La melodía sonaba, retumbaba en mi cabeza como si hubiese sido una idea pasada, pasajera.
Yo solía tener ideas claras.
Las rocas bajo mi espalda me incaban a través de mi ropa, necesitaba moverme, irme.
Ojalá me apuñalaran.
Abrí mis ojos y me sentí flotando. A pesar de que mi cuerpo moribundo yacía inerte en la oscuridad, me sentía glorioso ante aquel sonido.
Yo puedo ser gigante.
Yo solía pasarme días componiendo. Esa música me recordaba al regalo de cumpleaños que había hecho para el diamante un año después de conocerlo.
Esa melodía originalmente duraba 30 minutos.Yo componía, yo era un músico. Él era un músico, él era mi música.
Aunque la vida y la muerte nos separe, yo debería volver a él porque sé que somos predestinados.
Tanta casualidad no era por nada.
Él es mi océano. No olvido cada uno de sus besos, el tacto de su piel.Con él tenía todo...
Conmigo tenía todo...
Juro que escucho su canto de sirena, se oye a la distancia, esa es la señal. Algo me dice que estoy cada vez más cerca.
Me levanté de suelo y me agarré mis parpados con fuerza, dolía pero ya era el tiempo de despertarme.
Estoy un paso más cerca de mi tesoro.Me levanto del suelo, el dolor no va a lograr detenerme. En cuanto menos se de cuenta, él va a tenerme para siempre y yo a él.
Somos uno, parte de su piel, parte de su carne. Lucharé con todas mis fuerzas para que mi recuerdo no se lo borre nunca nadie.Voy caminando a ciegas Kellin. Voy a ciegas pero si sigues cantando juro que en algún momento te encontraré.
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amor enfermizo { segunda parte }
Fiksi Penggemar«Kelliver» Sin terminar Sé que me he ganado un pase directo al infierno por todos mis actos. Constantemente miro la fecha de mi boleto, se aproxima mi hora. Pero antes de irme quiero que el brillo de tus ojos me ilusionen por última vez. Quiero que...