- ¿Alex? – susurró ella, llegando hasta la puerta sin mirar al hombre de traje. Podía oler desde aquí también, la esencia de la loción de Alex. Sin poner un pie en la acera, se inclinó hacia adelante tratando de ver adentro.
Esperó y a tres segundos después, fue arrebatada en un abrazo. Si había una cosa que Hope amara, eran los abrazos de su tía Rebekah, pero en momentos como estos, deseaba que ella hubiese recurrido a otra cosa en vez de un asfixiante abrazo lleno de preocupación y alivio.
Dejó los brazos colgando hasta que Rebekah la soltó. Sus ojos le decían que estaba a punto de soltarle un sermón monumental.
- ¡¿Dónde mierda estabas?!
Alex apareció detrás de Rebekah como un salvador. Sus ojos marrones estaban abiertos como platos y podía verse el alivio que transmitían. A diferencia de Rebekah, Alex era más fácil de tratar con los problemas con Hope. Rebekah había jurado proteger a su sobrina y era una paranoica en algunos casos, en cambio para Alex, Hope era solamente una pequeña a la que quería como su hija. Conocía su poder y lo importante que era mantenerla en bajo perfil, pero las escapadas, los berrinches, los arranques de poder, los sentía como de una adolescente más.
- Por ahí.
Rebekah la examinó de pies a cabeza, tomándola por los brazos. Cuando se dio cuenta que estaba en perfecto estado, la abrazó con fuerzas de nuevo.
- No vuelvas a escaparte así, Hope, o te juro que colgaré tu trasero en la sala – la regañó abrazándola.
- Estoy bien, tía – se quejó separándose de su asfixiante abrazo.
Alex se acercó a las dos y le revolvió el pelo a Hope con cariño solo para fastidiarle. Ella odiaba que él despelucara todo su cabello, pero aún así Alex seguía haciéndolo.
- Espérate hasta los 18 para escaparte, es más divertido – Rebekah lo fulminó con la mirada – y ya estarás grande – corrigió de inmediato –. Serás una adulta, pero ahora no puedes. No, señor.
Hope rió. Alex era la persona más relajada y divertida del planeta. Por eso congeniaban tan bien. Él jamás armaba dramas sobre las travesuras de Hope, solo esa vez cuando tenía 5 años y metió sus tarjetas de crédito en el lavaplatos. De resto, Alex consentía que ella debía divertirse. Su lema era “Hay que vivir la vida antes de que te salgan estrías”. Inclusive una vez a escondidas de Rebekah, le dio a probar un poco de ron para conocer el sabor. Era amargo y caliente y jamás quería volver a probarlo en su vida, pensó Hope a los 10 años. Claro, ahora tenía 14 y no pensaba igual.
El hombre de traje que estaba en la entrada, sonreía. Era una sonrisa alegre e incrédula, como cuando alguien veía un parque de diversiones por primera vez.
Pero Hope decidió ignorarle vilmente, luciendo como una malcriada. Y en efecto, ella estaba malcriada.
- ¿Qué hacían aquí? – les preguntó a Alex y Rebekah mirando la inmensa casa. Era una casa de verdad preciosa, pero algo vieja para su gusto.
Alex sonrió, rodeando con un brazo los hombros de Rebekah – Esta es la casa en donde vamos a vivir. Si no te hubiese escapado, la hubiéramos visto juntos. ¿Te gusta?
- Es… linda – respondió. La verdad es que su casa en Italia era mucho más hermosa. No era que esta fuese fea, al contrario, poseía una estructura que en sus tiempos seguramente debió haber sido una obra arquitectónica. Pero no era como su casa. No era su casa.
El hombre de traje, dio un paso hacia adelante y se dirigió a Rebekah – Creo que deberíamos entrar. Se hace tarde y Nueva Orleans no es muy segura al caer la noche – su voz era suave y pausada, pero fuerte. Alex asintió y tomó el brazo de Hope.
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Hoping for Hope |The Originals Fanfiction
FanficLa princesa perdida o la reina perdida, está de vuelta en Nueva Orleans. Luego de 14 años de exilio por su propia protección, Hope Mikaelson, vuelve al barrio Francés, junto a su tía Rebekah y un brujo llamado Alex. Vampiro, hombre...