Llegué a Jacksonville.
Ese día estaba extrañamente soleado aunque había llovido toda la noche anterior, había humedad lo que quería decir que estaba un poco caluroso.Como había escapado de mi casa, sólo llevaba una mochila conmigo pero creo que era lo único que necesitaba.
Unos amigos me recibieron en su casa, Danielle y Víctor Fuentes.Ellos eran una pareja de 20 años. Danielle me seguía en mi canal y así había conocido a ambos. Prácticamente Víctor nunca tuvo familia y Danielle se escapó de su padre abusivo. Cuando a penas se fueron juntos, se casaron como pudieron. Y aunque vivían humildemente, decidieron acogerme.
Estaba frente a la entrada de una casa cuando la puerta se abrió y la deslumbrante Danielle me recibió con una enorme sonrisa y un cálido abrazo.
—Kellin~ —Dijo ella con un tono casi melódico— ¿Cómo estás? —Me preguntó finalmente separándose del abrazo.
—Estoy bien. Mejor ahora. —Confesé tras sonreír por aquella bienvenida— ¿Tú cómo estás? Te ves bien.
Danielle se veía espléndida. He de confesar que es la única mujer la cual me parece absolutamente hermosa aparte de su bondadosa personalidad. Ella llevaba su cabello rojizo con una larga trenza y su pálida piel contrastaba sonrosada por su vestido entallado rojo.
—Oh, muchas gracias. Tú también te ves genial. —Respondió y tomó mi brazo con gentileza— Ven, vamos a tomar algo. Víctor está ansioso por conocerte pero no llegará de su trabajo hasta las 8. —Terminó por decir y entonces ingresamos en su casa.
El pequeño departamento de Danielle y Víctor estaba compuesto por dos habitaciones y un baño. Una de esas habitaciones era la sala que estaba pegada a la cocina y yo debía dormir allí en el sofá.
Convivir con Danielle y Víctor era absolutamente agradable. Danielle era extremadamente amorosa y servicial; y Víctor era un hombre que desbordaba de alegría y bondad; pero hay un factor muy importante que Danielle no me comentó en cuanto estuve a punto de venir a vivir con ellos y es que en Jacksonville es muy difícil conseguir un empleo.
Yo pensaba conseguir un empleo a la semana de haber estado allí, pero pasando el mes aún seguía en la búsqueda y Víctor nos mantenía a ambos.
El centro de Jacksonville no era tan grande y prácticamente lo habíamos recorrido una y otra vez con Danielle. A pesar de que ambos estabamos cansados y abrumados con toda la situación, ella trataba de mantener los ánimos arriba; entonces descubrí una parte muy curiosa de ella y era la parte en la que hacía sus chistes negros a cerca de que nos iríamos a vivir debajo de un puente.
—Igual estoy preocupada. —Dijo ella finalmente. Ambos estabamos parados frente a una enorme cartelera donde publicaban ofertas de empleo, estabamos a las afueras de la ciudad por un pequeño barrio central de características humildes— La renta va a aumentar el mes que viene y si no consigo empleo, vamos a tener que mudarnos a un lugar más pequeño.
Apreté mis labios. Me sentía mal por no tener empleo aún. Quería ayudarlos como ellos lo hicieron conmigo; aunque sabía que ellos no me reclamaban nada ni me decían que era necesario que ayude… Sabía que debía hacerlo.
—Encontraremos algo. —Dije. Ella me miró y yo le sonreí queriendo compartirle algo de mi falsa confianza.
Y después me giré hacia la cartelera con varios papelitos frente a mí. En esos papelitos anunciaban ofertas de empleo y justo entre ellas vi uno interesante.
—Servicio de acompañantes te está buscando. —Dije en voz alta. Miré a mi lado y Danielle me miró extrañada y yo volví a leer— jovenes de 18 hasta 30 años, de muy buena presencia interesados comunicarse. —Agarré el papelito— ¿Qué es un servicio de acompañantes?
—Creo que es donde contratan prostitutas. —Me dijo Danielle. Se abrazó a su cartera e hizo una mueca.
—No, no puede ser si para eso están las zonas rojas. —Apretó sus labios— Quizás es de esos servicios donde contratan personas para acompañar a otras para ir a eventos. —Dije con un tono persuasivo.
Danielle lo pensó por un momento y entonces soltó un suspiro.
—Bien, llamemos para averiguar pero si es algo raro nos alejamos.—Claramente. —Dije y entonces se acerqué para agarrarla del brazo y así volvernos juntos a la casa.
Pasó un tiempo. Una semana exactamente desde que habíamos llamado y Danielle tenía razón, buscaban prostitutas…
Pronto aumentarían la renta de la cual yo no colaboraba por pagar.
Ella lo rechazó pero yo lo tomé. Tomé ese empleo.Fue bastante sencillo al principio. Los tipos arreglaban citas y uno sólo debía ir al lugar y tener un encuentro íntimo… No es demasiado traumático cuando sabes que los tipos que te contratan no durarán ni 5 minutos si se lo haces bien.
No era honesto, pero al menos tenía dinero. Pagaban bien y entonces pude pagar ayudar a pagar el siguiente mes de renta. Tan sólo trabajando los fines de semana, y me sobraba dinero.
Danielle se había sorprendido al ver que yo había conseguido empleo, obviamente les mentí. Debía hacerlo. Si preguntaban, yo trabajaba en una librería.
Fue Vic Fuentes quien descubrió mi empleo, cuando una noche de trabajo, me metieron algo en la bebida. Desperté al día siguiente en el hospital y yo estaba vestido de mujer.
Abrí mis ojos y allí estaba Víctor, sentado a un lado de mí. Lo miré extrañado y es que había despertado desorientado.
—Despertaste. —Dijo con un tono serio.
—Vic, ¿En dónde está Dany? —Le pregunté y de inmediato sostuve mi cabeza. Una horrible punzada me hizo soltar una queja.
—En una entrevista.
—¿En dónde estoy?
—En el hospital. —Respondió él.
De inmediato miré como estaba vestido. Llevaba puesto una bata de hospital y sobre una silla allí colgando se encontraba el vestido negro que había usado la noche anterior.
La vergüenza de que Víctor haya visto eso no me la voy a olvidar jamás. Sentí mi rostro arder y de repente lo miré de vuelta.—Puedo explicar esto. —Dije de inmediato.
—Ah, yo no necesito que me expliques nada. —Dijo Víctor. Estaba actuando despectivo... A veces lo hacía, pero sólo con Danielle y cuando estaba enfadado— Pero Dany va a necesitar una explicación.
—¿Vas a contarle? —Pregunté aterrado. Yo sabía que Danielle aborrecía la prostitución, se la pasaba contando las enfermedades que procedían de ese mundo.
—Tiene que saberlo. —Dijo y entonces alzó una mochila del suelo— Te traje ropa.
—Espera, no puedes decirle. —Dije de inmediato— Va a odiarme.
—Yo no le guardo secretos. —Frunció el ceño y procedió a mirarme.
—Por favor Vic. Lo hice por nosotros tres, ¿Ya viste lo mejor que estamos? Todo es por esto. —Me estaba desesperando y él sólo me miraba fijo.
—Dejá ese trabajo lo más rápido que puedas. Si es así no le voy a contar... Pero si tengo que venir de nuevo por ti, entonces vas a tener que enfrentarla.
Fue terminante en cada una de sus palabras.
Tengo una teoría con las personas que como Vic son tremendamente agradables y es que cuando se las contradice, dejan de ser agradables.
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amor enfermizo { segunda parte }
Fanfic«Kelliver» Sin terminar Sé que me he ganado un pase directo al infierno por todos mis actos. Constantemente miro la fecha de mi boleto, se aproxima mi hora. Pero antes de irme quiero que el brillo de tus ojos me ilusionen por última vez. Quiero que...