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El que se robe mis historia...
— Cierra la boca, tu voz me irrita. — La voz había salido casi de la nada, casi, porque la dirección de su procedencia era a tu espalda, Luján taladraba tu cara con sus ojos, estabas molesta por sus palabras, pero solo te giraste y hablaste un poco más bajo con tus acompañantes.
No sabias si era por sus personalidades el porqué él te trataba de esa forma, era bastante abusivo verbalmente contigo, no dudabas del porque no tenía novia, era alguien atractivo, pero no dudabas que las anteriores lo dejaran por este mismo motivo, era así con casi todo el mundo, pero por algún motivo parecía enfocarse mas en ti, de igual forma, más allá de sacarte de quicio no había llegado, sus palabras te resbalaban, preferías guardar silencio, además, no debías tolerarlo toda la vida.
— No le prestes atención, es un imbécil. — Te dijo la latina al ver tu expresión molesta, negaste con la cabeza.
— No hace falta que me lo digas, ya lo sé, afortunadamente estamos a punto de terminar y no deberé verlo mas. — Con estas palabras tu humor mejoró considerablemente, sin saber realmente, que aunque forzoso, Luján escuchó lo que dijiste, frunció el ceño, no le gustó lo que dijiste, le sentó mal en el estomago, sus entrañas se revolvieron ante el pensamiento, sabía que sentimiento era, lo sabía desde hacía mucho tiempo, pero no había puesto esfuerzo alguno en cambiar la forma en la que lo veías, pero sabía que algún día encontrarías a tu alma gemela, aquello le molestaba, conocer que no tenía ninguna posibilidad contigo le daba un sabor amargo en su garganta, quería significar algo en tu vida, aunque fuera malo, no le importaba.
— Vayan a cambiarse, les toca deporte. —
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Examinas la marca sobre tu muslo, parecía un tatuaje, sabias que era, naciste con ella después de todo, un símbolo extraño y bastante grande, siempre te preguntaste como sería tu alma gemela, si realmente serías feliz con esa persona, como sería su apariencia y personalidad, te emocionaba y asustaba a la vez, te pusiste el pantalón de deportes y caminaste al gimnasio junto al resto de tus compañeras, allí ya se encontraban los hombres jugando basquetbol, hicieron algunos ejercicios y se sentaron mientras otros volvían a jugar, simplemente hablabas con Illya sobre cualquier cosa, hasta que una de tus compañeras dijo algo.
— ¡Mires a Luján! Parece que es la marca de su alma gemela. — Por curiosidad giraste y observaste sobre su pecho aquella marca, tu corazón bajo a tu estomago, subió a tu boca y volvió a su lugar de origen, tu cuerpo se puso frio y tus manos empezaron a sudar, pasaste saliva y volviste a mirara a Illya, parpadeaste varias veces.
