V y Jungkook llegaron por la noche al lugar que el castañito llamaba "refugio". Era un lote vacío que quedaba en la parte sur de la ciudad. Antes había una estación de tren que el Municipio lo habia convertido en un basurero de chatarra.
Jungkook vio las siluetas oscuras de dos buses viejos y destartalados de doble piso que en su tiempo fueron motivo de orgullo para la ciudad y ahora se encontraban olvidados como viejos buques encallados en una playa de cables eléctricos, hierros torcidos y tubería de alcantarilla.
Un niño con la varilla en la mano avivaba los carbones encendidos de una pequeña fogata en medio del terreno la cual producía más humo que luz.
El castañito y Jungkook se introducieron por una abertura del alambrado que resguadaba el lugar. Él se adelanto para hablar con el niño de la fogata. Como el terreno era un poco inclinado hacia el lado, Jungkook bajó pisando con cuidado la tierra lodosa por la lluvia de la tarde. Durante todo el dia, habían vendido dulces y chocolates en la calle, en el mismo lugar que el día anterior.
— ven — lo llamó V —. Ven señorito, te presento al pan quemado
El pan quemado era un niño de once años la misma edad de Jungkook, tenía el pelo rizado, que le caía hasta los hombros. La mitad de su rostro desaparecía debajo de una cicatriz enorme que se extendía hasta su cuello y era el recuerdo de un accidente mientras se ganaba la vida haciendo malabares con antorchas encendidas.
Jungkook se acercó al pan quemado, que se había puesto de pie, dudando entre exterder la mano para saludarlo o no. El niño volteó el rostro y enseñó a propósito, la mitad desfigurada. Jungkook desvío la mirada hacia el suelo y extendió la mano para estrechar la del otro muchacho.
—¿qué te pasa?, ¿buscas algo que se te ha caído al suelo? — preguntó irónico el pan quemado
— no lo molestes, ya te dije que es nuevo y no sabe nada — explicó V.
—aquí se ve de frente, a los ojos de las personas —insistió el pan quemado, aunque el mismo solo tenía uno que brillaba por el reflejo de la fogata.
Jungkook tuvo que hacer un esfuerzo para mirarlo de frente y apretó la mano del niño con fuerza. V caminó hacia uno de los buses.
Jungkook se sentó junto a la fogata del lado donde había menos humo y se tapó la boca para toser. El otro chico se sentó frente a él y avivó el fuego con unos papeles. Llamas azules y naranjas; salieron juguetonas.
El castañito regresó con dos platos y se sentó junto a los muchachos. Sacó un pequeño tarro de plástico de una funda de papel y la destapó. Eran las sobras de un restaurante chino que V recogía los lunes, como aquel, porque esos días quedaban los desperdicios de los fines de semana.
Ese día Jungkook se había olvidado del hambre pero en ese momento, al sentir el olor a comida, sintió que aumentaba su apetito de tal manera que las manos le temblaban a lo sostener el plato que el niño llenaba, era una mezcla de fideos, arroz, legumbres y trozos de algo que parecía carne.
Sin poder esperar, Jungkook hundió los dedos en la comida, se la llevó a la boca comiendo con ansiedad.— oye esperate, señorito — el niño lo detuvo — no comas así, se va a terminar muy rápido y, zas, te quedas con hambre — dijo el castañito mientras lo sostenía del brazo — pero Jungkook continuó comiendo con rapidez y en un segundo, su plato quedo vacío, miró con deseo el plato del castañito pero él no le ofreció nada y se puso lentamente a comer, saboreando, como lo había hecho esa mañana con el caramelo de los pasteles
Jungkook tocó su estómago. "¡que raro!", pensó, ahora que tenía comida dentro, aunque no mucha, lo sentía más vacío que cuando no había comido en todo el día. V tenía razón.
— ahora si que vas a sentir mucha hambre. ¿No ves que tu barriga succiona la comida rápidamente? — le dijo el pan quemado — al hambre hay que engañarle de a poquito en poquito — mencionó con aires de entendido, recostandose sobre los codos
El fuego había crecido y daba un agradable calor. Visiones de caldos con piezas de gallinas flotantes se colaron por si mente. Estaba pensando en el arroz decorado con huevo frito, cuando sintió que el pan quemado lo jalaba por la manga del suéter — toma, esto ayuda contra el hambre — le dijo, pasandole una bolsa arrugada de papel.
Jungkook tomó la bolsa con curiosidad. La bolsa estaba vacía. Iba a preguntar que se suponía que estaba dentro porque lo que fuera ya se había caído, cuando una risa burlona del pan quemado lo detuvo
—ah, ¿no sabes lo que es? — el pan quemado tomo la bolsa de nuevo y se la llevo a la nariz — aquí hay un poco de pegamento. Y este es el mejor porque es el de tapizar muebles — explicó — te lo pones así y... — el niño cerró su único ojo y aspiró profundamente dentro de la bolsa. Lo hizo varias veces, al abrirlo tenía una mirada extraña que asustó a Jungkook.
V lo observaba todo, se alzó de hombros. Casi había terminado su comida; recogió los últimos granos de arroz con el dedo índice y los chupo saboreandolos.
El pan quemado le pasó a Jungkook otra vez la bolsa con el pegamento, pero él se negó diciendo que tenía tos, lo que causó tanta gracia al pan quemado que se puso a reír sin control.
— no te preocupes, así se pone cuando está raro — dijo el castañito — ya se le pasará
El pan quemado se puso de pie a tararear una canción, luego empezó a dar saltos y a mover la cadera.
— le fascina la salsa —explicó V. Ambos vieron que el niño marchaba por el terreno estirando con exageración las piernas y moviendo rítmicamente los brazos y de pronto V recordó algo.
— oye, señorito — le llamó — tú no me has dicho que quieres ser de grande y yo si te lo dije. Por ejemplo — y señaló con la barbilla al pan quemado, que se sostenía la cabeza como si le doliera —, este dice que quiere ser militar para andar con uniforme y botas, ¿y tú...?
Jungkook le vio sorprendido. Nunca se le había ocurrido pensar que quería ser de grande. Siempre había supuesto que sería agricultor, como su papá.
Ahora le dolía pensar en el campo, en su campo. Le parecía ver el maíz moviéndose al viento, las flores moradas del terreno, pero, ¿Qué pensaba...? Para cuando fuera grande, la tierra estaría vendida a otros y él ya no tendía nada. Entonces... ¿qué le gustaría ser?, se acordó de su escuela. Era pequeña y quedaba junto a la iglesia, en la plaza principal. El profesor venía aveces de mal humor, pero cuando se encontraba bien era chistoso y hasta los hacía reír con sus imitaciones del presidente del país.
—no sé, quizá me gustaría ser... — pero no pudo terminar la frase porque fue interrumpido por la llegada de los otros niños que se refugiaban allí.
Duraznitos muchísimas gracias por votar y comentar en mis historias, de verdad me siento muy bien cuando lo hace.
Espero que les haya gustado y no olviden cuidarse muy bien. No salgan de su casita si no es necesario
Pd: si quiere pueden pasar por mi perfil tal vez les puede interesar algo, de antemano les agradezco
Amense y cuiden de su salud
Les amo♡
"cambio y fuera" <3
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Lágrimas de Ángeles «KOOKTAE»
Ficção Geralalguna vez te has preguntado ¿cómo viven los niños de la calle? ¿que si se pueden enamorar? ¿que peligros corren afuera? ADAPTACIÓN Creditos a Edna Iturralde Agosto 2019