Brazas.

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Y aquí vamos otra vez,
de nuevo a someter su corazón,
a lanzar a las brazas sus nuevos combustibles para arder y con razón.

¿Quién los culpa, si viven sin ella?
sin vergüenzas, inhumanos y despiadados,
revoltosos en su pasión, en la que llevan
y sin pena se la entregan.

Dejen a esos dos envueltos en sus calumnias
sacadas de sus cuentos,
los de mil demonios y trece ángeles
suspendidos en una sola historia.

Nadie dijo que para extinguir una llama
tenían que existir reglas,
conlleva a una obligación exacta
para tampoco asir al encenderlas.

Y aquí vamos otra vez,
sin algo que nos lie, sin miedos que afrontar,
nada que debamos ni temamos para volver a amar.

-Jimena Salazar.

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