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Sentado sobre las gradas de piedra, entre lo muros de paredes gruesas, Jungkook recordó los acontecimientos del día anterior.

Las luces de neón se habían apagado y pronto la luz temprana de esa mañana brumosa y fría comenzó a reinar, todo parecía más bien un sueño. Jungkook se preguntó si en realidad el castañito volvería a buscarle, se frotó las manos y se las llevó a la boca para calentarla con su aliento. No podía moverse de ese lugar porque el niño podria llegar en cualquier momento, puesto que no habían acordado una hora fija.

Todavía no había tenido tiempo para pensar y tomar una decisión de quedarse en la ciudad o volver donde su tía. Sabia que era importante decirle pronto, porque con seguridad era lo primero que V preguntaría esa mañana. Justo en es momento el castañito pasó a su lado

—¡hey! ¿De dónde sales? — se sorprendió el pelinegro

—de aquí mismo señorito — contestó fanfarrón V — ni cuenta te diste de que me acercaba. Ah es que esa táctica la aprendí del pan quemado, que puede meterse y andar en cualquier lado si que nadie se de cuenta.

—¡el pan quemado! — Jungkook se rió. Sería otro de los amigos del castañito que tenía esos apodos tan extraños.

El castañito se sentó a su lado y abrió una funda de papel, de su interior extrajo unos pastelitos aplastados, decorados con glaseado rosa y bolitas de caramelos de colores.

—toma, me los dieron en una cafeteria. Tienen como dos días y por eso están un poco duros pero son ricos, si masticas las bolita con los dientes de adelante así... —y mordió los caramelos —, se sienten más dulce y suena chistoso, escucha.

Jungkook no sólo escucho, sino que miró fascinado los dientes menudos del castañito pintarse de color al triturar los pequeños trozos de caramelos.

—¿sabes de dónde vienen las bolitas de dulce? — preguntó V sin mirarle

—de las fábricas de dulces —contestó Jungkook

—pues, te equivocas. Eso no es así —repuso el castañito, aún sin verlo mientras continuaba masticando.

—entonces dime, ¿de dónde vienen? —Jungkook no estaba seguro si V le estaba jugando una broma o tal vez no, pero por ser de la ciudad, sabía más de lo que Jungkook conocía.

El niño suspiró, puso sobre sus rodillas el pedazo de pastel que aún le quedaba, se limpió un poco su pantalón y dijo con seriedad — cuando los ángeles lloran; sus lágrimas son bolita de caramelo, pero no la de los ángeles grandes sino las de los más chiquitito que lloran en la noche cuando las panaderías trabajan. Como hace calor ahí dentro, por esos hornos tan grandes que tienen, los panaderos dejan las ventanas abiertas y el viento trae las lágrimas de ángeles que caen sobre los pasteles como estos que estamos comiendo ahora

¿lágrimas de ángeles? — preguntó Jungkook perplejo

—Sí. Señorito, no ves que por eso son tan dulces —insistió

—¡seguro! —se burló el pelinegro

—si es cierto. ¿y a que no sabes quienes son los ángeles chiquititos? —Jungkook ni siquiera contestó — son los bebés recién nacidos abandonados por sus padres..

—los padres no abandonan a sus hijos cuando son bebés — protestó Jungkook

— claro que si —aseguró V — yo se de uno que dejaron en el lote vacío, y cuando lo encontraron ya estaba convertido en ángel.

Jungkook iba a preguntar algo más acerca del extraño caso de los ángeles chiquitos, cuando V de puso de un salto señalando un avión y dijo algo incomprensible con la boca llena, Jungkook le vio intrigado. Jamás había conocido a alguien como el castañito, que podia cambiar de tema en un segundo para continuar con otro tema con el mismo entusiasmo y que podía conversar de las cosas más extrañas convirtiéndolas en cosas normales.

Lágrimas de Ángeles «KOOKTAE»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora