"- Alguien mayor está usando a tu hijo como objeto sexual…cuidado."
Y cortaron.
Burt se quedó con el auricular descolgado, pegado al oído por varios minutos, sin reaccionar. Lentamente fue bajando el teléfono, hasta colgarlo nuevamente. Volvió a
la cocina con la mirada perdida.
Su hijo estaba tarareando una canción por lo bajo, mientras se hacía un tostado. Los ojos de Burt volvieron a recorrerle las mordidas, y las marcas, pero ahora fijándose
también en algunos moretones que le decoraban la espalda. Estos apenas se notaban, muchos tenían un color amarillo desgastado, pero estaban allí, presentes y
atormentantes.
No quiso ni pensar que las mordidas estuvieran relacionadas con los moretones. Se sentó en la mesa aún sin poder creer lo que ese desconocido le había dicho. Era una
voz masculina, de eso estaba seguro.
Tal vez era solo alguien queriendo gastar una broma pesada al primer número que encontrara. Pero algo en su interior decía que no. Y había algo peor en todo esto.
Su estómago se revolvió con asco.
- ¿Quien era pa? – la voz de su hijo le llegó de lejos.
Levantó la vista, y lo vio sonriente, más contento de los días anteriores a que él se vaya. Tal vez no era nada, tal vez se estaba imaginando todo.
- Número equivocado.
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+ - Sebastian cortó con una sonrisita en la cara. Cooper había estado hablando con Sam acerca de que su hermano estaba mejor ahora que había vuelto con Kurt, y
Sebastian los había escuchado.
No le importaba Blaine en lo más mínimo, y tampoco quería una relación con el chico. Pero algo que no soportaba era que le ganaran, y no iba a permitir que la
princesita se lo pasara bien. El tema ya no era por el morocho, ahora era simple venganza.
Kurt le había robado a su amante, y se había encargado de que el estúpido de Jeremiah se fijara en el primo de Jeff. Tenía bien claro que podría conseguirse a cualquier
otro con solo chasquear los dedos, pero ese adolescente se las iba a pagar primero.
14:00 P.M Domingo.
Blaine estaba repantigado sobre el sofá de Cooper, cuando sonó su celular. Atendió tratando de ignorar a sus amigos que se comían sobre el sofá de enfrente.
- ¿Hola?
- Hola señor Anderson, le quería informar que el departamento ya está listo para que usted se mude.
Blaine se sentó con una sonrisa en la cara.
- Muchas gracias por avisar. Más tarde empezare a llevar todo.
- Perfecto, lo espero. Adiós
El morocho lo saludo, y cortó. Les tiró un almohadón a los otros para que le prestaran atención.
- ¿Me ayudan a mudar mis cosas al departamento?
Nick asintió, y Jeff se quedó pensativo por unos segundos.
- Creo que voy a tener que modificar el Reglamento Warbler.
Blaine lo fulminó con la mirada.
- No te atrevas.
