Lágrimas de Ángeles «KOOKTAE»

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La reacción del castañito al escuchar el plan de Jungkook fue todo lo contrario a lo que él esperaba. El niño sonrió al principio, pero la respuesta fue un rotundo no. Luego, vinieron las explicaciones de que él era libre de ir y venir cuando le diera la gana y de que nadie le iba a decir que hacer, de lo contrario, se habría quedado en la "cárcel de las curitas". También afirmó estar seguro de que la tía de Jungkook no iba a aceptar que un niño como él llegara así nomas, además dijo que no quería que le echaran de ningún lugar y menos de la casa de él, pues luego tendría que regresar a la ciudad y quien sabe si todavía podría trabajar con la tía Heeson.

Jungkook sorprendido y bastante herido en su orgullo, no respondió nada y fue a una tienda cercana a comprar un pan y una bebida para desayunar. Esta vez solo compró sólo para él. ¿Qué se creía V? ¿Qué podía portarse así de mal agradecido y que él seguiría igual que siempre? ¡Claro que no!, y con esto, el deseo de volver a su casa se intensificó, aunque sólo estaría la tía.

El castañito por su parte, también de sentía mal pero por otras razones. La idea de tener una familia de verdad, como había sugerido Jungkook, le había puesto feliz, pero estaba tan acostumbrado a ser rechazado, que no podía imaginar de que alguien le quisiera tener en su casa. ¿Por qué iba a correr el riesgo de sufrir humillaciones? seguro que no sería posible, entonces no valía la pena hacerse ilusiones. Él tenía otras cosas en que pensar, como en el nuevo trabajo que le había ofrecido la tía Heeson.

Cuándo volvió, los otros ya habían despertado y rodeaban a V que, orgulloso, contaba las novedades, así, el muchacho se entero de que en cualquier momento vendría a buscarle en un automóvil.

-¿cuándo regresas V? - preguntó el pan quemado - ¿o ya no vuelves?

El bota-pepa hizo gestos con el rostro y las manos indicando que pensaba que el castañito no regresaría. El negro Kim refunfuño algo entre dientes, que cuando la gente tiene dinero ya no regresa y mencionó los nombres de algunos chicos que habían compartido con ellos en el refugio y luego de haber ido a trabajar en otras cosas, jamás regresaron.

V aseguró que volvería, que sería pronto y que esperaba que la dejaran quedarse con la ropa y los zapatos nuevos que le habían prometido. También les pidió a sus amigos que le esperaran hasta su regreso.

Jungkook se acercó al grupo donde estaban los otros niños. Comían unos bananos bastante maduros. El negro Kim le extendió uno a Jungkook, quién a su vez pasó entre todos la botella de gaseosa que se encontraba a medio tomar.

El negro Kim llevaba un brazo envuelto en periódicos y sostenido por una tela anudada al cuello, algunas semanas atrás, un automóvil lo había golpeado. Se percataron de que el brazo estaba roto porque le colgaba de una manera rara y ni podía moverlo, a nadie se le había ocurrido llevarlo al médico o al hospital y, entre V y la Canguro, lo acomodaron lo mejor que pudieron.

Las primeras noches se despertaron varias veces con los lamentos del niño. Pero de a poco se fue acostumbrando al dolor y ya llevaba varios días sin quejarse, aunque no podía moverlo.

Los niños se marcharon y Jungkook se quedó con el pretexto de arreglar la suela de uno de sus zapatos que se había agujereado. Sentado sobre un tubo de cemento, trataba de pegar un cartón dentro del zapato para cubrir el pedazo de suela desgastada. V lo observaba, sabía que todavía estaba enojado con él y eso le moslestaba, Jungkook le simpatizaba mucho; no, mentira, hasta le quería... un poquito, y esto no era fácil para él ¿por qué?, demasiado bien sabía que no valía la pena desperdiciar sentimientos de amor en nadie, total, siempre terminaban marchándose o muriéndose, que era lo mismo; por eso prefería quedarse solo. Entonces, pensó en el ofrecimiento de llevarle dónde su familia, de cómo se despedirá dentro de pocas horas y le dio un cierto dolor en el pecho. En las novelas, los protagonistas siempre se besaban antes de despedirse.