Burlesque

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La calle Rivington era el lugar más extraño que había visto nunca.

Con sus oscuras esquinas, las bellas mujeres esclavas de la moda que se paseaban por las aceras con sus cigarrillos y las extrañas fachadas que te hacían preguntarte si eran bares o tiendas. Todo eso hizo que _______ deseara haberse quedado en la cama cuando Dereck -esa vez, acompañado por Carly- volvió a llamar a su puerta para insistirle en que saliera con ellos.

Como no deseaba quedarse en casa y seguir obsesionándose con la escena que había presenciado en la biblioteca, finalmente accedió.

Giraron por la calle Norfolk y caminaron hasta el final de esta, donde llegaron a su destino, un bar llamado Nurse Bettie.

-Totó, me parece que ya no estamos en Kansas -bromeó ______, usando la famosa frase del Mago de Oz... Carly puso los ojos en blanco.

-Tú..., relájate- le dijo.

El bar era un local pequeño, con poca luz, techo de paneles metálicas y paredes de ladrillo llenas de fotografías vintage en marcos dorados y plateados. La barra era de madera oscura, y detrás había unas estanterías con coloridas botellas de licor. El sonido de la música francesa pop llenaba la sala.

Enfrente de la barra había una larga mesa alta con taburetes de asiento rojo. _______ y Carly se sentaron en los dos últimos libres y Derek se acercó a la barra para pedir la bebida.

Carly se puso a navegar con su iPhone. Siempre parecía que estuviera aburrida y ___ se preguntó si eso sería propio de ella o algún rasgo común de la gente que había crecido en Manhattan. Ella, por su parte, no podía imaginarse indiferente a lo que la rodeaba en Nueva York. Cada esquina, cada vendedor de comida, cada ruidosa multitud la dejaba maravillada.

—¿Cuál es tu nombre de usuario en Twitter? —preguntó Carly.

—Eh... ___ —respondió ___.

Su compañera escribió algo en el teléfono.

—¿A ___? —preguntó.

—¿A ___ qué?

Carly bajó el teléfono y la miró haciendo un evidente esfuerzo por no perder la paciencia.

—¿Estás en Twitter? —quiso saber.

—Creo que no —contestó ___.

Derek se acercó y le dio una copa a cada una.

—Dos Moscow Mules —anunció.

Carly bebió.

—Hum. Bien. ¿Qué lleva?

—Vodka Ketel 1, zumo de lima y cerveza de jengibre —explicó Derek.

___ lo probó, pero no le gustó y dejó el cóctel en un pequeño saliente que tenía detrás.

—¿A qué hora empieza el espectáculo? —preguntó Carly.

___ no pudo oír la respuesta de Derek, porque la susurró directamente en la boca de Carly antes de que empezaran a darse el lote.

Ella apartó la vista e intentó imaginarse dónde podría haber un espectáculo en una sala tan pequeña.

—¿De qué va el espectáculo? —preguntó.

No le respondieron. Esperaba que fuera música en directo, quizá un cantante de blues. Eso encajaría con el ambiente del bar.

Cuando finalmente sus dos acompañantes recordaron que ella estaba allí, hicieron un esfuerzo por darle conversación.

—Entonces, ¿qué hace una bibliotecaria durante todo el día? —preguntó Derek, amable.

Carly la miró expectante. ___ no supo si fue por la presión que sentía de que tenía que participar de algún modo en la velada, porque todas aquellas semanas sintiéndose fuera de lugar al final le hubiesen hecho mella o por la sincera necesidad de confiar en alguien, pero soltó:

La Bibliotecaria (con Ignazio Boschetto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora