¡Daddy! i want to play // kooktae +18

veintinueve: ᴛᴀᴋᴇ ᴍᴇ ᴡɪᴛʜ ʟᴏᴠᴇ

En aquel hotel se habían celebrado cientos de maravillosas fiestas desde que se abrió hacía tres años ya. Incluso famosos celebraron ahí acontecimientos únicos, pero ninguno de ellos se igualaba a la fiesta que estaba teniendo lugar aquella noche en la zona exclusiva para fiestas que había reservado el dueño del hotel.

Era como si todos los presentes se hubieran vuelto cercanos y estuvieran festejando con amigos de toda la vida. Todos reían y se divertían juntos, pero sobre todo en la zona centro donde, sentados en unos sillones con varios vasos de chupito y muchas botellas en la
mesa, estaban Taehyung, SeokJin, Yugyeom, un buen amigo y compañero de Jungkook, y Jaehyun, igualmente buen amigo y compañero de trabajo.

—¡Uno más! ¡Uno más! —gritaban todos al unísono mientras observaban a Taehyung coger un vaso de chupito y llenarlo de ginebra.

Y sin decir nada, Taehyung se bebió todo el contenido del vaso, sintiendo como después de cinco vasos más de ginebra, el alcohol ya le estaba afectando. Todos comenzaron a silbar y gritar de la emoción al ver a aquel chico de aspecto angelical convertirse en el mismísimo diablo, levándose con la botella y bebiendo de ella antes de verterle él mismo ginebra a Jaehyun en la boca.

En la barra, algo más alejado de la multitud pero con vistas perfectas a ella, se encontraba Jungkook. Sostenía un vaso a medio llenar de ron-cola y estaba apoyado sobre la barra, con una media sonrisa en su rostro. Se había alejado porque estaba algo mareado por el alcohol y todo el caos del centro no ayudaba al dolor de cabeza. La verdad es que estaba teniendo un debate mental entre si debería parar a Taehyug y no darle más alcohol o debería quedarse ahí, disfrutando de la hermosa vista del chico.

Pues aunque estaba algo borracho y hacía muchas locuras, a Jungkook le gustaba esa faceta que por el momento nunca había visto de Taehyung. Seguía siendo el mismo chico adorable del que se enamoró pero con un aura mucha más sexy y lujuriosa, y le encantaba. No sabía que lo que podia ser capaz después en la habitación, pero tenía una mínima idea por aquella noche cuando le llamó estando algo ebrio y le hizo tener un maravilloso orgasmo solamente con sus palabras.

Habían pasado solamente una par de horas desde que fueron ahí tras terminar de cenar, y eso estaba siendo sin duda el mejor cumpleaños.

—¿Tu chico se está pasando un poco no? Deberías controlar más lo que bebe —aquella fina voz llegó a sus oídos y borró su sonrisa girando hacia la chica de pelo negro, quien sonrió al hacer contacto visual.