alguna vez te has preguntado
¿cómo viven los niños de la calle?
¿que si se pueden enamorar?
¿que peligros corren afuera?
ADAPTACIÓN
Creditos a Edna Iturralde
Agosto 2019
La bruma temprana se disipó y la mañana se presentó con un sol esplendoroso, pero a pesar de tanta claridad, la oficina de la tía Heeson estaba iluminaba con lamparas de neón que colgaban del tumbado, porque las tablas que sellaban las ventanas no dejaban pasar la luz natural. Quizás era a causa de la iluminación blanquecina, o por la ropa negra que llevaba, por sus uñas largas y curvadas, o -mas bien- por la expresión de su rostro, pero lo cierto es que esa mañana la mujer tenía aspecto de bruja de películas antigua.
El profesor entró en la oficina llevando en sus manos varias carpetas. Las puso sobre la mesa central, tomó asiento y empezó a separarlas en tres montones. La tía Heeson ignoró su presencia y prendió una de las computadoras, se escucho la música inicial del programa y el viejo comenzó a silbar
—¡no me distraiga, profesor! — se quejó, prendiendo un cigarrillo y lanzando el humo en un corro azulado en dirección a él.
El viejo susurró una disculpa y continuó con su tarea. Una vez separadas las carpetas, abrió una por una y ordenó su contenido.
Varias fotos de niños y niñas se acumularon sobre la mesa. El viejo seleccionó algunas y guardó el resto, sin mirarle, la tía Heeson preguntó: —¿ya estan reveladas las de anoche?
—¿las del muchacho que vino con V?
—si —afirmó
—no sé si ya están listas. Pero pienso que para el trabajo que usted va a darle al chico, no es necesario tener una foto ¿no? — comentó el profesor
—siempre es bueno tener opciones, profesor — dijo sin dejar de trabajar en la computadora —. Tal vez yo cambien de opinión y lo ponga en el grupo de los "donantes", tenemos un nuevo pedido para el extranjero.
El profesor terminó su tarea, reclino la espalda en la silla y alzó los brazos para apoyar la cabeza sobre las manos. Sin darse cuenta se puso a silbar otra vez, pero se detuvo ante la mirada de furia que le dirigió la tía Heeson.
—ah, me imagino que esta vez también seran ojos ¿no? — dijo el profesor
—ojos, no, profesor. No son ojos, son "córneas" las que piden, para trasplantes de "córneas" por supuesto. Hay que aprender a hablar en un idioma científico, ¿no le parece?
Para el viejo, las córneas eran las bolitas que estaban dentro de los ojos y, por lo tanto, decir ojos o córneas le daba exactamente lo mismo, pero se guardó este pensamiento porque conocía el mal carácter de la mujer cuando se le contradecía.
— es mejor no mencionar nada de esto fuera de la oficina — aconsejó la tía Heeson y luego advirtió —: cuidado, profesor aveces la lengua se mueve demasiado — la mujer se puso de pie y se acercó donde el viejo estaba parado sonriendo con malicia le susurró —: y ya sabe mi dicho: lengua que se mueve mucho, lengua que se vuelve pucho — y a continuación tiro el pucho, la colilla de su cigarro, al piso y lo restrego con su zapato
—aquí están las fichas separadas por edades, y estas son la fotos correspondientes de cada niño —el viejo, nervioso, cambio de tema tan rápido cuando se le dio la oportunidad para luego apuntar hacia las fotografías.
Por coincidencia, la foto del castañito era la principal del montón. Tenía una expresión seria y miraba de frente a la cámara. La tía Heeson tomó la foto entre sus dedos y la puso de un lado. — este no, se nota que va a ser atractivo. Tengo otro planes para él
El profesor recogió la foto y la observó con detenimiento. Los ojos que miraban desde el papel lo hacían con tristeza. Dirigió la mirada a las otras fotos y se percató que todos los niños tenía esa misma expresión de angustia y tristeza.
—¡pobres diablos! — dijo en lo que él pensó que era un susurro, pero la tía Heeson tenía los oídos finos.
—¡ay, profesor no me venga con esas cosas! Usted sabe muy bien que no es que les estemos quitando un futuro maravilloso, no no. Estos son niños de la calle, no tiene futuro y punto.
— me imagino que usted tiene razón, pero me da temor que podamos tener serios problemas —contestó angustiado el profesor —. Cuando alguien se de cuenta de qué los chicos desaparecen, como usted lo ha dicho, Heeson hermosa.
— mire, profesor, ya le he dicho que los niños de la calle son como esos vasitos de plástico que se desechan sin darles importancia. Estas criaturas son desechables porque a nadie le importan. ¿Cree usted que le haría falta alguien? Cree que algunas personas va a decir: "que raro, ¿dónde estarán esos mocosos que ayer vendían dulces o que insistían en limpiar mi parabrisas?". ¡Que va! Si algo van a sentir alivio de que ya no estén allí para molestarles, en su sensibilidad religiosa y social, que a duras penas les alcanza para abrir su monedero. Y los otros los cuales son la gran mayoría... ni se darán cuenta de si hay o no niños abandonados en la calle... es más, si desaparecen, los políticos mentiran diciendo que gracias a ellos, porque han limpiado la ciudad recogiendo a los niños sin hogar con sus programas de gobierno — la mujer se rió, sentándose otra vez frente a la computadora.
El viejo retiro la silla, se puso de pie y se fue a buscar una taza de café de una cafetera eléctrica que estaba sobre la mesita redonda. No era la primera vez que escuchaba aquellos razonamientos de los labios de la tía Heeson. En el fondo, pensó que no le importaba a él lo que pasara con los niños de la calle, era verdad lo de llamarlos "desechables", la sociedad los había marcado de esa manera al rechazarlos además, así era la vida: unos morían antes y otros vivían mas; unos daban y otros recibían. Se suponía que los ricos debían dar, pero en este caso los pobres daban o como decía la mujer, "donaban" y los que tenía el dinero recibían. Y otros se hacían ricos en el proceso. Claro que había un pequeño detalle: que los se llamaban donantes no sabían que donaban y los que recibían no sabían de donde venían sus nuevos ojos... mejor dicho, córneas se corrigió. Pero mientras nadie se enteraba de nada, nadie se pondría nervioso y el negocio marcharía bien. Porque eso era: un negocio como cualquier otro, donde existía la oferta y la demanda.
Él no podía pensar de otra manera, si quería continuar haciendo dinero y... mantenerse con vida.
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Pucho: es la colilla del cigarro o también significa una porción pequeña de algo, un puñado.
YA VAMOS POR LA MITAD DEL FIC!!!, así que se viene el drama. Les quería agradecer por leer este trabajo
*Taehyung cuando ve que a Taehyun le gusta Jungkook
Taehyung: khe veo, un rival xdxd*
EDITADO: 23/09/20 Recuerden cuidarse bien y no salir de casa por fis
