Capítulo 12. "Tengo algo que decirte"

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Cuando Callum salió del baño chocó contra un rubio que iba en dirección contraria.

-Fíjate, Callum-comentó molesto el adolescente mientras entraba en el baño.

Por un segundo, el ojiverde dudó de advertirle sobre ese baño, pero al instante se retractó y continuó su camino en silencio. Soren no era para nada confiable, al igual… al igual que Claudia. No podía quitarse esa imagen de la cabeza, y las palabras finales de Aaravos con respecto a su novia no lo dejaban en paz. ¿Tal vez ella tenga que explicártelo? ¿qué debía explicarle Rayla?

Tan distraído se encontraba que no notó cuando Claudia pasó a su lado… y lo saludó. No la oyó hasta que la ojiverde chasqueó sus dedos frente de él y gritó su nombre.

-¡Dioses, por fin! ¿Qué te ocurre?-preguntó Claudia, acercándose a él y posando una de sus manos en el hombro de Callum.

De la nada en la mente de Callum las imágenes que Aaravos le hizo imaginar regresaron a su mente. Claudia y Soren, encadenados junto a su padre en un gran Palacio frente a… frente a una especie de Concejo que citaban su condena. En ese momento Callum se estremeció. ¿Y si ella era tan buena con él porque ya lo había descubierto? ¿qué tal si Viren y Soren también lo sabían? Se sintió mal, mareado y tuvo ganas de vomitar, pero se tragó todo (incluido el vómito) y trató de sonreír de la manera más tranquilizadora.

-Estoy... perfecto-respondió Callum.

-Okey…-Claudia arrastró sus palabras.

Minutos después de una caminata por los pasillos con escasas palabras Callum le dijo que iría a buscar a Rayla y sin esperar a que respondiera salió disparado hacia la salida.

Claudia estaba confundida, pero entonces algo la hizo abrir los ojos con fuerza. ¿Acaso….? No, era imposible que él… ¿Pero si... ? Tenía que hablar con su padre de inmediato…

(…)

Callum recorría la escuela entera, en busca de su novia. ¿cómo era posible que no estaba por ningún lado? Corrió rumbo al campo de fútbol. Allí estaba Runaan, observando al equipo femenino y gritando y murmurando cosas incomprensibles.  Callum se acercó a él, más lento de lo que sus pies le permitían. Cuando estuvo a su lado el hombre lo miró de reojo y murmuró otra cosa que Callum no logró comprender, pero no le importó, él había venido en busca de respuestas y las iba a conseguir.

-Necesito ver a Rayla, ¿está por aquí?- el muchacho fue directo al grano. 

-Ha faltado a su último entrenamiento y a sus clases en todo el día, dímelo tú, Callum, ¿O acaso tienes otras cosas que hacer además  de cuidar a Rayla?-inquirió el entrenador, detonando de ganas de golpear al pobre chico repetidas veces en la cara. Sorpresivamente Callum no se intimidó 

-Por supuesto que no, señor, pero no soy su niñero, soy su novio y la quiero tanto como usted. Y, con todo respeto, creo que saber del paradero de su hija es algo que debería importarle más a usted que a mí-Runaan dejó de mirar el juego y redirigió su mirada al muchacho, pero este no movió ni un músculo-. Ahora, si me disculpa, voy a buscar a Rayla.

El Mago giró sobre sus pies y comenzó a caminar hacia el Instituto de nuevo, pero la voz del entrenador lo detuvo.

-Tienes agallas, niño, por favor cuida bien de ella-dijo Runaan aún dándole la espalda. Callum sonrió-. Pero vuelve a hablarme así y te mataré y usaré tu cabeza como pelota-Callum se paralizó, y pero ni al oír la carcajada de Runaan no se calmó.

Continuó su búsqueda, durante casi media hora. Agradecía mentalmente que el profesor Gren hubiera faltado a su clase ese día, el cual justamente tenían dos horas con él. El laboratorio… nada, la sala de maestros… nada, la biblioteca… nada. Sólo le quedaba un lugar. Tan rápido como pudo bajó las escaleras empinadas. Aún estaba decorado con las luces y el dibujo continuaba en el suelo, pero no vio a su platinada sólo minutos después de entrar.

Cuando vio su figura el aire le regresó a los pulmones, pero cuando notó el llanto recorriendo sus mejillas su pecho volvió a cerrarse. No lo dudó por un segundo y corrió a abrazarla. Cuando estuvo lo suficientemente cerca amagó a rodearla con sus brazos, pero antes ella dio un paso largo y se apegó a la remera de su novio y lo abrazó de manera desesperada. Temblaba.

Callum no dijo nada por un rato, solo continuó con el abrazo hasta que los sollozos de Rayla frenaron. El chico se separó levemente y la tomó del mentón para poder observarla bien.

-¿qué pasó?-no pudo decir otra cosa. El dolor y el desconcierto de verla llorar le secaron la boca y le estrujaron el corazón.

Con tenue voz rota, la chica respondió.

-S-soren-susurró, puesto que era la única manera en la que podía responder-, me amenazó.

El dolor de Callum se desvaneció con esas simples palabras, para convertirse en furia. Una furia tan grande que sus ojos relampaguearon. Amagó el soltarla para irse en busca del adolescente, pero ella le sostuvo las manos con fuerza y le susurró un “No me sueltes” que derritió el corazón del Mago.

-¿Con qué te amenazó?- preguntó mirando al suelo. De la nada las palabras de Aaravos volvieron a su cabeza. ¿Será que Soren sabía algo que él no?

Dos pequeñas lágrimas bajaron por las mejillas de su novia, que lo miró con ojos de arrepentimiento.

-Tengo algo que decirte…

Para Callum el mundo se detuvo en ese mismo instante. Sostuvo las manos de su novia entre las suyas. Sonrió tristemente por dentro. “Novia. Es el título perfecto para ella”.

-Dime lo que sea. Siempre estaré para ti, no importa qué.

Rayla asintió, frunciendo sus labios. Finalmente ella se quitó su collar y un as de luz la cubrió, haciendo que Callum retrocediera un poco.  Cuando la luz se desvaneció y los ojos de Callum lograron distinguir a Rayla, estos se abrieron de genuina sorpresa. Frente a él, con sus jeans azules ajustados, sus zapatillas negras y su chaqueta morada estaba Rayla.

Sólo que no era la Rayla con la que Callum se sentó su primer día.

Esa Rayla tenía cuernos y dos extrañas marcas moradas debajo de ojos. Tenía cuatro dedos y una expresión de seguridad y confianza que jamás había visto en ella. Sin embargo sus ojos continuaban rojos y sus labios presionados uno con otro. Sus ojos brillaban como nunca.

-Esta soy yo en realidad.

Suspiró al ver la expresión de Callum, esta demostraba un inconfundible sentimiento de confusión y… traición. Ahora fue ella la que amagó para irse, y ahora fue él quien la detuvo. La tomó por la cintura y la atrajo hacia sí. La miró de arriba a abajo y sonrió de medio lado.

-Eres más hermosa así-dijo y la besó, siendo correspondido al instante.

Se quedaron así un rato, esperando que las penas y las tristezas desaparezcan. Pero esto desgraciadamente no pasaría. En cuanto se separaron sintieron la realidad sobre sus hombros. Sin embargo continuaron con su conversación.

-¿Entonces Soren te amenazó con revelar tu secreto?-Rayla asintió-Voy a matarlo.

-No, no, está bien-suspiró-. Hablé con Claudia, ella intentará calmarlo.

Callum tembló. Recordó la forma de los dos adolescentes, quienes supuestamente estaban allí para matarlo o algo así. No podía confiar, no podían confiar en Claudia y Soren.

-No podemos confiar en ellos-musitó, Rayla lo miró extrañada.

-¿Por qué?

El joven soltó todo el aire que había contenido desde que había entrado allí.

-Digamos que yo también tengo algo que contarte…

Compañeros de clase (Rayllum)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora