Capítulo 2

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Como el típico viernes por la noche 'El Sótano de Belial' estaba lleno a reventar de energía sexual. Louis Tomlinson se giró en su silla alta dando la espalda a la barra, bebiendo su segundo whisky y viendo el desfile de calientes hombres pasar. O quizás él debería decir que luchaban por pasar dado que la multitud estaba tan apretada que cualquier movimiento era una hazaña.

La mayoría de los rostros eran deprimentemente familiares. 'El Belial' era un lugar divertido, pero no había mucha variedad. Los clientes y el personal se conocían, a menudo de una manera no bíblica. Noches para saborear a alguien conocido y que quedara después como amigo casual. Era genial. Sin embargo esta noche él anhelaba sangre nueva. O mejor dicho: un pene nuevo.

—Bueno, hoooola, ¡hermoso!

Louis hizo una mueca de dolor ante el familiar sonido musical a su derecha. De todos los tipos en su archivo personal de 'desearía no haberlo hecho', ese era el único que Louis siempre temía volver a ver. «Es mi culpa. Si doy demasiada atención, él saldría de su escondite de esta manera

—Hola Brad, —dijo forzando una sonrisa—. ¿Cómo estás?

—Mucho mejor ahora. —Los ojos de Brad brillaban de lujuria. O quizás sólo era el extraño brillo de las lentillas de color verde que usaba—. Entonces. Louis—icioso. ¿Quieres ir atrás a mi lugar y jugar a 'esconder la salchicha'?

Louis cerró la boca para evitar derramar el whisky que llenaba su boca y término tosiendo, derramándolo de cualquier manera en el suelo.

—Buen Dios, —logró decir cuando recuperó la respiración—. ¿Cuántos años tienes? ¿Doce?

Brad retiró un rizo de su cabello rosa neón de sus ojos y sonrió. —¿Por qué me quieres de doce?

Louis dejó el whiskey en la barra antes de que Brad consiguiera que muriera ahogado con otro espantoso comentario.

—Aléjate, Brad.

Brad cruzó los brazos e hizo un puchero sacando su labio inferior. Tenía treinta y un años, por lo que el efecto era un poco perturbador.

—Bueno. ¿Quién te hizo enojar en tu café esta mañana?

Suspirando, Louis se frotó las sienes con dos dedos. Después de un largo día colocando los nuevos azulejos en su cuarto de baño, todo lo que él quería era una buena y dura jodida con alguien que no fuera Brad, y luego dormir diez horas seguidas.

Abrió la boca para decirle a Brad en los términos que incluso él pudiera entender 'Lárgate de una jodida vez de aquí', cuando la puerta del local se abrió y él entró en su campo de visión. Olvidándose del todo de Brad, Louis se puso de pie con la boca abierta, mirándolo.

Todo lo que podía ver al principio era su cara, pero ¡qué cara era esa! Forma de corazón, piel pálida, con un dulce botón rosa de boca y unos gigantescos ojos del color de las esmeraldas. Brillante cabello castaño que caía rizado sobre sus hombros como una capa que enmarcaba sus angelicales rasgos.

Mientras el hombre se deslizaba como un gato entre la multitud hacia la barra, Louis pudo ver su delgado y compacto cuerpo, vestido totalmente con piel negra. Él usaba un chaleco abierto que revelaba sus bien tonificados brazos y pecho, y un duro y plano abdomen. Una línea de fino vello diseccionaba el abdomen del hombre y desaparecía dentro de unos ajustados pantalones muy bajos en su delgada cadera.

Louis tragó. La urgencia de correr, caer de rodillas y seguir el rastro al tesoro con su lengua, era difícil de resistir.

—Dios, ya no se molestan en verificar la edad de la gente. Mira eso. —Brad le dio un codazo en las costillas a Louis—. Realmente te gustan los jóvenes, ¿no es así? Cierra la boca, antes de que se te meta una mosca.

La Cebolla FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora