¿Que podía decirse? La misma casa que en su infancia pero con una nueva persona muy diferente a sus tías haciéndose cargo de ella. Gracias al cielo sus tías no la dejaron sola y le hicieron compañía. La navidad no fue la gran cosa: un pavo relleno de un asqueroso guisado agrio y salado con vino tinto. Los regalos fueron fantásticos por parte de sus tías: Libros, hermosa ropa, un edredón rosado con un juego de sabanas y cojines, joyería y una caja de música. Esta estaba algo desgastada y la melodía sonaba algo oxidada. Pero de todas maneras era un regalo, así que Scarlett agradeció con una sonrisa en el rostro. El regalo de Clementine fue más bien por obligación y se notaba: un rompecabezas mal envuelto-o al menos así lo veía Scarlett- y una cara de desagrado fue lo que recibió. Christopher se acercó con una tímida sonrisa y una cajita cuidadosamente envuelta con papel rosado y estampado de bailarinas de ballet y un moño perfectamente hecho con un listón escarlata. Scarlett lo miró pero no pudo agradecer, aún no podía aceptar a su medio hermano. Al llevar los regalos a su recamara después de la "Maldita y para nada buena carne" como llamó el tío John a la cena, acomodó sus regalos.
Los libros en un librero, guardó el edredón, la ropa en el closet de el vestidor, los discos en repisas, y la joyería en cajitas de madera. El rompecabezas terminó al fondo del armario. Parecía ser todo. Se dispuso a escuchar música cuando vio dos regalos aún en la cama: la caja de música y la caja que entregó Christopher. Guardó la caja en su buró y observó la caja musical. Tenía una bellísima bailarina de porcelana con un vestidito de encaje. Cada detalle estaba perfecto. Giró la llavesita y escuchó una melodía que sonaba familiar.
-¿Te gustó tu regalo?-dijo la tía Molly entrando.
Scarlett rompió en llanto y no dejaba de mirar la cajita.
-¿Que tienes linda?
-La... la caja- dijo limpiándose las lágrimas que caían por sus mejillas fingiendo que estaba bien.
-Aaahh, -dijo la tía Molly comprendiendo.
-¿Era de mi mamá?-preguntó Scarlett intentando contener el llanto.
-¿Como lo supiste?-dijo la tía Molly.
-Dice su nombre, y...
-¿Yyy?
-La canción. Mi papá solía tararearla para mí.-su voz comenzó a quebrarse pero no se detuvo-cuando... cuando el murió, estaba tarareandola.-no pudo contener el llanto y se escondió en sus manos tratando de detener las lágrimas.
Molly la abrazó y la dejó sola un rato, pero antes le sugirió que abriera el regalo de Cristhopher. Scarlett se acercó al buró se detuvo al mirar el ventanal. Estaba oscureciendo. Rápidamente cerró la puerta, se puso pijama y se acomodó en su cama. Por último llamo a Thomas unas tres veces y pudo oír su voz.
-Feliz navidad-susurró el
-Feliz navidad -contestó Scarlett con una sonrisa.
Las cosas al menos salían bien cuando Clementine ordenaba que se apagaran las luces.
-¿Que te regalaron?-preguntó Thomas con interés.
-¡Muchísimas cosas! Ropa zapatos, un edredón, libros...
-Me alegro por ti, ¿que te regaló Christopher?
Christopher. Se había olvidado completamente de su regalo. Fue hacia su buró y abrió el cajón de arriba; sacó la cajita y retiró el listón. Quitó el papel sin tener la más mínima idea de que podía contener dentro. Al destapar la caja vio en medallón parecido al que le dio su padre al morir. La diferencia era que las que le entregó su padre eran de plata, lo cual quedaba perfectamente con el diseño. Las que le entregó Christopher eran color bronce y un poco más pequeñas.
Scarlett dejó el medallón sobre la cama para que Thomas pudiera verlo. Quedaron en silencio por lo que Scarlett supuso que Thomas estaría viendo el medallón.
-Es muy bonito-por fin dijo Thomas.-fue un lindo detalle de su parte. Tal vez deberías darle una oportunidad.
-Aún no puedo tomarle confianza. Es muy extraño que nunca me haya enterado de él y apareciera en la lectura del testamento.
-Puede ser, pero nunca lo sabrás si no hablas con él. Parece ser bastante confiable.
Scarlett guardó silencio hasta que de un momento a otro se quedó dormida.
A la mañana siguiente tuvo que desayunar en el comedor como Clementine ordenaba. Al terminar la obligaba a acompañar a Christopher a sus exageradas y numerosas actividades: clase de idiomas, pintura, música, deportes, atletismo, y a ella además la inscribió al ballet.
Toda la tarde se iba en clases pero a partir de las 5:30 que era cuando salia de la última de estas, se quedaba en su habitación y ponía el cerrojo. Tenía que apurarse por que a veces olvidaba la tontería de Clementine de apagar todas las luces. Solía quedarse sentada en el ventanal durante horas. Observaba la caja de música y giraba la llave. Podía pasar horas entretenida en eso. Al menos hasta que oscureciera y pudiera hablar con Thomas.
Tocaron la puerta y Scarlett fue a abrir algo fatigada pensando que podría ser Christopher, pero al abrir encontró a su tía Margaret cuidando a James. No era su hijo, pero Scarlett y él eran lo más cercano que tenía.
-¿Puedo pasar?-preguntó mimando a James. Scarlett asintió.- No te ves ni un poquito emocionada.
-Claro que si, me gusta que traigas a James...
-¿No recuerdas que pasa el 15 de enero?-interrumpió Margaret prácticamente preocupada.
Su cumpleaños. Lo había olvidado por completo, tantas cosas el mismo mes no la dejaban pensar con claridad.
-No puedo creer que este año no estuviste gritando por los pasillos para que nadie lo olvidara. ¿Siquiera sabes que quieres en tu fiesta?
-No lo sé, pero Clementine seguramente va a hacer todo a su antojo.
-¿Donde están el tío John y sus elegantes y refinadas expresiones cuando se les necesita?-dijo la tía Margaret molesta.
Tal vez James y Scarlett solo eran sus sobrinos, pero los quería como si fueran hijos propios. Y ver a Clementine tratando así a Scarlett la ponía histérica.
-Bueno, linda tengo que llevar a James con tu tía Molly antes de que apaguen las luces.- se inclinó a darle un beso en la frente y salió de la habitación.
Como todos los días Scarlett habló con Thomas de todo lo que le había sucedido. Bromearon y rieron hasta que, como todas las noches, Scarlett se quedaba dormida y la charla terminaba.
Como era de esperarse, Clementine organizó una extravagante fiesta en año nuevo. Parecía que ya sentía la casa indudablemente suya. La fiesta fue hecha en el salón principal, que era el que tenia las escaleras para subir a los demás pisos. El gigantesco pino navideño seguía ahí. Había una gran mesa con un mantel blanco que llevaba encima las botellas de vino y champán. Habían también pastelillos y entremeses. Un gran sofá tinto y el candelabro de cristal complementaba la decoración. La gente llegaba por montones. Pero sólo personas con un nivel socioeconómico alto. Clementine era el tipo de personas que Scarlett y sus tíos aborrecían principalmente por interesada, y en segundo lugar por que siempre estaba exigiendo y criticando.
Cuando la fiesta comenzó, la gente hablaba y reía pero Scarlett tuvo que ponerse un anticuado vestido que Clementine escogió para ella. "Valla gustos papá" decía Scarlett viendo un cuadro de su padre en el salón.
-¡Puta madre! Ni siquiera hay nada de comer-dijo el tío John molesto haciendo reír a la tía Molly por la cara de desagrado de Clementine.
-¿Que no ves que la gente solo crítica en estas fiestas?-dijo Clementine a John.
-¡Dimelo a mi! La mujer que organizó la fiesta es un perico, siempre hablando y buscando defectos-dijo John callando a Clementine.
Scarlett estaba aburridisima sentada en una silla. Pero de inmediato se levantó al ver a alguien que le resultaba bastante familiar, pero no podía recordar quien era...
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Mi ángel guardián.
Teen Fiction¿Cómo sabes diferenciar un ángel de otra criatura? ¿Y si tu ángel estuviera junto a ti todo el tiempo, y tú estuvieras segura de ello? Portada: Hemmings_Zapata