Cara a Cara (parte dos)

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 -Empecemos, entonces -anunció Ignazio Boschetto mientras tomaba asiento en la presidencia de la mesa.

Su oscura belleza parecía incluso más espectacular en el contexto de aquella sala. Con sus pómulos altos y aquel pelo glorioso, era como un anuncio andante de la colonia Polo, de Ralph Lauren.

_____ estaba sentada a mitad de la mesa, pero de algún modo, sus oscuros ojos parecían centrados en ella.

Ignazio Boschetto

La colección Boschetto.

_____ bajó la vista hacia su cuaderno de notas. Le ardía la cara.

— Ignazio, antes de que empecemos... —intervino Carlotta, mirándola.

«No, no, no», pensó ella.

—Quiero presentaros a nuestra nueva bibliotecaria, ______ Finch. Asistirá a la reunión y tomará notas.

—Bienvenida a bordo, ______ —la saludó Ignazio.

El sonido de su nombre en sus labios fue surrealista. Sintió que el resto de la mesa la miraba, pero fue incapaz de formular una respuesta, ni siquiera un simple «gracias».

Lo que más la asombró fue que no vio ni rastro de vergüenza en él mientras la miraba, ni siquiera un vestigio de reconocimiento de que lo había pillado en aquella situación tan obscena.

Era tan guapo como el recuerdo que tenía de él, quizá incluso más. Su belleza de Adonis podría haber sido impersonal en cualquier otro, pero aquellos ojos cafes y su brillante pelo oscuro le añadían exotismo. Y había una energía en él, algo vibrante y vivo inconfundiblemente sexual.

Inició la reunión con el tema de la gala de los premios de ficción. Al parecer, durante los últimos once años, esos premios se habían otorgado en primavera, pero ese año los miembros de la junta de la biblioteca deseaban que la gala se celebrara en otoño, para así inaugurar con ella la temporada e incrementar la recaudación de fondos. Por desgracia, ese cambio de última hora había desbaratado toda la agenda del comité organizador.

—Eso no nos deja tiempo para leer, para planificar... es un calendario imposible —se quejó una mujer.

—A los miembros de la junta les parece que el acontecimiento se desaprovecha si se celebra en primavera. Las vacaciones de Acción de Gracias son una época del año en la que se hacen obras de caridad, se dan regalos y una celebración como ésa atraerá la atención hacia la biblioteca cuando más valiosa puede ser para ella.

—¿No puedes hacerles entrar en razón? —preguntó alguien—. Tenemos centenares de propuestas de las editoriales. Más que el año pasado, cuando contábamos con el doble de tiempo. Es imposible dedicar el tiempo que necesitaría cada novela.

Ignazio negó con la cabeza.

—Tendremos que lograrlo. Los que lo quieren así tienen la mayoría de los votos.

La mesa se sumió en una enérgica indignación.

—Necesitamos más lectores —sugirió la mujer—. Carlotta, vas a tener que encargarte de algunos de estos títulos.

—Me encantaría —respondió ella, aunque, por cómo agarraba el lápiz, _____ sospechaba que quería decir todo lo contrario.

—Todos sabemos que estás ocupada con la organización de la boda y que éste es un trabajo que requiere mucho tiempo —intervino Ignazio. Luego, mirando a ______, añadió—: Creo que tendremos que reclutar a la novata para esto.

—¿Qué? —exclamaron Carlotta y ella al mismo tiempo.

—Buena idea —asintió la morena de voz aguda—. Todos tenemos que arrimar el hombro.

La Bibliotecaria (con Ignazio Boschetto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora