Sin interés.

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Cuando todo se acabo,
se dio cuenta
a ojos abiertos
que ya nada sería lo mismo.

Las acciones serian diferentes,
las intenciones, totalmente desinteresadas,
aunque en sus corazones
aun viviera la angustia que los separaba.

Como almas en pena
se cruzaban sus miradas,
a veces con frialdad,
a veces con el amor que aún quedaba.

Pero siempre, sin interés.

Como si fueran solo dos enamorados
que jamás se hayan encontrado.
Y ahora, en espera de que alguno
se canse de fingir.

Y poder amarse,
sin ocultarse, sin temer a nada,
una vez más.

-Jimena Salazar.

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