O O 7

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Los tres niños estaban sentados a un costado de su padre mientras Yoo Hee servía el desayuno.

El pelinegro no dejaba de pensar en lo que HoSeok le había dicho, ¿Desde hace cuanto tiempo no se sentía hombre?
Se había descuidado sexualmente hablando, hacía ya bastante que el pelinegro no escuchaba gemidos provocados por él y encerrados en una habitación, no sentía un buen orgasmo desde hace bastante tiempo. Diablos, Min sentía llorar, quería desear a alguien y que alguien lo deseara a él. Necesitaba un polvo urgentemente.

Como ya era de costumbre, se despidió de sus hijos ya que desde que contrató a Yoo Hee, ella se encarga de llevarlos y traerlos.

Su llegada a la oficina si dejó mucho que decir a sus compañeros de trabajo. Min parecía mas molesto con la vida que de costumbre.

Al entrar a su oficina nunca imaginó encontrarse con eso.

Vio desde los tacones blancos de marca hasta las delgadas y torneadas piernas largas para pasar por aquél entallado y algo corto vestido que delineaba bien sus caderas, tenía un buen trasero y una cintura pequeña, mas aquellos estrechos hombros y aquella cabellera negra. Joder, si la mujer esa tenía un buen cuerpo.

Aquella mujer dio la vuelta y vaya que YoonGi sintió babear. Condenada mierda. Era una mujer muy guapa.

—¿Usted es Min YoonGi? –Preguntó la mujer.

—¿Eh? –Con eso tuvo para dejar de babear por la mujer y dejar su maletín en el escritorio y avanzar hacia su silla. –Si soy yo... Y usted es...

—Oh, soy Lee Ji Eun –La mujer sonrió con sus delgados y perfectos labios con lápiz labial color vino mate.

Mierda, cuando le dijeron a YoonGi que tenía que trabajar con una tal Ji Eun, se imaginó a una mujer grande y con mas kilos que ética, pero a la mierda, jamás imaginó ver a una mujer tan atractiva como la que tenía en frente.

—Quedense aquí

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—Quedense aquí. Yo arreglaré algunos asuntos –Los niños veían expectantes a su niñera.

Yoo Hee bajó del carro, parecería todo una gánster si no fuera por su overol amarillo y la camisa a rayas, y si no midiera 1.55. Caminó hasta donde estaban aquéllos chicos en las gradas.
Eran siete en total, mas sin embargo no se asustaron por el aura de la castaña, bueno, al menos no todos. Solo un peli-morado y un pelinegro.
Ellos abrieron grande los ojos cuando vieron a Yoo Hee ahí, al final de las gradas cruzada de brazos y con esa mirada asesina.

Como pudieron corrieron hasta bajar las gradas, y de ahí sacaron toda su rapidez, pero sabían que era en vano ya que la castaña era mucho mas rápida cuando se lo proponía, o cuando estaba enojada.

A los dos los tomó del cuello de sus suéteres y los chicos no se dieron, querían luchar, pero de inmediato Yoo Hee retuvo al pelinegro con una llave y al otro lo inmovilizó con una fuerte patada en el trasero haciéndolo caer.

Young Father |Min YoonGi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora