de las razones por las cuales la eligieron capitana del equipo de fútbol femenino.

Pero Rayla no era simplemente un "fenómeno". Mientras crecía, se hacía cada vez mas linda a los ojos de varios muchachos, que intentaron invitarla a salir y esas cosas, pero ella los rechazo, diciendo que no eran de su tipo, que mejor seguir siendo amigos, que no estaba interesada en ellos, etcétera. Solamente uno de todos logró "conquistarla": Soren. Él había sido muy bueno y divertido con ella, la había apoyado cuando necesitaba ayuda, la había hecho reír cuando estaba triste, hasta incluso la había sacado de varios aprietos. Soren fue al único al que Rayla le mostró como era en realidad.

Él prometió guardar el secreto con una sola condición: que ella sea su novia. Al principio todo iba bastante bien, pero, con el pasar de los meses, Soren se fue aprovechando del secreto de Rayla para obligarla a hacer cosas con las que ella no estaba de acuerdo, pero no tenía más remedio que acceder. A veces, "accidentalmente" había hecho comentarios indirectos sobre su secreto, como bailando alrededor de él, con la amenaza de pisarlo.

Ahora, Rayla ya no disfrutaba tanto de su noviazgo con el deportista, mas bien lo detestaba, mucho más detestaba a su insoportable cuñada: Claudia, una de las chicas más populares del Instituto Dragón y al inicio del año, su peor enemiga. Al parecer, su actitud hacia ella había cambiado gracias a ser la novia de su hermano. Ahora, Claudia actuaba como si fuera su mejor amiga, y eso la fastidiaba aún más.

Rayla estabas demasiado concentrada en sus pensamientos como para prestarle atención a la realidad, por lo que se tropezó contra alguien que venía en dirección opuesta a ella. Se levantó y quedó cara a cara contra el último rostro con el que se quería topar esa mañana.

-¡Hola cuñe!-saludó eufóricamente Claudia y abrazó de un lado a Rayla, que rodó levemente los ojos.

-¿Qué quieres, Claudia?-respondió Rayla mientras se separaba bruscamente de la chica, sorprendiéndola por un segundo.

-¿Qué te ocurre, cuñe?¿es por lo que Sor-sor le hizo a ese chico nuevo?

-¡¿Qué?! ¡Claro que no!-se excusó Rayla haciendo un ademán exagerado. Pero Claudia podía ser linda pero no tonta. De hecho, también era una de las chicas más inteligentes en ciencias y química de todo el Instituto.

-Seguro... díselo a tus mejillas sonrojadas-respondió Claudia cruzándose de brazos. Rayla bufó molesta y se volteó para irse-. Sólo una cosa más.

-¿Qué?

-Si es que te veo otra vez con ese chico te arrepentirás toda la vida, Rayla, ¿me oíste bien?-el tono de voz de Claudia había cambiado. Ahora se oía amenazador.

-¿A qué te refieres con eso, Claudia?-Rayla no comprendía que le ocurría.

-Al menos, si vas a serle infiel a Soren elige alguno que sea mejor que mi hermano, Elfa-espetó molesta y avanzó por el pasillo. Al pasar al lado de Rayla con su hombro la tumbó al suelo-. ¡Ups! Lo siento, "cuñe"-fingió estar apenada y luego desapareció en las escaleras.

Rayla estaba tan desconcertada que lo único que atinó a hacer fue a correr rumbo al salón. Faltaba poco para que la campana sonara y no le dirían nada si entraba en los salones. Cuando llegó al banco que compartía con Callum advirtió que había algo sobre él. Un dibujo. Un dibujo de ella.

Lo tomó delicadamente y lo observó con detenimiento. ¡Era ella! No entendía de que se trataba cuando notó que el papel estaba escrito de atrás. Lo volteó y leyó:

"Hola, amiga.

Este será el primero de muchos dibujos que te haré, eres muy hermosa, ¿lo sabes? Como sea, quería que sepas que no necesito conocerte para saber que estoy enamorado de ti. O bueno, eso creo, no soy muy bueno con las chicas, ¿sabes? Tampoco lo sería si tendría que decirte todo esto personalmente. Bueno, espero que te guste el dibujo, adiós.

Tu amigo invisible"

(N/A: Importante leer esto: me equivoqué en el capítulo anterior, no todos sacaban un papel, sólo había papeles con nombres para la mitad de la clase, por lo que Rayla no tiene un papel. Ok? Ok. Bye)

Cuando terminó de leer, toda la angustia y tristeza de Rayla se había esfumado, pata ser reemplazada por una sonrisa radiante.

"Al parecer esto del amigo invisible no está tan mal" Pensó Rayla.

Compañeros de clase (Rayllum)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora