Cenicienta 3/3

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_______ removió la comida un poco por el plato y, cuando alzó la vista, se encontró a Ignazio mirándola fijamente.

—Me decepcionas, ______ —comentó—. No pensé que fueras de las que no comen.

Sintió que se ruborizaba y la incomodidad y lo absurdo de la situación finalmente pesaron más que lo excitante que pudiera llegar a ser.

—Disculpa que no me lance de lleno sobre el plato, pero esta última media hora en la que no he hecho más que recibir órdenes, y que ha conseguido que me sienta más en alguna extravagante representación que en una cita para cenar, ha hecho que pierda el apetito.

Él se río, pero no con una educada risa, sino con una profunda y gutural carcajada, con la cabeza echada hacia atrás.

—Hum, una clienta descontenta. Esto es algo nuevo para mí —bromeó, exasperándola aún más.

—¿Y cómo voy a recuperar mi ropa? Porque no voy a ir a esa habitación de hotel después de la cena.

—Me parece bien —afirmó él, claramente divertido, lo que la irritó todavía más.

—Te aviso para que estemos en la misma página y no haya malentendidos.

—En la misma página, ¿eh? Has hablado como una verdadera bibliotecaria —afirmó.

Sin saber qué responder a ese comentario, ______ probó el vino. Estaba delicioso y el líquido dejó un rastro de calidez en su garganta.

—Y ahora que lo mencionas, ¿no íbamos a hablar de los libros? Pensaba que era de eso de lo que trataba esta cena. —Impaciente por entrar en materia.

—Sí —asintió y tomó otro sorbo de vino.

«Es el último, ahora pararé», se aseguró a sí misma.

—¿Por qué no tienes móvil? —preguntó ______.

A ______ la sorprendió esa pregunta que parecía surgida de la nada.

—Oh, no lo sé —contestó.

Se negaba a reconocer su obligatoria austeridad a alguien que iba por ahí en un coche con chófer y que usaba uno de los hoteles más caros del mundo como vestidor.

—Es poco práctico —comentó él.

—Para mí no.

—¿Habías llevado liguero alguna vez? —le preguntó.

______ casi escupió el vino.

—¿Cómo?

—Has dicho que querías entrar en materia. —Su mirada era intensa y su expresión seria. Era evidente que la pregunta sobre el móvil había sido sólo de calentamiento—. ¿Cómo te sientes llevando la ropa interior que te he comprado?

—Como si llevara un disfraz —respondió.

—Lo dices como si fuera algo malo.

Se llevaron los platos y la aparición del camarero le concedió a _______ un respiro temporal del interrogatorio. Le colocaron un nuevo plato delante, tan elegantemente presentado que más parecía arte que comida.

—Mousseron y raviolis de cardo suizo, queso nettlesome, setas St. George en vinagre, helechos cabeza de violín —anunció el camarero.

El sumiller retiró la copa de vino de ______, aunque aún estaba medio llena y trajo otras copas limpias. Presentó entonces una nueva botella a Ignazio.

—Domaine Drouhin Meursault, Burdeos 2008.

_______ hizo ademán de rechazar más vino, pero una crítica mirada de Ignazio la detuvo.

La Bibliotecaria (con Ignazio Boschetto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora