No te preocupes por nada

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Vio el Mercedes en cuanto salió de la biblioteca. Ignazio iba al volante. Incluso desde esa distancia sintió sus ojos sobre ella mientras bajaba la amplia escalinata. Cuando se acercó, salió y le abrió la puerta. Sólo el hecho de verlo hizo que se sintiera mejor. Fue el primer momento desde que la habían despedido en que no sintió el temblor del pánico.

Ignazio le dio un rápido abrazo antes de que subiera al coche. Una vez estuvo tras el volante, __________ dijo:

-Te he llamado antes, pero me ha saltado el buzón de voz.

Él asintió mientras se incorporaba al denso tráfico.

-Lo siento. Me he pasado todo el día trabajando en las fotos que hicimos anoche. No quería que nada me distrajera.

-Apartó los ojos de la calzada el tiempo suficiente para dedicarle una amplia sonrisa.

-¿Qué tal han salido? -preguntó nerviosa.

-Voy a llevarte a mi apartamento para que lo veas por ti misma -respondió.

Su excitación era palpable y contagiosa. ________ esbozó una leve sonrisa.

-Esta bien -accedió.

Ignazio le apretó la mano.

-¿Qué pasa? -preguntó.

¿Cómo podía saber que algo iba mal? ¿Tenía aspecto de ser alguien a quien acababan de despedir?

-Bueno, Carlotta me ha despedido.

Ignazio se rió.

-Ella no puede hacer eso.

-Por supuesto que puede -replicó _________ frustrada-. Es mi jefa. Tú nunca has tenido un trabajo normal de nueve a cinco, por eso no lo entiendes.

-Hablaré con ella -le dijo con confianza, como si eso lo solucionara todo.

-¡No! -exclamó avergonzada sólo de pensarlo-. Por favor, no lo hagas. Aunque pudieras obligarla a que volviera a admitirme, y lo dudo, sería deprimente para mí. Sólo necesito... dejarlo estar.

La Quinta Avenida estaba atestada con el tráfico de la hora punta. Ignazio giró hacia el oeste.

-No estoy de acuerdo contigo en eso -insistió-. ¿Quieres recuperar el trabajo o no?

-No lo entiendes, Ignazio. La he arruinado. Deseaba ese trabajo más que nada.

-No has hecho nada que justifique tu despido.

-Por supuesto que sí. La puse celosa contigo y luego le di una excusa para que me despidiera. Fue estúpido -reconoció.

Volvía a sentir el nudo en la garganta.

-Mal manejo de las relaciones de poder -reconoció-. ¿Lamentas haber salido conmigo?

_________ negó con la cabeza.

-No. Ni por un minuto.

-Bueno, si lo hicieras, creo que cuando veas las fotos, cambiarías de opinión.
****

________ estaba sentada a la mesa del comedor de Ignazio, observando las fotografías. Apenas reconocía a la hermosa, segura y extremadamente erótica criatura en blanco y negro que le devolvía la mirada. Había intentado evocar el espíritu de Bettie Page, pero era una encarnación más oscura y peligrosa. Cada instantánea parecía revelar una capa diferente de sí misma y la secuencia en que las había organizado Ignazio, creaba una poderosa progresión de dominación y deseo.

La Bibliotecaria (con Ignazio Boschetto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora