El Inicio

373 43 48
                                    

Emma apagó la alarma en cuanto empezó a sonar y una sonrisa se empezó a formar en su adormilado rostro recordando la noche anterior. Un brazo masculino rodeó fuertemente su cintura y se giró para ver a su captor, Izzy dormía plácidamente luciendo completamente hermoso a su lado.

Después de su mágico recorrido al cartel de "Hollywood", volvieron a su departamento donde siguieron disfrutando de ellos hasta ya muy entrada la madrugada. Emma no podía sentirse más feliz. Miraba fijamente a Izzy mientras ideaba un plan para salir de su agarre sin despertarlo. Empezó a retorcerse sin éxito.

—Ni siquiera lo pienses. Estoy cómodo— Izzy mantenía los ojos cerrados y la sostenía firmemente.

—Izzy, debo ir a entrenar. Estaré de vuelta antes de que vuelvas a despertar. Ni siquiera te darás cuenta de que me fui— Emma llenó de besitos su rostro para animarlo a soltarla.

—No. Y sí me daré cuenta— la atrajo más a su cuerpo y besó su sien.

—Izzy...— El susodicho maldijo por lo bajo mascullando algo sobre una mujer imposible, dejando a Emma libre de empezar su día.

Estaba a punto de empezar sus rutinas diarias cuando una cabellera rubia muy familiar se cruzó por su visión periférica, giró su cuello lo máximo que pudo y empezó a buscar ¿sería posible? No, nadie más a excepción de su padre sabía donde estaba. Había cortado lazos con todos su conocidos en Boston justamente para alejarse de toda la mierda que había vivido ahí. Sacudió su cabeza y dejó de pensar en ello, lo más seguro era que se tratara de un error.

Dos horas después como prometió, volvió a su departamento y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, donde se encontró a una malhumorada Eloise rebuscando entre los cajones.

—¿Has visto el broche con mi nombre? Creo que lo he perdido. ¡Maldita sea! Jack dijo que me haría pagar por el próximo que perdiera.

No era extraño, la pelirroja llevaba un recuento de doce broches perdidos, no era porque fuese una desorganizada, simplemente era una despistada sin remedio. Emma a menudo encontraba los artículos personales de Eloise en lugares que no deberían. Sus llaves en el refrigerador, la cartera en la lavadora, zapatos en el armario de la despensa. A veces aparecían cosas en el buzón del correo, cortesía de los vecinos que conocían a la despistada peliroja. Y en ocasiones aparecían en la recámara de Emma. Como en esa ocasión.

Emma metió la mano en su bolso del gimnasio y le tendió el gafete a su amiga que chilló de felicidad al recibirlo.

—¡¿Dónde estaba?!—lo besó dramáticamente y lo colocó en su sitio.

—En mis zapatillas deportivas— contestó Emma riendo sacando cosas del refrigerador para preparar omelete. Eloise la miró confundida y bajó los hombros, todavía soñada.

—¿Cómo fue a parar ahí? En fin, ¿harás algo hoy? ¿O al fin tendrás tiempo para mí?

—Siempre tengo tiempo para ti. No seas ridícula.— dejó de cortar vegetales para mirar a su amiga que tenía el ceño fruncido y brazos cruzados.

—¡Pero si tiene meses que no salimos! Prometiste que haríamos algo por mi cumpleaños y no hicimos nada, después terminé con el idiota de John y no tuve el lavado de estómago causado por intoxicación etílica que me prometiste, ¡eso fue hace dos meses!— la chica la miró con cierto reproche. Era cierto. Estaba tan centrada en otras cosas -como Izzy- que había descuidado su amistad con la pecosa. Ella siempre la apoyaba en todo y cuando Eloise la necesitaba la dejó a su suerte.

—Tienes razón, Ellie, lo siento mucho, hoy será un día completamente de chicas. Después de que salgas de trabajar iremos de compras, luego a un salón para que nos mimen un poco y en la noche iremos a bailar a algún sitio, ¿te parece?— Eloise dió brinquitos de felicidad y corrió a abrazarla.

Backstage - Nikki Sixx/Izzy Stradlin by N.P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora